La flotilla humanitaria que viaja hacia Gaza ha denunciado nuevos ataques contra las embarcaciones. Los organizadores hablan de explosiones, drones no identificados e interferencias en las comunicaciones. La Global Sumud Flotilla salió de Barcelona el 31 de agosto con decenas de embarcaciones, en las que viajan, entre otros, la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, la activista Greta Thunberg, y el concejal de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Coronas.
Desde la organización de la flotilla han expresado que están presenciando «operaciones psicológicas de primera mano» contra la misión, pero han querido dejar claro que no se dejarán intimidar. Consideran «repugnante» hasta dónde están dispuestos a llegar Israel y sus aliados para prolongar el genocidio en Gaza. Los responsables de la flotilla aseguran en un comunicado que seguirán con el viaje para llevar ayuda a Gaza. «Cada intento de intimidarnos solo refuerza nuestro compromiso. No nos harán callar. Seguiremos navegando», exponen.
Un primer ataque el 9 de septiembre
El 9 de septiembre, la Global Sumud Flotilla ya denunció un ataque contra el barco Familia, en el que viaja Colau entre otros. El ataque tuvo lugar mientras la embarcación estaba atracada en el puerto de Túnez. La exalcaldesa no estaba a bordo en ese momento. Fuentes de los Comuns explicaron entonces a El Món que los seis tripulantes que había han podido ser evacuados sin incidentes y estaban «fuera de peligro».
Video of one the explosions happening now on the flotilla filmed from the Spectre boat.
— Global Sumud Flotilla (@gbsumudflotilla) September 23, 2025
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Un día después, el 10 de septiembre, la flotilla denunció un segundo ataque con drones contra una de sus embarcaciones. La organización informó que un vehículo aéreo no tripulado lanzó un artefacto incendiario sobre el barco Alma. El barco, bajo pabellón británico, sufrió daños en la cubierta, pero ninguno de sus tripulantes resultó herido.
La flotilla regresó a Barcelona por las tormentas
Después de zarpar del Puerto de Barcelona el 31 de agosto, la flotilla tuvo que regresar a Barcelona por las fuertes tormentas que cayeron ese día. Al día siguiente, la misión solidaria reanudó el viaje. Algunos de los barcos han tenido que abandonar porque no estaban en condiciones de soportar un viaje tan largo. Una de estas embarcaciones fue un Bribón, antes propiedad del rey emérito Juan Carlos I, que capitaneaba Coronas, un concejal republicano e independentista.