Los representantes de los 43 estados que forman parte de la Unión por el Mediterráneo (UpM) abordarán este lunes en Barcelona la situación en el Próximo Oriente a raíz del conflicto entre Israel y Hamás. El encuentro estaba inicialmente previsto para “abordar los esfuerzos” de la organización y su reforma, pero la escalada del conflicto ha obligado a cambiar la agenda para orientarla hacia la inestabilidad del Próximo Oriente. “El foro dará la oportunidad de analizar la dramática situación en la zona y reflexionar sobre el camino a seguir”, apunta la organización. La cita llega después de la crisis diplomática entre España e Israel por las palabras del presidente Pedro Sánchez desde Ramálah.
El encuentro estará copresidida por el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y el viceprimer ministro y ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi. También estará presente el secretario general de la UpM, Nasser Kamel, y el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, que ejercerá como anfitrión. En representación del comité ministerial Árabe-Islámico habrá el ministro de Exteriores de Arabia Saudí, el príncipe Faisal bin Farhan. La reunión empezará por la mañana con una foto de familia y está previsto que dure unas cuatro horas. Al acabar, Albares, Safadi, Borrell y Kamel ofrecerán una rueda de prensa.
Malgrat que la lista de participantes todavía no está cerrada, apuntan desde la UpM, el gobierno español había planteado el encuentro como un foro en que abordar la situación en el Próximo Oriente. De hecho, poco más de una semana después de que empezara el conflicto entre Israel y Hamás, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, propuso en una comparecencia a la Moncloa que este foro sirviera así por acercar israelíes y palestinos.
La reunión, pero, llega en plena polémica por las palabras de Sánchez durante su viaje en el Próximo Oriente sobre la posibilidad de reconocer unilateralmente el estado palestino, y sus críticas en las muertes de civiles. A raíz de esto, Israel acusó Sánchez de apoyar a los “terroristas”, y gritó a consultas el embajador. Por su parte, el gobierno español, a través del ministro Albares, tildó “de inaceptables” las acusaciones de Tel Aviv.