Josep Maria Vallès (Barcelona, 1967) dejó de lado su profesión de periodista para unirse en 2019 a la lista de Junts per Sant Cugat, que entonces lideraba la exalcaldesa Carmela Fortuny. Llegó a la alcaldía en 2023 tras ganar las elecciones del 28 de mayo de ese año. Aunque podía gobernar en minoría –con 9 concejales, se quedó a 4 de la mayoría absoluta, pero a mucha distancia del segundo, ERC, con solo 4 asientos–, apostó por un pacto con Esquerra para dar «estabilidad» a este municipio del Vallès conocido, entre otras cosas, por la joya del románico que es el monasterio. Es uno de los dos únicos alcaldes independentistas de Cataluña en poblaciones que rozan o superan los 100.000 habitantes. El otro es el cupaire Lluc Salellas, de Girona, cuya entrevista con motivo del ecuador del mandato podréis leer mañana.
Vallès ya tiene claro que quiere repetir como candidato del partido de Carles Puigdemont en 2027, para intentar ser reelegido alcalde. Si lo consigue, podrá llevar adelante un proyecto de ciudad de ocho años, pero estos dos primeros le han servido para poner orden en las cuentas del consistorio, que arrastraba una deuda acumulada de 32 millones de euros entre 2022 y 2023, y cerrar 2024 con un superávit de 2 millones. Defiende que con las arcas municipales saneadas, es hora de acometer algunos cambios y de presentar proyectos como la construcción de 3.000 viviendas que, según subraya, representaría el 6% de las 50.000 que ha prometido el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, al cual no ahorra críticas pero dice que se reunirá con él pronto para abordar esta cuestión, que ya ha presentado al Govern. Habla de ello en esta entrevista con El Món, donde también aborda el papel del mundo municipal en clave nacional, como herramienta para relanzar el movimiento independentista de cara a las próximas elecciones municipales. Y lamenta que Junts y Esquerra «se miran el uno al otro bastante mal a escala nacional».
Llega a la mitad del mandato. ¿Qué valoración hace del funcionamiento del gobierno de coalición con ERC?
Es que es la primera vez que gobierno, y la primera vez que gobierno en coalición, y con Esquerra, y la verdad es que la afinidad es máxima. Yo siempre hablo del gobierno de la ciudad, no del gobierno de Junts y de Esquerra. Trabajamos como un gobierno. Somos 13 concejales que nos reunimos cada semana, y que debatimos sobre todas las áreas del Ayuntamiento. Todos somos responsables de toda la acción de gobierno.
Entonces, ¿no hay dos áreas separadas y cada uno gestiona sus carteras?
Hombre, los concejales están repartidos por áreas, pero cuando debatimos y hablamos, hablamos de todo. Los de Esquerra pueden hablar de las áreas que lleva Junts, y a la inversa. Y todos hacen propuestas.
¿Por ejemplo?
El otro día les pedí que de cada concejalía, de todas, me enviaran lo que consideraban que estará acabado en abril de 2027.
Justo antes de las elecciones.
Pero eso lo quiero saber ahora. No una carta a los Reyes, sino lo que realmente estará acabado. Y con estas propuestas, o acciones, que creen que estarán hechas, lo que haré es priorizar. Pero priorizar sobre todo en las áreas de gobierno. Insisto, gobierno. No de Junts y Esquerra.
Hablaba de la carta a los Reyes. ¿Tiene intención de volver a presentarse?
Tengo intención de volver a presentarme.

¿El suyo es un proyecto a largo plazo?
Mi intención era hacer primero un mandato, pero cuando llevaba poco tiempo ya tomé la decisión de presentarme a un segundo mandato. Creo que dos mandatos son para poder ver y terminar de hacer todo aquello que hemos sembrado.
¿Aspira a una actividad política más allá de Sant Cugat?
No, no. Y siempre lo he dicho. De hecho, tuve la oportunidad, en las últimas elecciones al Parlamento, de ir en la lista de Junts, y le comuniqué al secretario general del partido que mi dedicación era exclusivamente Sant Cugat.
