El pacto entre el PSC, los comunes y el PP que este sábado hizo alcalde de Barcelona al socialista Jaume Collboni, a expensas del que fue el candidato más votado, el juntarie Xavier Trias, puede tener consecuencias en una de las principales instituciones del país: la deseada Diputación de Barcelona. Una entidad que permite la colocación de cuadros, sobre todo territoriales, y el reparto de dinero público en centenares de municipios.

En plena recta final de la precampaña para las elecciones del 23-J, el acuerdo a tres del Ayuntamiento de Barcelona se podría repetir el próximo 15 de julio, cuando está previsto que se constituya el pleno de la Diputación. La mayoría de PSC, comunes y populares harían factible calcar el acuerdo para poner a un socialista al frente del codiciado ente supramunicipal y mantener la misma composición que en el consistorio barcelonés. Una posibilidad que coge cuerpo si se tienen en cuenta tres circunstancias: la campaña electoral, la crítica de ERC a cuatro años de sociovergencia en la institución y los dos pactos de los republicanos en Tarragona y Lleida con el PSC. De hecho, el secretario general de Junts, Jordi Turull, alertaba esta mañana en el Consejo Nacional que había que ser cuidadosos antes de tomar, en plena campaña por el 23-J, decisiones que su electorado podría no entender. Una percepción que se repite en los republicanos.

Las sumas posibles

Los resultados del 28-M dejaron al PSC con 18 diputados provinciales, Junts con 11, ERC con 11, los comunes con 5, el PP con 4, y Tot x Terrassa y Vox con uno cada uno. Por lo tanto, hay tres sudokus posibles: la suma de PSC y Junts, la combinación PSC y ERC y la nueva fórmula de PSC más comunes y PP. Una posibilidad que, después del plenario de este sábado en Barcelona, coge toda la fuerza. La unidad independentista, en cambio, no sumaría –ni con el apoyo de Tot x Terrassa, donde el alcalde, Jordi Ballart, ha pactado con ERC y Junts– si el frente antiindependentista se vuelve a activar.

Ferran Mascarell (Juntos), Carmela Fortuny (Juntos) y Nuria Marín (PSC) después del pleno del cartipàs a la Diputación / Europa Press

La posibilidad que Junts pacte con el PSC por ahora no es factible. Turull advertía este domingo a sus cuadros que ahora hay que tener cuidado con los pactos, porque Junts se siente con posibilidades de mejorar resultados en el Congreso ante su adversario independentista, ERC. Por lo tanto, dejaba entrever que una sociovergencia como la de los últimos cuatro años podría tener consecuencias electorales, a pesar de que era una posibilidad que se había espoleado después de que los republicanos pactaran con el PSC en la Diputación de Lleida y en la de Tarragona. Estos acuerdos han hecho enfadar a cuadros territoriales con la dirección nacional juntaire por no haber conseguido pactar con ERC –como quería Turull– y haber perdido pactos locales con los socialistas en el intento.

Muchas dudas y pocas soluciones que contenten a todo el mundo

Por su parte, en ERC hay movimientos del sector más izquierdoso que atribuyen al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, que el partido haya vuelto a quedar fuera del gobierno del Ayuntamiento de Barcelona por haber querido pactar con Trias y no con Collboni y Colau. Pero tiene difícil sustentar un acuerdo como el de Lleida y Tarragona. “Hemos estado cuatro años criticando la sociovergencia en la Diputación de Barcelona”, admiten. Un contexto que después del acuerdo de los comunes, populares y PSC en Barcelona haría incómodo un pacto de socialistas y republicanos.

Ahora, fuentes de las dos formaciones, expresan cautela y alertan que hay que pasar “el luto” de Barcelona para tomar decisiones ante el dilema entre proteger los intereses electorales y lograr poder territorial y municipal con capacidad para dar trabajo a muchos cargos y destinar dinero público para el entramado local. Todavía quedan tres semanas y viene una dura campaña electoral. De momento, todo está envenenado.

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