El presidente del gobierno español y líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha logrado españolizar la campaña del 12-M y obligar al resto de partidos a orbitar a su alrededor. Desde que anunció cinco días de reflexión para decidir si dimitía o seguía, curiosamente el día antes del inicio de la campaña electoral, que su figura ha dominado la agenda política y mediática catalana. Y, superado el ecuador de la campaña, sigue en boca de unos candidatos independentistas que se han visto forzados a recalcular su hoja de ruta para el 12-M. ERC, tratando de perforar la aún más intensa polarización que han dibujado Salvador Illa y Carles Puigdemont, alertando de que votar Junts es volver a los recortes y a la corrupción de la antigua CiU, e intentando ‘pasar el rastrillo’ -una expresión pujoliana que ha recuperado a Puigdemont- entre los votantes indecisos que, como confirma el CEO, orbitan entre el PSC y ERC. Y Junts+, poniendo todo el peso del candidato a confrontar con Salvador Illa e ignorando de facto a Pere Aragonès, delegando a otros candidatos la tarea de lanzar los dardos a los republicanos. Tanto Junts como ERC juran y perjuran que no investigarán a Illa y el ataque directo que ha sufrido Carles Puigdemont por parte del presidente de UGT y candidato del PSC, Matías Carnero, ha servido para recoser, aunque sea por unas horas, el independentismo. Y el candidato del PSC descoloca a todo el mundo asegurando que está abierto a un «gobierno transversal» que incluya Junts, y ni 24 horas después, saca de la ecuación el partido de Carles Puigdemont «porque Puigdemont es bloqueo».
En este escenario, la segunda semana de campaña se focaliza mediáticamente en los pactos post-12-M. Pero yendo a una segunda capa, el independentismo continúa su guerra de hegemonías, consciente que quién quede por delante, aunque sea por un puñado de votos, tendrá el mando de las negociaciones. Tanto si hay mayoría absoluta independentista como si es Salvador Illa quien intenta ser presidente de la Generalitat, la orden dentro del bloque independentista será clave. Todo ello, aliñado con 700.000 abstencionistas independentistas que el 2021 se quedaron en casa, una bolsa de 77.000 votantes del PDeCAT que se perdieron en reparto de escaños independentistas y la aparición de dos fuerzas que también batallan por el voto estelado: A la vez y Alianza Catalana.

ERC: vender acción de Gobierno y alertar de la ‘sociovergència’
Antes de la irrupción del factor Pedro Sánchez, ERC tenía en mente una campaña que pivotaba en el lucimiento de la obra de Gobierno y en los proyectos para los próximos cuatro años. Era la vía elegida por el equipo de campaña por romper la polarización que ya se intuía entre Illa y Puigdemont. Pero la irrupción del líder del PSOE y el espanyolització forzada de la campaña ha empujado los republicanos a hacer más énfasis en las consecuencias que tendría para el país un pacto PSC-Junts, que ERC sitúa en el retorno de los recortes y la sombra de la corrupción. De hecho, en varios mítines se ha hablado de «Koldo y del 3%». Manteniendo la explicación de la obra del gobierno Aragonés, pero recordando en cada acto electoral que Salvador Isla es un delegado de Madrid y que Carles Puigdemont solo reclama el voto para su beneficio personal. Sobre Pedro Sánchez, los republicanos han denunciado que haya jugado con las emociones y la empatía de muchos catalanes hacia la gente que sufre represión o acoso del
Y si ERC amenaza de los peligros de la ‘sociovergència’, Junts señala a ERC como una pieza entusiasta de un hipotético tercer tripartito, hecho que también ha hecho reenfocar algunas intervenciones para jugar al partido de
Por lo tanto, la irrupción de Pedro Sánchez en campaña también ha endurecido el enfrentamiento entre ERC y Junts -todas las encuestas dan la victoria al PSC, y por tanto siempre según los sondeos, estaría en disputa el segundo y tercer lugar-, y los republicanos han apostado fuerte por la exhibición del fruto de «el independentismo pragmático» en la negociación con Pedro Sánchez. Los republicanos claman en cada acto electoral que ha estado gracias a su estrategia de diálogo con el Estado que se han conseguido los indultos, la reforma del Código Penal y ahora la ley de amnistía. Y varios candidatos, pero también el presidente del partido, Oriol Junqueras, han capitalizado el éxito del 1-O, y aseguran que será ERC quien consiga «el referéndum definitivo» mientras Puigdemont y Junts se miran el ombligo.