Durante estos dos años de mandato ha reducido una deuda cercana a los 32 millones de euros y ha pasado a un superávit de 2 millones. ¿Cómo lo ha hecho?
Teníamos un déficit acumulado entre 2022 y 2023 de 32 millones de euros y, al final, con un año, este pasado marzo, realizamos la liquidación del presupuesto e Intervención nos dio la buena noticia de que habíamos superado este déficit. Al final, es buena gestión, pero también hemos hecho ajustes, como haríamos en el ámbito doméstico. No podemos estirar más el brazo que la manga. Por tanto, ha sido un año de contención. Sí que hemos sembrado, planificado y hemos comenzado a proyectar muchas cosas para poder llevar a cabo durante el resto del mandato, pero era necesario sufrir un año para no sufrir durante los cuatro siguientes. Ya estará resuelto este tema, y ahora podemos comenzar a hacer inversiones, hacer el plan de aceras, podemos hacer muchísimas cosas.
¿Dónde se ha aplicado esta contención?
Se han hecho ajustes en todas las áreas, y las esenciales se han tocado lo mínimo posible. Sant Cugat es una ciudad muy activa, tanto en el ámbito cultural como en el deportivo y económico, y se realizan muchísimas actividades, sociales y culturales sobre todo, que también dependen de la logística, de las horas de los trabajadores del Ayuntamiento, de las ayudas municipales. No son actividades obligatorias para un ayuntamiento, pero el de Sant Cugat ha apoyado desde siempre. Y hemos tenido que ajustar muchísimas cosas.
El PSC no acaba de ver claro cómo se ha revertido el déficit en un año.
Al PSC le digo que hablen con el interventor. No es que el equipo de gobierno diga que ya lo ha resuelto, no lo decimos nosotros, lo dice Intervención, que es funcionario un habilitado del Estado. Si tiene dudas de los habilitados del Estado, pues que se lo haga mirar.
¿Y la mejora de la salud de las arcas del consistorio se traducirá en la calle?
Se traducirá en muchísimas cosas. Ahora comentaba el plan de aceras. La ciudad de Sant Cugat es un municipio muy amplio. Si comparamos con Barcelona, tenemos la mitad de término municipal que Barcelona. Sí que tenemos una parte de Collserola, pero imagínate los metros o kilómetros lineales que tenemos de aceras. No estamos hablando solo del centro de Sant Cugat, sino que está la Floresta, Mira-sol, las Planas, Valldoreix, Volpelleres, Can Mates, que son barrios que han ido creciendo de diferentes distritos de la ciudad. Y hace años que, sinceramente, no se hace un mantenimiento importante de las aceras. Del espacio público, porque no son solo las aceras, también es la calzada. Pues este año ya empezamos a invertir 3 millones y medio de euros, que pueden parecer mucho dinero y lo son, pero serían necesarios muchos más, pero eso lo continuaremos ampliando los próximos años. La idea es invertir 20 millones en cinco años para hacer el espacio público porque si paseas por Sant Cugat, realmente, las aceras están fatales y, al final, todos caminamos, y algunos van en silla de ruedas o con bastón. Por tanto, es importante.
¿Hay algún otro tema que le preocupe especialmente?
Otro tema que hemos podido llevar adelante es la limpieza, y esto lo planificamos desde el primer día de mandato, porque teníamos un servicio de limpieza de la ciudad, espacio público y recogida de basuras que llevaba ya cinco años prorrogado. Por tanto, tenemos un servicio, desafortunadamente, que era para una ciudad de unos 70.000 habitantes, tal vez, cuando ahora ya somos 98.800. En consecuencia, tenemos muchos contenedores que están rotos, que no funcionan. Y es el tema que la gente más me comenta, limpieza y contenedores. Y ya convocamos el concurso, ya está adjudicado, y cambiaremos los 3.000 contenedores de la ciudad después del verano. Se cambian todos, serán nuevos. Además, comenzarán a entrar los nuevos vehículos y más vehículos de limpieza de la ciudad. Esto sería una de las cosas importantes.
