Federico X ha sido coronado este domingo como el nuevo rey de Dinamarca después de la abdicación de su madre, la reina Margarita II, que ha supuesto una decisión histórica y sin precedentes en los últimos 900 años al país escandinavo. La reina saliente ha confirmado su abdicación con la firma de la correspondiente declaración al Palacio de Christiansborg. Una hora después de la firma, Federico X ha sido proclamado rey al balcón del palacio por la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.
Todo y el cambio de rey, no habrá ceremonia de coronación como tal, puesto que no se realiza desde hace más de un siglo a Dinamarca. En su lugar hay una salva de artillería y fuegos artificiales previstos para este domingo. Ya el lunes habrá una recepción formal en el Parlamento danés y el martes tendrá lugar una ceremonia religiosa en la catedral de Aarhus.
Margarita II, de 83 años, ascendió al trono el año 1972, coincidiendo con la defunción de su padre, Federico IX. Considera que «es el momento adecuado», tal como expresó de viva voz en un reciente discurso a la nación en el cual reconoció que los suyos recientes problemas de salud le habían pasado factura, en particular una cirugía de espaldas el febrero de 2023. Con el objetivo de «ceder la responsabilidad a la próxima generación», puso fecha a su abdicación este domingo, 14 de enero, coincidiendo con el cumpleaños del inicio de su reinado. El mayor de sus dos hijos recoge la corona con 55 años.
Margarita II tuvo una simbólica despedida de la ciudadanía el 4 de enero, cuando recorrió por última vez en carruaje y sobre las calles nevadas de Copenhague, el trayecto desde el Palacio de Amalienborg, residencia oficial, hasta el Palacio de Christiansborg, sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y escenario de una tradicional recepción de principios de año a la cual acuden unos mil invitados. La reina saliente también celebró esta semana su última recepción oficial, después de acumular en torno a un millar en el suyo mes de medio siglo al trono.
Las leyes danesas establecen desde 2009 la igualdad de género en la sucesión en la corona, fruto de una modernización que vivió su primero gran paso el 1953, cuando se introdujo una reforma que eliminaba el requisito según el cual solo podían reinar los descendentes hombres, lo cual allanó el camino, precisamente, en la monarca saliente.