Debate duro y con temple, el que se ha celebrado esta mañana en la esperada comisión de Justicia del Congreso. Un cónclave que solo tenía un punto al orden del día, la aprobación del dictamen de la proposición de ley orgánica de amnistía y que llega el día siguiente del acuerdo de PSOE, ERC y Juntos sobre el texto. Cuando pasaban solo debe minutos de la hora de la convocatoria, el presidente de la comisión, el socialista Francisco Lucas, ha tenido que suspender a petición de PP. Pero cuando se ha retomado, y después de dejar con la palabra en la boca en Vox que también clamaba por la suspensión, ha comenzado un debate vivo. Un tuya-mía donde los defensores de la ley no se han estado de sacar la artillería contra Vox y PP que han quedado aislados dentro del círculo del nacionalismo extremista español.

De todas maneras, el debate también ha permitido coger algunos detalles, como por ejemplo que ERC y Juntos no pueden evitar, a pesar de los acuerdos, de jorobarse y dejar caer algún reproche, a pesar de que con más discreción que otras veces. Ahora bien, los portavoces del PSOE, Bildu, PNB, Podemos y Sumar cada cual con su tono ha defendido el texto, sus objetivos y la estrategia que comporta. Palabras con traza y sin filigranas, con algún punto de humor, para defender la legalidad, la constitucionalidad y la internacionalización de la amnistía. Todo el mundo ha concluido, con más o menos entusiasmo, que la ley abre una nueva etapa o un nuevo ciclo.

PP y Vox, con una agresividad que ya es habitual, incluso, con interrupciones sonoras en el turno de los otros portavoces, se han quedado solo desgañitando su indignación por el que califican de «golpe de estado». Vox ha disparado a discreción contra la idea de la España plurinacional, porque de «nación solo hay una que es España». No ha aclarado si es la única nación del mundo, pero. Por su parte, el PP se ha mostrado en la misma línea, sin poder encontrar ningún hilo ni ningún detalle, entre el argumentario de los populares y los de Vox. Finalmente, la comisión, ha votado las cuatro enmiendas transaccionales y se han retirado las que quedaban vivas. Sin sorpresas ha aprobado el dictamen que se convertirá en una ley decisiva, más o menos en tres meses.

La bancada del PP y de Vox a la comisión de Justicia/Eduardo Parra-Europa Press
La bancada del PP y de Vox a la comisión de Justicia/Eduardo Parra-Europa Press

«El carrito de los helados»

El presidente de la comisión ha iniciado el debate otorgando doce minutos a los grupos para defender enmiendas o fijar la posición. De hecho, todo el pez estaba vendido, pero había que ver los comentarios que añadían y como respondían o como excitaban la derecha extrema y derecha extrema especialmente rabiosa contra el acuerdo de la amnistía. La primera al tomar la palabra ha sido la portavoz de Podemos Martina Velarde ha defendido la ley con algún reproche al PSOE por haberlos tenido al margen de la votación y ha aprovechado para echar en cara al PP los indultos y las amnistías que ha aprobado el PP durante sus años de mandato. El diputado del PNB, el veteranísimo Mikel Legarde, con su tono de John Wayne a la película The Quiet Man, también ha presumido del acuerdo y ha dado la bienvenida a una primera pasa del fin de la «intransigencia».

A continuación, el portavoz de Bildu, Jon Iñarritu, con su estilo habitual de verbo audaz, ha hecho bajar al hacia el PP cuando los ha recordado que los populares hicieron venir la comisión de Venecia por poner la zancadilla a la ley, pero ha pasado todo el contrario. «Los han pillado con el carrito de los helados!», ha exclamado el diputado con risas del auditorio. En todo caso, Iñarritu ha asegurado como sus predecesores que la ley es una «buena noticia» todo y los riesgos «que un juez con vocación prevaricadora» pueda hacer para reinterpretarla y no aplicarla.

