Tarde entretenida, pero con sensación de
El comisario ha hablado sabiendo muy bien el margen que tiene para dar detalles, ahorrárselos o elucubrar. De hecho, es consciente de que tiene 50 causas judiciales abiertas. Villarejo ha esbozado cómo funcionan los servicios de inteligencia y las operaciones clandestinas, pero ha repetido de manera continuada que con el PSOE la cloaca vivía mejor. De hecho, ha apuntado que, cuando supuestamente el gobierno del PP lo quiso matar en prisión, el mayo de 2022, con el «PSOE no habrían fallado». Un nombre ha sido uno de los más alabados, el del exministro socialista del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba –fallecido en 2019, ja no está para replicar– , que fue quién lo ascendió a comisario en 2010. De hecho, ha sentenciado que votará a Pedro Sánchez, porque es «el presidente más valiente de España». «El PSOE es más serio», ha remachado para argumentar que con Rubalcaba no habría salido a la luz todo el que ha salido de esta operación. «Todos los países matan a la gente incómoda», ha soltado para aclarar como funcionan las cloacas de un estado.

Contra todo el mundo: desde Rajoy al número dos de Fernández Díaz
Villarejo ha protagonizado una intervención cargada de ironía, o de sarcasmo, con ganas de juerga y con un punto de mala leche. Ha marcado prácticamente las reglas del juego de su intervención y ha jugado con la memoria, la información y los intereses de cada partido. A la primera de cambio, ha dejado clara su sorpresa porque lo hayan vuelto a citar cuando siempre se lo trata de mentiroso. Villarejo ha empezado respondiendo al portavoz socialista sobre la definición de la Operación Cataluña, al cual ha advertido que «tendrían que preguntar al CNI». El comisario ha aceptado la existencia de la Operación Cataluña como un entramado que se diseñó desde dentro del gobierno español y, coordinado por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, con la Guardia Civil y el CNI y donde todo el mundo tenía su función. «Yo recibía órdenes directas del ministro [entonces Jorge Fernández Díaz] hacia abajo», ha dicho, y ha concretado que despachaba en el día a día con su número dos, Francisco Martínez. Aun así, ha remarcado que María Dolores de Cospedal y el presidente español Mariano Rajoy estaban al caso.
A cada interrogatorio, una respuesta y un adjetivo a tono. A Pablo Echenique, de Unidas Podemos, lo ha calificado de «comunista» y ha escaqueado con sus requisitorias sobre la «pata mediática» de la cloaca policial. Con los socialistas, ha querido dejar patente que con su partido se trabajaba mejor y, por lo tanto, ha desactivado su táctica contra el PP. Precisamente, a los populares los ha obligado a pronunciar las preguntas de manera acelerada al recordar asuntos como por ejemplo la Gürtel. Y a Vox les ha recordado que a español no le ganan. Con ERC, Junts, Bildu, el PNB y la CUP ha ido con más cuidado y ha dosificado los titulares previsibles.
Fondos «súper reservados» y Duran y Lleida
La trama, según el relato del comisario jubilado, se inició contra los Pujol –ha definido Jordi Pujol como un «líder espiritual»– y Artur Mas, y después contra el resto de líderes que podían espolear el proceso independentista. En este contexto, ha subrayado que el inicio de las actuaciones fue cuando recibieron informaciones de que «el entorno de los Pujol habían pasado de pedir el 3% al 7%» para financiar las «estructuras de un futuro estado independiente».
Así, ha insistido en el hecho de que la Operación Cataluña no fabricaba pruebas, sino que preparaba dosieres y que la dirección técnica la llevaba el CNI y la política, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro Fernández Díaz, que ha tildado de «pobre hombre». Una operación que contó con fondos «súper reservados» y con la compra de voluntades como la de «Josep Antoni Duran y Lleida», y también con el CNP y la Guardia Civil, el brazo operativo de los servicios de inteligencia. De hecho, ha responsabilizado al instituto armado de la ofensiva contra la Banca Privada de Andorra (BPA) que acabó con su cierre por la delegación de los servicios de inteligencia.
Dejaron pasar las urnas del 1-O «para ver el folclore»
Ante los diputados, Villarejo ha vuelto a abonar la tesis del «susto» con el atentado del 17-A y ha asegurado que dejaron pasar las urnas del Primero de Octubre para permitir el «folclore», a pesar de que ha resaltado que la idea para parar el referéndum era ocupar los colegios tres días antes.
Ahora, la comisión de investigación se volverá a reunir la próxima semana para acabar de terminar el plan de trabajo. De hecho, su presidente, Ferran Bel, ha decidido limitar las listas de comparecientes a ocho nombres.