Laura Fa y Mayka Navarro han colaborado con La Marató en una entrevista muy personal en
Mayka, por su parte, dice que hace más de diez años que la tiene: «Me siento identificada con ella porque yo también dormía mal, de manera muy inestable. Más que los sofocos, lo que sentía era que sudaba mucho por la cabeza y por todo el cuerpo. Noté que la libido desapareció de mi vida de repente. Ya no tenía deseo sexual, me sentía absolutamente invisible. En mi caso, noté una sequedad vaginal muy exagerada. Hacía daño y era terrible, sobre todo la sensación que hacía mucho tiempo que no me tocaba o pensaba en ir a la cama con alguien. El sexo desapareció de mi día a día».
Lo que las dos tienen claro es que la comunidad médica es muy remirada con las mujeres y mucho menos que con los hombres: «A ellos, con la edad, los empieza a fallar el pene y ya tienen todo tipo de pastillas para tenerlo allí preparado. Está todo controladísimo, en su caso», ha dicho Fa. Y Mayka está de acuerdo: «Si los hombres hubieran tenido la menopausia no estaríamos hablando de esto, se habría parado el mundo. Nosotras todavía estamos con hojas de efectos secundarios».

Mayka Navarro se sincera sobre los problemas de fertilidad que ha tenido
En el caso de la periodista especializada en crímenes, el problema de la menopausia llegó en medio del drama de intentar tener hijos. En su caso, dice haberse puesto a ello cuando era demasiado mayor: «Cuando me di cuenta de que era el momento de ser madre, mi cuerpo me dijo que había llegado tarde. Fui a una clínica de fertilidad y estuve sumando tratamientos durante tres o cuatro años, con tratamientos demasiados seguidos y estando demasiado sola y demasiado sobrehormonada. Cuando me di cuenta, todo había sido un fracaso porque no funcionó porque yo no estaba preparada en mi cuerpo ni psicológicamente».

«El fracaso me llevó a un pozo del que me costó mucho salir y del que todavía estoy en tratamiento psiquiátrico, me cuesta hablar de ello a veces porque, seguramente, si lo hubiera sabido quizás habría priorizado la maternidad. Priorizaba el trabajo y nunca era el momento de ponerme a ser madre, y cuando quise, pues ya no podía. Se nos ha reducido el tiempo. Lo intenté con mis óvulos, pero a la tercera in vitro vi que continuaba sin funcionar. Tomé la decisión de escoger una donante de óvulos y los embriones estaban, pero cuando los implantaban en mí no funcionaba. Yo me sentía culpable porque quizás me había movido mucho y hacía pipi en palangana para moverme menos, aunque no tuviera ninguna lógica», ha asegurado.