Filtran los engaños y las trampas que se hacen en ‘Pesadilla en la cocina’

Alberto Chicote se encuentra en el centro de la diana mediática porque varios ex concursantes de Pesadilla en la cocina se han unido para destapar qué hay de cierto y qué no en este programa de La Sexta. Muchas veces se le ha criticado porque aquí muestran una realidad muy exagerada, tanto que buena parte de los telespectadores se huelen que todo está guionizado y preparado. Pueden haber restaurantes desastrosos, ¿pero tanto?

Algunos de estos restauradores a quienes ha dejado verdes han pasado por los micrófonos del perfil de Tiktok de Pablo Cabezali. El influencer les da voz y permite que digan la suya. ¿La mejor defensa? Un buen ataque. En este espacio han acusado a la dirección del programa de colocar inhibidores de frecuencia para evitar que les funcionaran las máquinas, de presionarles hasta el límite, de pedirles directamente que armaran algún escándalo, de manipular los espacios del restaurante, de impedir que limpiaran el restaurante para que se viera más sucio… Con esto, denuncian toda una serie de trampas que harían para exagerar los errores de los restaurantes con un objetivo claro: ofrecer más espectáculo.

Quien no sale muy bien parado tampoco en estas entrevistas posteriores es Alberto Chicote. Dicen que no está tan presente en las grabaciones como parece, por ejemplo: «Pasa más tiempo en el bar de enfrente que en nuestro local. Tiene su papel y no quiere hablar con nadie. Después no es que tampoco sea muy amable… No es como sale en televisión y tampoco es simpático. Simplemente, es una persona normal que actúa y hace un papel», dicen.

Los participantes de Pesadilla en la cocina denuncian que la reforma integral que prometen nunca llega

A cambio de participar en el concurso de La Sexta, les prometen hacer una reforma integral en el restaurante. El problema es que no se los dejan todo lo bien que se esperan en un primer momento: «La reforma como tal no llega nunca o solo la hacen en 24 horas y simplemente trabajan decoradores», «Ellos lo venden como si fuera una reforma de la hostia, pero son ideas mal hechas y solo trabajan 12 horas» o «A nosotros nos dejaron un cubo de pintura y una brocha para que acabáramos de pintar nosotros una parte que no estaba lista» o «Nos dejaron unas mesas muy baratas a las que se les movían todas las patas, el papel de pared se caía, la lámpara cayó…», lamentan algunos.

Unas críticas que son constantes y que no dejan en buen lugar un programa que no sería tan real como pretende hacer ver, si hagamos caso de los comentarios negativos que sueltan las personas que han colaborado en algún momento.