La portavoz de ERC a la comisión de Justicia, Pilar Vallugera, y su homólogo de Bildu, Jon Iñarritu, en un momento de la comisión de justicia/Eduardo Parra
La portavoz de ERC a la comisión de Justicia, Pilar Vallugera, y su homólogo de Bildu, Jon Iñarritu, en un momento de la comisión de justicia/Eduardo Parra

Los catalanes, con pequeños reproches pero reivindicando el acuerdo

Por otro lado, la tensión narrativa ha estado en el triplete entre ERC, Juntos y el PSC-PSOE. De hecho, ha sido una parte divertida por los que los gusta más lo marro político que el café que acaba saliendo. El portavoz juntaire, Josep Maria Cervera, con un ritmo entrecortado ha citado los policías de las aventuras de Tintín para justificar la posición de su formación en la votación que votó en contra de la ley. «Haré una referencia tintinaire», ha comentado respecto al nuevo texto y el texto del pasado febrero y el posicionamiento contrario de su formación. «Yo todavía diría más», ha querido resumir, a pesar de que con poca traza, el hecho que la nueva ley tiene más fiabilidad para proteger los afectados por penas administrativas y judiciales del proceso. Así ha agradecido a Josep Pagès y Gonzalo Boye como negociadores de la ley y a quien ha arreciado como «presidente legítimo» Carles Puigdemont.

Ha recogido el guante, la portavoz a la comisión de los republicanos, la activa Pilar Valluguera, que ha reivindicado los cambios del texto pero también ha querido enfatizar que los cambios también se podían haber aprobado hace un mes y se habrían ahorrado «algunas condenas». Así ha puesto en valor el hecho que se haya aceptado el retorno de las multas de la ley mordaza, aclarar la malversación y perfilar la exclusión del terrorismo. En el discurso, Valluguera ha dejado entrever que los cambios no han sido sustanciales, y que la ley funcionará igual ahora que cuando Juntos votó no. «Porque con esta judicatura nada es inatacable», ha argumentado. También se lo ha hecho venir bien, aprovechando el retorno de las multas, para poder decir que el presidente de su Gobierno es Pere Aragonès. Una réplica velada a la reivindicación de Cervera.

La comisión de Justicia del Congreso, durante el debate del acuerdo por la ley de amnistía / Eduardo Parra / Europa Press
La comisión de Justicia del Congreso, durante el debate del acuerdo por la ley de amnistía / Eduardo Parra / Europa Press

Un catalán no independentista

Dos catalanes más han defendido la aprobación del dictamen con dos intervenciones intensas y sin romances. El diputado de Podemos, Gerardo Pisarello se ha puesto cómodo y como un molinete ha salido al ataque dirigiendo la pólvora de su oratoria explosiva contra el PP y VOX que ha tildado de «grandes derrotados». Lo ha tenido fácil, recordando la actitud del PP durante los atentados del 11 de marzo y una crítica encarnizada a la judicatura que complementa la política de los populares. Las palabras de Pisarello parecían vinagre a la herida y que ha exaltado los populares con sonoras protestas que la exregidor de Barcelona en común le han sonado a música celestial. Pisarello ha calificado la ley de la apertura de un nuevo ciclo que tiene que servir a la mayoría progresista de la cámara para avanzar en nuevos cambios estructurales como la ley mordaza o las reformas necesarias en pro de las clases populares.

Paco Aranda, el portavoz a la comisión por parte del PSC-PSOE, ha recordado que actúa como «catalán no independentista». En esta línea, ha mantenido un tono, como es habitual en el ex-mano derecha de Miquel Iceta, reposado pero irónico y con agror controlada. Así, ha empezado citando Barrio Sésamo para recomendarlo a los diputados de PP y Vox. En concreto, el episodio titulado «Niños, gritar no te da la razón!». Aranda los ha acusado de ser los «más ultra de los últimos años» y ha reclamado la ley como una nueva etapa, como una herramienta «para arreglar el que ustedes estropearon».

El portavoz del PSC-PSOE, Paco Aranda, se mira la portavoz de ERC a la comisión de Justicia, Pilar Valluguera/Eduardo Parra/Europa Press
El portavoz del PSC-PSOE, Paco Aranda, se mira la portavoz de ERC a la comisión de Justicia, Pilar Valluguera/Eduardo Parra/Europa Press

«Ley corrupta» y «golpe de estado»

En el turno de PP y Vox tampoco ha habido sorprendidas ni rebaja del tono. El portavoz de Vox, Javier Otega Smith, uno de los acusadores del juicio del Proceso y que ahora participa en la estratagema contra la amnistía dejando en evidencia la separación de poderes tan recitada por el poder estatal, ha basado su réplica en el concepto de «golpe de estado». Cuca Gamarra, especialmente agria, ha calificado la ley de «corrupta» y ha advertido que el derecho español es derecho europeo y que a pesar de la ley de amnistía, ha acabado su intervención con una amenaza clara: «El Código Penal todavía es vigente».

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