Las instalaciones deportivas siempre han sido también un tema central en Sant Cugat.
Sí, y aquí hay otro déficit que tiene la ciudad, porque desde 2017 no se hacía ningún nuevo equipamiento deportivo, y la ciudad ha ido creciendo. Hay muchos jóvenes, porque la ciudad tiene una media de edad de 40 años y, por tanto, hay muchos adolescentes, muchos chicos y chicas que practican deporte. Esto significa que se nos quedan pequeñas las instalaciones, y ya está en marcha el proceso de licitación. Veremos en este mismo mandato un nuevo pabellón de entrenamiento, que aumentará las horas de entrenamiento y de partidos. Por otro lado, Sant Cugat solo tiene una residencia pública de ancianos, que se hizo durante el mandato del alcalde Joan Aymerich, con la participación de la Generalitat, en 1992. Sí que hay muchas otras residencias en la ciudad, pero son privadas, y no todo el mundo se lo puede permitir. Por tanto, después de hablar con la Generalitat y ver realmente que no están para hacer nuevas residencias públicas, pero sí para concertar plazas, convocamos un concurso, que ya está adjudicado, para hacer la segunda residencia pública en el municipio.

¿Y el alcalde de Sant Cugat debe hacer equilibrios entre el centro urbano y zonas como la Floresta o las Planas?
Sí, porque son realidades muy diferentes. El pasado 20 de mayo tuvimos un Consejo de Barrio en las Planas que fue complicado porque allí las preocupaciones son muy diferentes. Por ejemplo, en las Planas aún quedan algunas calles por urbanizar. Aquí está todo urbanizado, y tenemos que tapar agujeros. Son realidades muy diferentes y preocupaciones diferentes. Pero por eso es bueno hacer estos consejos de barrio, ir a todas partes, hablar con todos y escuchar a todos.
En febrero presentaron una propuesta para construir 3.000 viviendas en el cerro de Can Camps. ¿Qué se ha hecho desde entonces?
Es un proyecto muy bien trabajado y muy bien pensado. No es la iluminación de un fin de semana. Hemos estado más de un año hablando con dos estudios de arquitectos muy importantes, como son Fermín Vázquez Arquitectos y Batlleiroig. Se hizo un encargo por separado y llegaron prácticamente a la misma conclusión. Sería un nuevo barrio de Sant Cugat con servicios, con equipamientos, con comercio, pero la gracia es que es en un terreno público y, por tanto, 2.000 pisos estarían destinados a alquiler público, que con el precio de mercado de hoy saldrían a unos 600 euros mensuales. Una cifra que es menos de la mitad de lo que marca el mercado, porque hoy en día en Sant Cugat no encuentras nada de alquiler por menos de 1.300 o 1.400 euros. Y los otros 1.000 serían de cesión por 90 años. Es decir, pasado este tiempo, el Ayuntamiento recupera la titularidad de estos pisos para volver a adjudicarlos. A precio de mercado, hoy, serían unos 200.000 euros, y creo que por debajo de los 450.000 euros no encuentras nada de venta en Sant Cugat. Tenemos hecho el estudio económico, el estudio ambiental y el estudio paisajístico. Está todo hecho, y ya ha habido diferentes promotoras que nos han preguntado cuándo hacemos el concurso porque se quieren presentar para hacerlo posible. Pero para hacerlo posible es necesario que la Generalitat nos diga que sí.
¿Y ha hablado con la Generalitat?
Hemos hablado. Hace un par de meses tuvimos una primera reunión con la consejera Sílvia Paneque.
¿Y?
