El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es el gran protagonista del encuentro del Consejo Europeo que se celebra desde este pasado jueves. Si bien ayer desbloqueó la aprobación del visto bueno a las negociaciones para adherir Ucrania y Moldavia a la Unión Europa, el mismo Orbán se ha opuesto firmemente a enviar 50.000 millones de euros de ayuda a Kiev en los próximos presupuestos del ente comunitario. El principal aliado de Putin dentro de Europa está jugando un papel clave en este encuentro, puesto que, a pesar de que el hecho de no participar de la votación sobre la adhesión ucraniana ha permitido empezar un proceso de negociaciones, el veto firme a los presupuestos -que se tienen que aprobar por unanimidad- obliga al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, a posponer la votación hasta principios del año próximo.
De hecho, según apunta el mismo Michel, 26 de los 27 estados miembro se han mostrado a favor de mantener el nivel de ayuda en Ucrania en plena guerra con Rusia con 50.000 millones de euros. A pesar de que Orbán haya sido el único líder que se ha opuesto a destinar esta partida a Kiev y haya obligado a frenar los presupuestos comunitarios, el presidente del Consejo Europeo ha querido enviar un mensaje de tranquilidad en la población: «Quiero enviar un mensaje positivo y tranquilizador, porque tenemos las herramientas para garantizar que somos de confianza; los ucranianos pueden contar con nuestro apoyo», ha aseverado Michel en declaraciones a la prensa en la salida de la primera jornada de la cumbre.

Frenar la negociación por los presupuestos
Fuentes diplomáticas aseguran a la agencia Europa Press que el representante húngaro ha dejado muy claro que rechaza completamente cualquier aportación de «dinero fresco» para Kiev, por lo cual el resto de jefes de gobierno consideran que habrá más opciones de éxito si se dan «algunas semanas más» a la negociación y vuelven a verse en enero, puesto que consideran que frenando las conversaciones conseguirán desencallar los presupuestos. Es precisamente por este motivo que los estados miembro se muestran «optimistas» al tener el plan económico a principios del año próximo.