El anuncio de Carles Puigdemont, cabeza de lista de la candidatura Junts+Puigdemont per Catalunya para las elecciones en el Parlamento del 12 de mayo, que volverá a Cataluña el día del pleno de investidura aunque no cuente con una mayoría parlamentaria suficiente para ser investido presidente de la Generalitat ha sacudido el tablero político en plena precampaña. Esquerra y PSC, los otros rivales que aspiran a renovar o acceder respectivamente a la presidencia de la Generalitat, se han apresurado a rebajar la candidatura de Puigdemont a un proyecto que se basa solo en su «restitución personal» al frente de la Generalitat después de seis años y medio de exilio. Otras formaciones políticas han subrayado la idea que el presidente en el exilio dejará la política si no es investido, un hecho que dependerá de los resultados electorales y de las mayorías surgidas de las elecciones.

El anuncio Puigdemont va más allá de lo que dijo en la conferencia de Elna (Cataluña Norte) cuando aceptó el guante de Junts per Catalunya para presentarse a las elecciones en el Parlamento. En aquel momento afirmó que volvería a Cataluña si después de los comicios era capaz de articular una mayoría parlamentaria para ser investido. Este martes, en una entrevista en RAC 1, ha dejado claro que su retorno se producirá el día del debate de investidura, tanto si es para ser investido presidente como si no. El objetivo, y él mismo lo ha dejado claro, es ganar, pero si no se dan las condiciones servirá para poner punto final, ya con la amnistía aprobada, a «una presidencia que fue ilegalmente destituida”. “Se cierra una etapa personal y política. Se cierra la etapa del exilio y se acaba el grosor de la represión”, ha remarcado.

La réplica del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, no se ha hecho esperar. El candidato de ERC ha dicho que las elecciones del próximo 12 de mayo van o de poner la Generalitat «al servicio de la Moncloa o al servicio de un proyecto solo de restitución personal«, en referencia a Salvador Illa y Carles Puigdemont respectivamente, o de decantarse por su candidatura que quiere continuar trabajando para el fin del conflicto político con el estado español con un referéndum de autodeterminación o para impulsar el catalán, entre otras cosas. Así mismo, y a pesar de que Aragonés siempre se ha mostrado dispuesto a recibirlo en Palau si Puigdemont volvía a Cataluña, el Gobierno catalán ya ha marcado ahora distancias con esta posibilidad, porque el presidente en el exilio actualmente también es el candidato de Junts. Sin aclarar si Aragonés, que ya estará en funciones, recibirá Puigdemont el día de su retorno, la portavoz del Gobierno, Patrícia Plaja, ha señalado que el «deseo» del presidente no ha cambiado, pero que hay que ser conscientes de que ahora «ya no estamos hablando solo del presidente Puigdemont como el presidente que tuvo que marcharse de Cataluña fruto de la represión».

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el presidente del Consell por la República y eurodiputado, Carles Puigdemont, estrechan la mano durante un encuentro en el Parlamento Europeo / ACN
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el presidente del Consell por la República y eurodiputado, Carles Puigdemont, estrechan la mano durante un encuentro en el Parlamento Europeo / ACN

ERC y Junts, obligados a entenderse a pesar de los reproches que marcarán la precampaña y la campaña

Otra cosa que ha quedado clara este martes es que el independentismo está obligado a rehacer la unidad estratégica y que esto implica que ERC y Junts, Junts y ERC, rehagan los puentes de comunicación después de la campaña. Así lo ha verbalizado el mismo candidato de Junts+, que se presenta con la voluntad de reconstruirla para culminar el camino que empezó el 2017 con el referéndum del 1 de octubre. Un deseo compartido por Pere Aragonès, que reconoce que habrá que tender puentes. Todo y estas declaraciones de buenas intenciones, reconstruir las confianzas no será fácil. Hay heridas abiertas a raíz del Proceso, las diferentes estrategias antirrepresivas y políticas y los reproches constantes que han enfriado mucho la comunicación. De hecho, el mismo Puigdemont ha reconocido que hace «bastante» tiempo que no tiene ningún tipo de contacto con el presidente de ERC, Oriol Junqueras, y que con Marta Rovira, secretaria general del partido y exiliada, como él, solo ha intercambiado algún mensaje desde el 2020.

Este intento de rehacer puentes será imposible durante la precampaña y la campaña, donde los reproches entre unos y otros ya son y serán una constante en esta lucha que mantienen las dos formaciones por la hegemonía del independentismo. “Evidentemente que ahora estamos en un contexto de precampaña electoral, y no es lo más favorable para reconstruir las confianzas”, ha destacado Aragonés este martes. Una prueba de esto se produjo el pasado sábado a Elna, cuando Puigdemont defendió la salida de Junts del Gobierno y acusó a Aragonés de malograr la mayoría independentista. Hoy mismo, durante la entrevista, Puigdemont ha despreciado la propuesta de cara a cara que le hizo llegar Aragonés a través de los medios de comunicación, porque «normalmente a los presidentes de la Generalitat los proponen los frente a frente, no va a la inversa, no son ellos los que lo proponen». Aun así, el cabeza de lista de Junts+ ha insistido que no hay que hacer debates entre independentistas, sino que tienen que trabajar «codo con codo».