La verdad es que le sorprendió el proyecto porque, al final, estaría haciendo el 6% de los 50.000 pisos que quiere el presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Y es en un terreno público urbanizable en la parte baja del antiguo campo de golf de Sant Joan, en una zona que ahora actualmente es de equipamientos. Allí, teóricamente, había un pacto entre Generalitat, Ayuntamiento de Rubí y el de Sant Cugat para hacer actividad económica. Mira, qué mejor equipamiento que la vivienda dotacional y la vivienda para jóvenes y para familias, en este caso, de Sant Cugat. Esto lo tengo muy claro, no para familias de Barcelona, sino para familias de Sant Cugat. Le gustó la propuesta, y hay una comisión de trabajo para intentar avanzar, y hacerlo lo mejor posible. Y ahora, el día 26 de junio, me recibe el presidente de la Generalitat para poder explicarle y para pedirle que me dé luz verde con este proyecto.
¿Formaría parte de los 50.000 pisos que ha prometido Illa hasta 2030?
Sí. Hemos calculado que en 2030 podríamos tener una primera fase porque, claro, son 3.000 pisos. No se hace en un mandato, ni mucho menos.
¿El acceso a la vivienda es un reto para Sant Cugat, que es el municipio con los precios más altos de Cataluña?
Es uno de los retos de ciudad, pero creo que de la mayoría de las ciudades. Es un problema de país. Pero en Sant Cugat yo diría que aún más porque los precios del mercado son muy altos y son muchos los jóvenes, o no tan jóvenes, o familias, que tienen que irse de su ciudad.
¿Y qué están haciendo?
En paralelo, estamos trabajando en otra iniciativa que aprobamos en marzo en el pleno, y la hemos trasladado al Parlamento de Cataluña, para que las personas que se puedan presentar para optar a un piso de alquiler de protección oficial lleven un mínimo de diez años empadronadas, porque ahora la ley dice que son tres años. Nosotros queremos aumentarlo a 10 años para premiar a las personas que llevan más años arraigadas en una comunidad. En Sant Cugat, en Rubí o donde sea. Creo que tiene su sentido. Y, además, la iniciativa prevé que sea un padrón de 10 años pero intermitente. Es decir, que las personas que han tenido que irse de Sant Cugat, cuando vuelvan, no pierdan los años que han estado empadronadas anteriormente en la ciudad.
Fue a Waterloo a presentarle la propuesta al presidente en el exilio, Carles Puigdemont. ¿Cómo la recibió?
Le expliqué tanto esta propuesta como el proyecto de los 3.000 pisos. Y la propuesta le pareció magnífica, y se tiene que trabajar en el Parlamento de Cataluña para hacerlo posible. Tengo, evidentemente, el apoyo del partido, y Junts per Catalunya ya lo está trabajando en el Parlamento, porque se necesita el apoyo de diferentes grupos para hacerlo posible.
Sobre el empadronamiento, el Parlamento ha pedido al Govern un cambio legal para multar a municipios que se nieguen a empadronar. ¿Está de acuerdo?
Creo que, como mínimo, debemos respetar y debemos hacer prevalecer la legalidad. No podemos permitir que haya personas que ni viven en Sant Cugat y que acaban empadronándose. El empadronamiento debe favorecer la cohesión social y los derechos y deberes de las personas. No puede favorecer un mal uso del infravivienda, de los servicios sociales, de los servicios sanitarios, porque acaba colapsando unos servicios a los cuales tienen derecho, evidentemente, las personas que viven en la ciudad. Y, por tanto, esto es lo que debemos continuar haciendo.

¿Esto va en el sentido de lo que ha aprobado recientemente la Convención Municipalista de su partido?
Sí.
De hecho, usted la preside. La convención apostó por endurecer las condiciones de empadronamiento, pero también propone que los okupas no se puedan inscribir en el padrón municipal como habitantes de los pisos donde viven.
Sí, la presido. Soy el presidente del Espacio Municipalista de Junts y hace unos meses que trabajamos en este ámbito. Es una de las preocupaciones que tenemos, y ratifico las decisiones que ha tomado el partido.
