Nacho Vidal ha aparecido en el programa de Jordi Évole en La Sexta y ha hecho frente a todas las polémicas que le rodean desde los últimos años. Uno de los temas más controvertidos tiene que ver con la muerte de una persona cuando se encontraba en su casa para practicar un ritual chamán con un sapo venenoso. Llegó a ser procesado por eso, un tema espinoso sobre el que se ha pronunciado: «Todo el mundo me quiere ver como un asesino, pero yo no he matado nadie«, ha dicho defendiéndose otra vez.

«Se me murió una persona aquí en casa mía. A nadie le ha importado que alguien muera en mis manos por primera vez, ¿cómo te sentirías tú? Pues a nadie le ha importado esto. Eso sí, a todo el mundo le ha importado que yo fuera un asesino y que yo haya matado a una persona cuando no lo he hecho. ¿Por qué tienen que decir cosas que no son? Aquí nadie descubrió nada, fui yo quién aporté todas las pruebas. Llevé a la Guardia Civil la pipa y la medicina que había traído», ha asegurado.

Nacho Vidal habla de sus peores momentos - La Sexta
Nacho Vidal habla de sus peores momentos | La Sexta

Dice que no era la primera vez que asistía a un ritual así, ya que prácticamente cada fin de semana veía algo así: «Nos reuníamos en la montaña y veías a la gente tomándose esta medicina y nunca en la p… vida había pasado nada malo. Yo no tengo un diploma ni un máster en esto, y tampoco conocía de nada a esta persona. Fue muy fuerte porque él cayó y, al hacerlo, entró en catarsis y no respiraba. Me acerqué, le lancé agua en la nariz, lo reanimé y volvió a respirar. Se estaba moviendo y, de repente, dejó de respirar. Lo giré, llamé a una ambulancia mientras le decía que no moriría. Llegaron 45 minutos después y se dieron cuenta de que estaba muerto. En aquel momento supe que pasarían cosas, que tenía que responsabilizarme. Aquello fue brutal y demasiado fuerte«, reconoce entre lágrimas.

Nacho Vidal explica por qué ha ingresado en una clínica de desintoxicación

Nacho Vidal lo ha pasado muy mal este último mes, sobre todo en las tres semanas que hace que está ingresado en una clínica de desintoxicación: «Estoy teniendo una situación de depresión, tuve un ataque de ansiedad muy fuerte y un ataque de pánico que nunca había tenido en mi vida y no sabía qué hacer. La única manera que puedes ayudarte es pedir ayuda. Estaba muy mal, todo me daba mucho miedo y quería echarme al suelo a gritar. Estaba con una depresión que no quería ver nadie, no quería tocar el teléfono, estaba en la cama solo, no iba al supermercado, no me cambiaba, no me duchaba… Deprimido. No quería hacer nada».

«No tengo ninguna dependencia a ninguna droga, me he drogado y he bebido muchísimo. Mi problema era que me quedaba solo el sábado, me compraba un gramo y ocho latas de cerveza. Cuando me sentía mucho borracho me hacía una pequeña raya de cocaína y me masturbaba durante ocho o diez horas. De esto no hace tanto, por eso estoy en esta clínica ahora. Es la primera vez que he ingresado en una clínica. Mi gran ego hacía que creyera que podía con todo. Es cuando empiezas a madurar, que te das cuenta de que tienes que pedir ayuda», ha explicado.

Cree que empezar a inyectarse testosterona a los 22 años ha afectado negativamente: «Quería tener un nivel muy elevado y siempre estaba encendido, estaba caliente todo el rato. Mi cuerpo dejó de generarla naturalmente, tuve una bajada enorme y todo estaba muerto. Entré en bucle a tomar testosterona hasta que parecen las pastillas mágicas. Ahora mismo tengo niveles bajísimos, muy por debajo de la mediana. El deseo sexual viene a ratos concretos, pero es escaso. Creo que podría vivir el resto de mi vida sin sexo tranquilamente. No podía continuar como estaba y creo que no me merezco este final. He vivido demasiado para acabar solo y en la oscuridad. Me merezco estar acompañado y con mucha luz».

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