Pero Esquerra tampoco pierde ninguna oportunidad y el presidente de la Generalitat ha contraatacado a los juntaires recordando que la pasada legislatura los únicos que apostaban por la negociación con el estado español eran los republicanos y que la formación de Puigdemont consideraba que el que estaba haciendo Esquerra Republicana era «traicionar el país». «Cuándo han tenido la oportunidad de tener un papel en la negociación, han cambiado el criterio», ha criticado el cabeza de lista republicano sobre el papel que ha adoptado Junts tras las elecciones españolas del pasado mes de julio. La vicepresidenta del Gobierno, Laura Vilagrà, también se ha sumado a las críticas y ha cargado contra Puigdemont y su proyecto porque rechaza el cara a cara con Aragonés: «Quien no quiera debatir es probablemente porque no tiene propuestas para poner sobre la mesa».

El primer secretario y candidato socialista, Salvador Isla, durante el congreso del PSC / EP

El PSC carga contra el proyecto «personalista» de Puigdemont y los comunes muestran indiferencia

Lo PSC tampoco ha querido dejar pasar la oportunidad de replicar Puigdemont y ha dicho que el 130.º presidente de la Generalitat es pantalla pasada y que Cataluña «ya ha superado la etapa de los personalismos y de las propuestas personalistas». Así se ha expresado la viceprimera secretaria del PSC, Lluïsa Moret, después del anuncio de Puigdemont y también ha aprovechado la ocasión para cuestionar su proyecto, puesto que, a parecer suyo, Cataluña necesita «proyectos sólidos y colectivos» que pongan en el centro los intereses de la mayoría de los catalanes. Por otro lado, no ha querido entrar a valorar posibles escenarios de pactos después de que Puigdemont ha avisado los socialistas catalanes que asuman las consecuencias que pueda haber si reeditan en Cataluña el pacto que hicieron en Barcelona para arrebatar la alcaldía a Xavier Trias después de las elecciones municipales.

Los comunes, por su parte, han recibido con indiferencia el anuncio de Puigdemont. Consciente que no es su rival a las urnas, la portavoz adjunta de Sumar, Aina Vidal, ha dicho que la decisión que ruegue el candidato de Junts+ «es una decisión suya» y en rueda de prensa ha evitado hacer ninguna valoración más sobre las palabras del presidente en el exilio. «Desde Compromís somos muy respetuosos con el proceso electoral en Cataluña, que Puigdemont haga el que tenga que hacer. Será la ciudadanía de Cataluña la que decida si quiere que Puigdemont sea presidente o no», ha apuntado su homóloga al grupo plurinacional y diputada de Compromís, Águeda Micó.

La derecha y la extrema derecha montan en cólera

El anuncio de Puigdemont también ha tenido respuesta por parte de la derecha y la extrema derecha, que han montado en cólera. Ambas formaciones han dado una respuesta similar, pero con algunos matices, porque el PP no ha querido pronunciarse sobre la posible retirada de la política alegante que hacerlo sería «ayudarlo a hacer campaña», mientras que Vox ha celebrado que el candidato de Juntos deje la política si no es presidente y lo ha calificado de buena noticia. Aun así, los dos partidos, ignorando por completo la ley de amnistía aprobada por el Congreso y que ahora está en el Senado, creen que Puigdemont tiene que comparecer ante la justicia. Así se ha expresado el portavoz parlamentario del Grupo Popular en el Congreso, Miguel Tellado, que ha dicho que el que Puigdemont tiene que hacer es comparecer ante la Justicia por «rendir cuentas» y «asumir las consecuencias de sus actos». Por otro lado, la cabeza de lista del PP, Alejandro Fernández, ha dicho que todo ello es «es cómo de Barrio Sésamo» y, igual que ha hecho su compañero de partido, ha evitado pronunciarse sobre el anuncio de hoy que, según él, forma parte de la «vida y milagros» de Puigdemont.

El portavoz del PP en el congreso, Miguel Tellado / Carlos Luján - Europa Press
El portavoz del PP en el congreso, Miguel Tellado / Carlos Luján – Europa Press

Por otro lado, el portavoz de Vox en el Parlamento y número 3 del partido el 12-M, Joan Garriga, ha dicho que quieren que Puigdemont «no tenga privilegios sobre los otros y si tiene un tema judicial pendiente que se presente» y por eso, a parecer suyo, el que tiene que hacer es «atravesar la frontera, ponerse a disposición de la justicia como todo hijo de vecino y evitar seguir teniendo privilegios y tomar el pelo a los catalanes». «No tiene que estar en los debates, tiene que estar en la prisión», ha concluido ignorando por completo la ley de amnistía o confiando que las trabas que ponen los jueces funcionen e impidan, incluso, que se puedan levantar las medidas cautelares -detención, intentos de registro y entrada a prisión- en el supuesto de que el Supremo recorra la ley ante el Tribunal Constitucional.

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