Otra de las decisiones que han tomado en Sant Cugat es activar el Buzón del Catalán para recoger vulneraciones de los derechos lingüísticos. ¿Ha recibido alguna ya?
Tenemos el buzón activo desde el pasado mes de febrero, pero de momento no hemos recibido ningún caso significativo. Nuestro objetivo es proteger el catalán de los abusos que a veces se comenten y garantizar los derechos lingüísticos de los catalanohablantes. Sobre todo queremos trabajar desde la colaboración y la pedagogía y descartamos, de momento, la aplicación de sanciones.
¿Por qué?
No es una iniciativa para sancionar. La sanción creo que debe ser el último camino en todo. También podríamos sancionar… Bueno, hay cosas que sí que sancionamos en Sant Cugat. Por ejemplo, las cacas de perro, porque es una cosa increíble.
El próximo día 31 de mayo la Asociación de Municipios por la Independencia, la AMI, celebra unas jornadas de cargos electos en Girona. ¿Participará?
Desafortunadamente no podré participar. Estaré haciendo de alcalde de Sant Cugat. Mi dedicación a nuestra ciudad, los santcugatenses lo saben bien, es absoluta de lunes a domingo.
Le pregunto para saber si cree que el independentismo debe relanzarse desde el municipalismo.
Yo creo que los municipios tienen mucha fuerza en todos los ámbitos, sobre todo en cuanto a problemas. Al final estamos en la primera trinchera, estamos en primera línea. Somos los que podemos trasladar al partido o a nuestros diputados en Madrid o en el Parlamento de Cataluña todos aquellos problemas que haya. Que es lo que hago, básicamente, y lo que hacemos yo creo la mayoría de alcaldes y alcaldesas. Y de hecho, nos están ayudando a solucionar muchas cosas desde el Congreso. Sobre lo que me preguntas, no lo hemos trabajado, pero es una oportunidad. Desde los municipios se puede trabajar para volver a poner en solfa este tema, aunque realmente la gente, como dicen las encuestas, parece que esté por otras cosas.
De hecho, su partido pidió «ayuda» a los alcaldes de Junts ante «la deconstrucción nacional» del Govern…
A mí no me gusta hablar de política nacional, la verdad. Yo estoy por Sant Cugat y bastante trabajo tengo. Pero sí que es cierto que ahora tenemos un gobierno de la Generalitat que dice que es el gobierno de todos, que va anunciando muchísimas cosas, pero creo que no se acaban de ver cosas efectivas. Al final, el movimiento se demuestra caminando. Illa está intentando diluir la ambición de un país y ha hecho una serie de gestos que otros presidentes no han hecho nunca. Creo que los ejemplos los sabe todo el mundo, no hace falta que te los repita. Por tanto, yo creo que está intentando diluir un poco esta ambición de un país que fue a las urnas en su momento y que mostró lo que mostró.
¿Las elecciones de 2027 son clave para el independentismo?
Yo veo las elecciones del 27, básicamente, para continuar trabajando, en mi caso, por el proyecto de Sant Cugat, y ayudar con todo lo que sea posible. Es cierto que, al final, la lectura que se hace de unas elecciones municipales, o de cualquier elección, siempre es si el independentismo sube o baja en función de quién gana. Yo intentaré, en 2027, ganar nuevamente las elecciones y ganar aún mejor que en 2023. Si eso ha de servir no solo para mejorar la ciudad de Sant Cugat, que es mi principal objetivo, sino también para ayudar a avanzar en la independencia de Cataluña, pues bienvenido sea.
¿La cohesión que ustedes tienen en el gobierno municipal puede servir como un ejemplo de que Junts y ERC pueden colaborar en otros ámbitos y dejar de mirarse de reojo?
