La Asamblea Nacional Catalana (ANC) no quiere dejar perder uno de los frentes más descuidados del proceso independentista. De hecho, fue una de las trincheras que parecía más controlada, pero fue un fracaso por la falta de apoyos internacionales. De aquí que la Comisión de Incidencia Internacional (CII) de la ANC haya elaborado, de manera informativa, un documento confidencial donde esbozan aquello que para la entidad tiene que ser la paradiplomacia independentista en el nuevo ciclo político abierto con Salvador Illa de presidente de la Generalitat, con el independentismo hecho trizas en el Parlamento y la aplicación lentísima y arrastrando los pies de la ley de amnistía.
El documento, al cual ha tenido acceso El Món, propone que la entidad que preside Lluís Llach asuma cambios internos y externos, así como afilar más la estrategia internacional. Se recomienda reforzar la Oficina Internacional de la ANC y la ampliación y “sistematización” de los trabajos, tareas y personal adscrito a la Comisión de Incidencia Internacional. En este sentido, también pide reactivar las asambleas en el exterior y reformular el Consejo de las Asambleas Exteriores Catalanas (CAEC), el órgano de coordinación de las Asambleas Exteriores. Pero más allá de esta catarsis interna, la ANC quiere articular una diplomacia catalana conjunta con otras entidades o asociaciones que hace tiempo que rondan por el mundo. El documento remacha la desazón que expresa el documento sobre la “difícil situación” de la ANC en el exterior.

Red diplomática… privada
Pero uno de los puntos fuertes es la estrategia de creación de red con otras entidades catalanistas que trabajan en el exterior. Una necesidad y más después de que el aparato del Estado ha cargado con el mochuelo en los gastos o actividades institucionales, de la Generalitat o las diputaciones, dedicadas a la promoción exterior de Cataluña, aunque fuera en programas de carácter exclusivamente económicos. De hecho, la acción del tribunal de Cuentas o del Juzgado de Instrucción 13 y 18 de Barcelona invirtieron todos los esfuerzos para buscar fondos públicos en la promoción independentista al exterior.
En concreto, la ANC quiere fortalecer lazos con la Federación Internacional de Entidades Catalanas (FIEC), la Organización de Naciones y Pueblos no Representados (UNPO), las vías que ha abierto Òmnium Cultural más allá de los Países Catalanes o Foreign Friends of Catalonia, así como la Sociedad de Estudios Militares, Soberanía y Justicia y Movimiento por la Independencia de Cataluña. De hecho, el informe evalúa las ventajas y los problemas que se pueden generar en las colaboraciones y en qué grado se tienen que establecer. Por ejemplo, razona que con la FIEC, más que integrarse, hace falta “buscar acuerdos de cooperación puntuales entre las dos entidades”. O bien, avanza que el UNPO prepara un informe “sobre la represión recurrente del Estado español, el uso del espionaje y el abuso de las acusaciones antiterroristas contra el movimiento de autodeterminación de Cataluña”. También remarca “el mantenimiento y el refuerzo” con Foreign Friends of Catalonia, que tiene sede en Alemania, con las actividades que organiza con “grupos de extranjeros sensibles al tema catalán”. Todo ello con el ánimo de poder participar en todas las iniciativas de estas entidades tanto en el ámbito de Cataluña, como, sobre todo, internacionalmente.

Reorganización interna
En esta línea, la Comisión de Incidencia Internacional ha planteado el proyecto “Ampliamos la CII” porque consideran que las once personas que lo integran son “claramente insuficientes para llevar a cabo la tarea de internacionalización que le es propia”. Así, insisten a “invitar a colaborar a exmiembros de esta comisión, del secretariado o de las asambleas exteriores”. De hecho, hay que colaborar, haciendo apoyo lingüístico o comunicativo. Precisamente, este proyecto consistiría a hacer “más sistemática y más formal esta colaboración”. En este sentido, la Comisión ya ha preparado una lista de personas que pueden ser invitadas que tendrían que firmar un “compromiso de confidencialidad”.
En este paquete incluyen también nutrir la Oficina Internacional, que describen como un “pilar básico de la acción internacional de la asamblea” que hace apoyo a las asambleas exteriores. Según explica este documento, la integraban tres personas, pero que por la baja del jefe de la oficina y un administrativo, el primer semestre del 2024, solo trabajaba una sola persona. La intención es que a principios de octubre se integre otra persona para reforzar esta oficina que ven clave por la internacionalización.

Reactivación de las asambleas exteriores
“Difícil”. Así definen la situación que viven las asambleas exteriores de la ANC. “Muchas personas ya no participan en las actividades o se han dado de baja o han dejado de pagar la cuota de socio, hay cargos caducados y sin perspectivas de renovación, y es visible cierta desmotivación general”, se lee al documento. Por eso, la ANC organizó un encuentro el pasado ocho de julio para mirar “de identificar toda una serie de cuestiones que preocupan” a la derivada internacional de la asamblea.
Resiguiendo este hilo, la CII también apuesta por impulsar el Consejo de las Asambleas Exteriores Catalanas (CAEC), el órgano que, en principio, las tiene que coordinar. El documento expresa que los últimos encuentros de este organismo, ha habido una “muy baja participación”. De hecho, los datos ratifican la inquietud, en el sentido, que el pasado 21 de julio celebraron una reunión solo con diez participantes, de los cuales cuatro ya eran de la CII, y los seis restantes representantes de las asambleas exteriores de Alemania, Francia, los Estados Unidos, Países Bajos, Euskadi y Madrid. Una participación tan reducida que los firmantes del documento utilizan como un “elemento para reflexionar”. Así que establecen como prioridad, “analizar como relanzar la CAEC”. La solución es celebrar una reunión de este organismo cada dos meses.
Justo es decir, que todo y el problema que vive la acción exterior que depende de la ANC, todavía continúan vigentes algunas de sus iniciativas, como por ejemplo la protesta contra la Junta Electoral Central española (JEC) por la gestión del voto exterior a las últimas elecciones en el Parlamento del pasado 12 de mayo. Concretamente, denuncian “la carencia de seguridad en la custodia de los votos (votos perdidos por el camino) y la vulneración del derecho de votos de los catalanes del exterior”. Votos que no llegaron a las urnas por “defectos de forma” y que no se computan en ninguna parte, ni siquiera como nulos. Las Asambleas mirarán de potenciar las quejas individualizadas y grupales, a través de los casales, por vulneración de los derechos políticos de los residentes en el exterior, a través de la Sindicatura de Agravios y del Defensor del Pueblo español. La acción exterior empieza a reflotar.