Después de presentar su apuesta por la doble red en la escuela con el objetivo de garantizar
Graupera explica en un video que esta remuneración será un «complemento salarial» que no servirá «para vivir», pero creen que «hará la diferencia» para que comunidades migradas y jubilados pueda acceder a estas formaciones remuneradas. El partido de la ex consejera y el filósofo propone que sea un plan formativo por tramos, con una retribución condicionada a la asistencia y a la superación de pruebas de nivel, que se hará cada dos meses. Si no se supera el curso, este se podrá repetir sin remuneración, y en caso de superarlo, la retribución aumentará en el siguiente nivel.
Alhora ha presentado esta propuesta a causa del hecho que «gran parte de esta población en edad laboral, especialmente la inmigrada», trabaja en el sector servicios y en otros sectores de baja calificación y la formación subraya que el hecho de no conocer el catalán «los impide la integración y el progreso económico y social». «Es una inversión récord, pensada para poner el catalán en el centro de los intereses económicos, culturales y políticos del país. El catalán es el alma de la nación, pero también un mercado y un poderoso motor de nuestra economía, que evita que podamos ser dominados por el estado español», ha declarado Clara Ponsatí.
1.000 millones para remunerar adultos que estudïin catalán si no han pasado por la escuela catalana.
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— Jordi Graupera (@JordiGraupera) April 16, 2024
El objetivo es llegar a formar 100.000 personas el año
La formación se marca el objetivo de formar 100.000 personas cada año con estos cursos y garantizar a estas personas el «logro de los niveles básicos de la lengua y la cultura catalana» y una posibilidad de «profundizar en varios momentos de la carrera laboral, según interés o talento». Esta formación se puede organizar por sectores profesionales: hostelería, industria, tiendas de alimentación, agricultura, etc., para proporcionar los cimientos básicos de comprensión y expresión al trabajo.
“De este modo, se rompe la presunción que quién atiende el público o quien tiene que trabajar en equipo no sabe catalán, o no tiene manera digna de aprenderlo en su situación socioeconómica. Así evitamos el automatismo de la sumisión lingüística por miedo a no ser entendido”, ha declarado Graupera. «Es la manera de garantizar el derecho y el deber de saber catalán y explicar en las comunidades inmigradas que el catalán es fundamental para la sociedad catalana», ha añadido Ponsatí.