La relación entre Ucrania y los Estados Unidos (EE.UU.) sigue en tensión después del duro episodio del viernes en el despacho Oval de la Casa Blanca, donde Donald Trump acusó a Volodímir Zelenski de no valorar la ayuda de Washington y de estar «jugando con la Tercera Guerra Mundial». Tres días después de la reprimenda, el presidente ucraniano ha expresado su voluntad de reconstruir la relación con la Casa Blanca, consciente de que su apoyo es crucial para poner fin al conflicto. Por otro lado, ha declarado que su continuidad como jefe del gobierno ucraniano «es intercambiable por la adhesión de Ucrania a la OTAN».
Zelenski ha restado importancia a la discusión del viernes con su homólogo estadounidense remarcando la importancia de avanzar hacia unos contactos «constructivos» de cara al futuro. «Los enemigos pueden aprovecharse de este tipo de desacuerdos entre aliados» ha asegurado en unas declaraciones recogidas por la BBC, en las que ha recordado que Kiev «siempre ha mantenido relaciones con los dos principales partidos estadounidenses». En este sentido, el ucraniano quiere intentar nuevamente llegar a un acuerdo con EE.UU. para la explotación de tierras raras en su territorio, cuestión que quedó sin resolver tras el enfrentamiento con Trump.

Después de que varios miembros del partido republicano de EE.UU., entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, invitaran a Zelenski a abandonar su cargo a consecuencia del incendio diplomático en el despacho Oval, él ha dejado claros sus objetivos. El ucraniano dará un paso al costado en caso de que Kiev consiga el amparo de la seguridad colectiva de la OTAN, lo cual consideraría «haber cumplido con mi misión». De hecho, el jefe de la OTAN, Mark Rutte, calificó la polémica reunión entre Zelenski y Trump de “muy desafortunada”, y remarcó la importancia de un restablecimiento de relaciones entre ambos líderes. Sin embargo, el jefe de la seguridad transatlántica no parece contemplar en un horizonte cercano la adhesión de Ucrania a la organización.
Canadá anuncia nuevas sanciones contra el Kremlin y Hungría clama contra Europa
Coincidiendo con las declaraciones de Zelenski, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha informado este domingo de un nuevo paquete de sanciones contra individuos y grupos paramilitares rusos que apoyan la invasión de Ucrania, entre los que destacan milicias post-Wagner —la red de mercenarios rusos considerada «el ejército privado» de Vladímir Putin— y organizaciones con vínculos con el Kremlin responsables de la extracción de recursos naturales en suelo ucraniano. «No permitiremos que quienes facilitan el paso a Rusia prolonguen esta invasión ilegal», ha manifestado Trudeau en X, en un post en el que ha recordado las más de 3.000 sanciones que Ottawa ha impuesto contra personas y entidades cómplices de la invasión de Ucrania desde 2022. Canadá reafirma así su compromiso con la causa ucraniana y se consagra como el principal defensor de los intereses europeos en Kiev, tras el alejamiento de EE.UU. hacia posiciones anti-europeas y anti-OTAN.
Por su parte, la Hungría de Viktor Orbán sigue echando leña al fuego con declaraciones que cuestionan la visión de Europa en el conflicto. Orbán, haciendo referencia a la reunión de líderes europeos del domingo, ha afirmado en su cuenta de X que Europa quiere prolongar la guerra en lugar de buscar la paz, lo que ha calificado de «malo, peligroso y erróneo». «Hungría continúa estando del lado de la paz», ha expresado el primer ministro, considerado el principal aliado de Trump y Putin en la Unión Europea.
European leaders decided in London today that they want to go on with the war instead of opting for peace. They decided that Ukraine must continue the war.
— Orbán Viktor (@PM_ViktorOrban) March 2, 2025
This is bad, dangerous and mistaken. Hungary remains on the side of peace. Ceterum censeo.