Las mayorías absolutas monocolores en los ayuntamientos se han ido reduciendo con los años, pero no son ningún perro verde en Cataluña. De hecho, 12 de las 42 capitales de comarca que hay están gobernadas por un partido que obtuvo una mayoría absoluta en mayo del 2019: 7 del espacio postconvergente, 4 de ERC y una del PSC. Además, también hay varios casos al cinturón rojo metropolitano –a pesar de que son menos que años atrás–, donde el PSC gobierna desde hace muchos años con mayoría absoluta o, como mucho, la ha perdido solo puntualmente. Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet, Sant Boi, Esplugues, Sant Joan Despí y Cornellà son ejemplos de ello.

Todos hemos oído alguna vez que alguien decía que votaría «lo de siempre«. ¿Qué significa la expresión «lo de siempre«? ¿Buena gestión, carisma o simplemente conformismo y carencia de rivalidad? Según varios politólogos, un poco de todo. El politólogo y exdirector del CEO Jordi Argelaguet utiliza una expresión clave: «Vale más loco conocido que sabio para conocer». Esto implica la importancia de la notoriedad del alcalde o alcaldable y su experiencia. «En las mayorías absolutas es muy importante el papel del candidato», asegura Argelaguet, quien cree que hay tiene importancia el «carisma» del alcalde.

La alcaldesa de l'Hospitalet de Llobregat, Nuria Marín
La alcaldesa de l’Hospitalet de Llobregat, Nuria Marín

¿Dónde se juega la batalla de las municipales?

Así mismo, Argelaguet cree que «las cosas que pasan fuera del ayuntamiento no influyen». «Las municipales se juegan en términos locales«, explica el exdirector del CEO. «Si las cosas funcionan, ¿por qué cambiarlas?», se pregunta haciendo referencia el marco mental de los votantes a candidatos de mayorías absolutas.

También destaca la importancia de la estructura social de la ciudad y su núcleo y pose de ejemplo el contraste de Sabadell y Terrassa con Santa Coloma de Gramenet. Las dos cocapitales del Vallès Occidental ya no tienen alcaldes de mayoría absoluta y, en cambio, la ciudad del Barcelonés norte, sí. «Santa Coloma era pequeño y ha ido creciendo, mientras que Sabadell y Terrassa ya tenían un núcleo duro», explica el politólogo, quien también resalta la importancia de si son ciudades dormitorio, o no, así como las segundas residencias o el incremento o disminución del censo. Todos estos factores intervienen.

La importancia de la identidad nacional y el «desvío» de Martorell

Aun así, el politólogo de la UOC Marc Guinjoan también destaca el elemento de la identidad nacional y pone como ejemplo el cinturón rojo del área metropolitana de Barcelona en contraste con Vic y Olot. «Se vota también con el sentimiento de la identidad», explica, haciendo referencia al hecho de que las ciudades y pueblos del interior tienen un sentimiento nacionalista catalán más arraigado, mientras que en el Baix Llobregat –incluido Hospitalet, a pesar de que administrativamente pertenece al Barcelonès– hay feudos socialistas.

Sin embargo, hay una población que rompe todos los esquemas: Martorell. Tiene 30.000 habitantes y está situada en medio del cinturón socialista, pero es un feudo convergente. Desde que se hicieron las primeras elecciones municipales del restablecimiento de la democracia, en 1979, el PSC solo ha gobernado 12 años, a pesar de que en las elecciones en el Parlamento catalán normalmente gana.

Mientras que el actual alcalde, Xavier Fonollosa, de Junts, obtuvo una mayoría absoluta de 12 concejales de los 21 que tiene el consistorio, en las últimas elecciones en el Parlamento, las del 14-F, el PSC ganó con un 30,13% de los votos, y Junts quedó como tercera fuerza, con solo un 12,28% de los sufragios. «Martorell tiene un comportamiento bastante curioso de desvío de voto», admite Guinjoan.

La alcaldesa de Vic y diputada en el Parlamento, Anna Erre / ACN
La alcaldesa de Vic y diputada en el Parlamento, Anna Erre / ACN

Las dos caras de gobernar: desgaste o plus

Que un alcalde se vuelva a presentar y pierda pasa poco. Sí que es más fácil que pierda la mayoría absoluta. Marc Guinjoan alerta de que gobernar también «desgasta», y un ejemplo de ello lo encontramos a Igualada. Mientras que en 2015 el espacio postconvergente, liderado por Marc Castells, obtuvo 11 concejales, en 2019 perdió dos, y así dijo adiós a la mayoría absoluta. También está el caso de los socialistas en Hospitalet de Llobregat: en 2011 los de Nuria Marín obtuvieron hasta 17 concejales, pero en 2015 cayeron hasta los 11, a pesar de que en 2019 remontaron hasta los 14, el mínimo para recuperar la mayoría absoluta que ahora tiene y aspira a revalidar.

Así mismo, el politólogo también alerta de que si un «candidato muy carismático se va, el factor personal ya no está», y la mayoría absoluta que tenía peligra. En las elecciones del mes que viene esto pasará en Vic, donde Anna Erra (Junts) gobierna la capital de Osona con 11 concejales, y en Puigcerdá, donde Albert Piñeira (también de Junts), gobierna la capital de la Cerdaña con 9 de los 13 concejales del consistorio.

La otra cara de la moneda del desgaste es el «plus de visibilidad» que destaca el politólogo de la UPF Toni Rodon. «El voto de la gente es más estable de lo que creemos», explica el politólogo. Pero «muy a menudo las ideologías de los partidos se diluyen» en las municipales, y entonces surgen casos como el de Martorell o el de Badalona –donde Xavier García Albiol obtiene muy buenos resultados, aunque nunca haya conseguido la mayoría absoluta. En estas dos ciudades, el voto de las elecciones para el Parlamento catalán o para el Congreso se «desvía» claramente cuando toca escoger alcalde. «El factor local se impone», explica. Aun así, Rodon todavía opina que en las elecciones municipales la ciudadanía «piensa poco en su pueblo» antes de votar.

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