Junts+ aprovecha Sánchez para intensificar la polarización
Por su parte, la candidatura de Junts+ ha aprovechado la decisión de Pedro Sánchez de seguir a la Moncloa para polarizar todavía más la campaña y reclamar a los votantes que escojan entre el binomio socialista Sánchez-Illa o el proyecto de Carles Puigdemont, con el objetivo de captar voto útil y el voto indeciso independentista contra la candidatura socialista.
Los ataques contra lo que consideran un «artefacto de propaganda electoral» montado por Pedro Sánchez han estado constantes estos últimos días. Primero fue el secretario general del partido, Jordi Turull, que, en ausencia de Puigdemont por la muerte de su madre, reclamó una respuesta «en clave catalana» contra la maniobra de Sánchez para «hispanizar» los comicios y convertirlos en un tipo de primera vuelta entre PP-PSOE. Un argumento que también ha seguido el presidente en l exilio tras retomar su agenda de campaña: «Sabemos todos que es cosa de dos: o Illa como gobernador civil de la provincia catalanes o nosotros liderando la reanudación nacional».
Así, el candidato de Junts+ a la presidencia de la Generalitat equiparó el PSOE con el PP y advirtió que el objetivo de Sánchez e illa es «aplicar un 155 de baja intensidad» gobernando Cataluña «desde la Moncloa». En este sentido, dijo que el candidato del PSC es «el hombre de negro» del presidente español. «A Illa se le está poniendo cara de gobernador civil», remachó para dejar subrayar que si Isla es el próximo presidente de la Generalitat relegará la institución a «una sucursal» de Madrid.

Para impedir la llegada de Illa en la Generalitat, Junts está haciendo continuos llamamientos al voto útil a los independentistas que están «enfadados» y les pide un «sacrificio muy pequeño», aunque sea «a regañadientes», porque, según dicen, todos aquellos votos que no se destinen a la candidatura de Puigdemont servirán «indirectamente» para convertir al candidato socialista en presidente de la Generalitat. En este llamamiento al voto también apelan al sentimiento del 1-O para pedir una respuesta «catalana» de «urnas y votos» como la que hubo lo Primero de Octubre. Y alertan contra el voto sofisticado, una práctica que consiste en votar alguien otro para condicionar el candidato con más posibilidades, que en este caso las encuestas indican que es Carles Puigdemont, para evitar que Illa sea presidente de la Generalitat.
Además de los llamamientos al voto y a denunciar como creen que quedaría la Generalitat si ILla es presidente, la formación también ha evidenciado que no se cree la regeneración democrática que quiere impulsar lo PSOE porque consideran que en estos 40 años de democracia, los socialistas también han sido los «autores materiales», o «colaboradores necesarios» para construir una democracia de «cartón piedra» y, entre otros ejemplos, ha recordado los GAL, el 155, los golpes de porra de la policía del 1-O, o el hecho que todavía es la formación donde militan históricos como Felipe González o Alfonso Guerra.
El ataque de un candidato del PSC a Puigdemont recose el independentismo
Sin quererlo, el PSC ha recosido, ni que sea por unas horas, el independentismo. El ataque directo a Carles Puigdemont y la burla al sufrimiento del exilio, y la la falta de respecto a la institución de la Generalitat, por parte de un miembro de la lista de Salvador Illa, que también es presidente del sindicato UGT, ha desencadenado una oleada de reacciones de apoyo de ERC al candidato independentista, después de unos días en que tanto ERC como Junts han cargado recíprocamente. El sindicalista ha dicho en un acto del PSC que Carles Puigdemont “llorado marchó en un maletero, no sé si cagado y meado”, como réplica a las palabras de Puigdemont dirigidas hacia Pedro Sánchez, cuando dijo que “a la política se va llorado”.
El mismo Puigdemont, que ha recibido el apoyo de los dirigentes de su partido, ha cargado contra Carnero para usar «mentiras de la caverna» por intantar «deshumanizarlo», y ha hecho un llamamiento a “establecer una línea de defensa y construir un muro contra Salvador Isla el próximo 12-M. Por otro lado, Pere Aragonès, que ha equiparado Isla con Arrimadas, Joan Tardà y Dolors Bassa, exsecretaria general del sindicato en las comarcas gerundenses, han condenado las palabras de Matías Carnero. La ex consejera se mostró muy contundente contra la «falta de respeto, no solo al MHP Carles Puigdemont sino a la UGT de Cataluña y a la ciudadanía que el 2017 trabajamos por un país mejor”. Y, en medio de todas estas reacciones de apoyo al presidente en el exilio, Salvador Illa ha delegado en la jefa de campaña, Lluïsa Moret, la tarea de pedir «disculpas» a quienes «se haya sentido ofendido».
Sea como fuere, el efecto real de la españolización de la campaña del 12-M no se conocerá hasta la noche electoral. Será entonces cuando se sabrá si tanto el PSC como el independentismo, pero también la derecha, la extrema derecha y el resto de fuerzas, han conseguido «pasar el rastrillo» con sus argumentos entre los 1,5 millones de catalanes que votaron a las elecciones del 155 el 2017, pero que se abstuvieron el 2021. Los partidos son conscientes que el grosor de indecisos y de abstencionistas es tan elevado que la partida está más abierta que nunca. Y no conviene cerrar demasiadas puertas.