La política local es muy diferente de la política nacional. En la política local nos ponemos, y todos, eh. Mira, no debería hablar por nadie, pero hablo por los 25 concejales. Nos ponemos todos para solucionar los problemas de la gente. Más allá de ideologías, porque al final los problemas son muy concretos. He hablado de limpieza, he hablado de pisos, he hablado de… Desafortunadamente, pero, a escala nacional, los partidos se miran bastante mal el uno al otro. Hay muchas desconfianzas y yo creo que aquí la colaboración es mucho más fácil porque el día a día hace que nos reunamos más, nos veamos más y sepamos cuáles son los problemas, los tengamos detectados y miremos los podemos solucionar.

¿Cree que deberían priorizarse pactos como el de Sant Cugat?
Yo podría haber gobernado solo porque, aunque entró en el Ayuntamiento también En Comú Podem, los cuatro partidos de izquierdas no sumaron. Pero realmente creí que era mejor hacer un gobierno estable, y solo lo podíamos hacer con un partido, en este caso, como Esquerra. Entre otras cosas, por afinidad, pero también porque era el único partido que me daba la mayoría. Se dio todo, las dos opciones.
¿Y si esta situación se repite de cara a 2027? ¿Está abierto a repetir?
A estas alturas es muy prematuro hablar de eso. Tenemos que ver cuáles son los resultados de las municipales de 2027. En Junts trabajaremos para obtener un mejor resultado que en 2023 y garantizar que en Sant Cugat no vuelva a sumar ningún tripartito y cuatripartito de izquierdas, un experimento que en el mandato anterior no funcionó en absoluto. Sí que puedo decir que hoy tenemos un gobierno sólido formado por Junts y ERC, que está trabajando desde el primer día del mandato para resolver urgencias y también para planificar el mejor futuro posible de Sant Cugat, que es lo que la ciudadanía espera de nosotros.
¿Qué objetivos se marca en estos dos años que le quedan de mandato?
Hay muchísimas cosas en marcha, pero que la gente realmente perciba que este gobierno se ha puesto a trabajar desde el primer día. Y creo que lo empieza a notar. Pero a partir del segundo semestre de este año, lo empezará a ver mucho más cuando vea los cambios en tema de limpieza, el tema de aceras. Otro de los problemas importantes de Sant Cugat es la movilidad. No sé si has tenido problemas para entrar a Sant Cugat o no.
No, ningún problema. Pero ¿qué pasa?
Tenemos la suerte de disponer de unos ferrocarriles con siete paradas internas, que es como un metro del Vallès interno, y que es superpuntual y que va muy bien. Pero nos queda por mejorar el transporte de bus urbano, que es pésimo. Tenemos bastante ferro dando vueltas por Sant Cugat. Es un servicio que no acaba de ser puntual, que no acaba de funcionar bien, incluso las plataformas para discapacitados de los autobuses a veces no se despliegan. Si no tenemos un transporte urbano que una bien los distritos con el centro, la gente seguirá tomando el coche. Estamos hablando con el Área Metropolitana de Barcelona, que tiene la competencia del transporte urbano, para mejorarlo.
¿Cuánto tiempo hace de eso?
Espero y deseo que esta semana lo cerremos porque llevamos un año. El pleno del Ayuntamiento aprobó un requerimiento contra el Área Metropolitana para que realmente asumiera la competencia y pusiera los vehículos que cualquier ciudad necesita, y que esté en ópticas condiciones. Queríamos llevar al Área Metropolitana a los tribunales. Lo detuvimos y hemos estado un año hablando, y habíamos llegado casi a una solución, pero empiezo a tener dudas de que llegue a buen puerto.
Si no llega a buen puerto, ¿llevarán a la AMB a los tribunales?
Exacto, y acabaremos comprando nosotros los autobuses porque queremos servir la ciudad y que tenga un buen transporte público.
Entiendo que después ese costo lo requerirían a la AMB?
Es que debería ser así, porque los santcugatenses están pagando alrededor de 6,5 millones al año por un transporte urbano que no reúne las condiciones. Pero, bueno, espero solucionarlo y no llegar a este punto. Intento llegar a consensos, dialogar, y después de un buen año debíamos llegar a un buen punto, pero ahora tengo dudas.