Continúa la incertidumbre sobre el futuro de Groenlandia. La isla del Ártico, ubicada muy cerca de los Estados Unidos, recibirá esta semana la visita de una delegación estadounidense encabezada por Mike Waltz, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y Usha Vance, esposa del vicepresidente JD Vance. Este nuevo movimiento de Washington, enfocado en facilitar el camino hacia la anexión del territorio, ha sido descrito como “injerencia extranjera” por el primer ministro groenlandés, Múte Egede.

“Nuestra integridad y nuestra democracia deben ser respetadas”, ha expresado Egede a través de redes sociales, evidenciando el desprecio con el que el pueblo groenlandés ha sido tratado desde que Donald Trump añadió la isla a su lista de caprichos personales. “Somos parte del mundo y no podemos prescindir de la cooperación con otros países. Sin embargo, estos deben estar dispuestos a respetar los acuerdos y las leyes internacionales”, ha añadido. Groenlandia, que oficialmente pertenece a Dinamarca, acogió hace dos semanas unas elecciones legislativas en las que el voto soberanista se impuso con mayoría absoluta. El logro de la independencia es aún un objetivo lejano, ya que la isla depende en gran medida de los subsidios que Copenhague envía anualmente para garantizar su supervivencia.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, durante un discurso ante el Congreso / Europa Press/Contacto/Win McNamee – Pool via CNP

Dinamarca recuerda a Trump la existencia del derecho internacional

Ante la creciente injerencia estadounidense en la isla, los partidos políticos daneses han declarado unánimemente su rechazo a las “faltas de respeto” de Trump. Por su parte, el ministro de Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, ha recordado al magnate republicano que sus intenciones expansionistas implican una violación del derecho internacional.

En una conversación con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump aseguraba que tarde o temprano se haría con Groenlandia, ya que “es necesaria para garantizar la seguridad nacional de EE.UU.”. Si bien el jefe de la alianza atlántica se ha mostrado hasta ahora connivente con las acciones de Washington, Rasmussen ha alegado que no tiene ninguna duda sobre el papel de la OTAN como garante de la seguridad territorial de la isla ártica. Además, ha añadido que no existe ningún indicio de que el pueblo groenlandés quiera formar parte de los Estados Unidos, remitiéndose a los resultados de las últimas elecciones.

“Dinamarca, que controla Groenlandia, no está haciendo su trabajo, no es un buen aliado”, ha expresado esta mañana JD Vance. “Debemos preguntarnos cómo solucionaremos este problema y nuestra seguridad nacional. Si eso significa que debemos tomar más intereses territoriales en Groenlandia, eso es lo que hará el presidente Trump”.

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