El primer Sant Jordi de una librería podría asimilarse al primer beso. Un cúmulo de sensaciones a flor de piel que, a pesar de las imperfecciones, lo convierten en un recuerdo que perdura en el tiempo. Esta emoción también se vive a la hora de embarcarse en un negocio como el de las librerías, un sector que va al alza, según los últimos datos del Gremi de Llibreters de Catalunya. La agrupación de vendedores de libros reúne en estos momentos un total de 324 librerías, que representan el 90% de la facturación de este tipo de establecimientos en el territorio catalán. Con las cifras en la mano, el secretario técnico de la entidad, Marià Marín, asegura que el auge de librerías en Cataluña se produce gracias a un «relevo generacional» que ha permitido mantener muchos locales y crear de nuevos.
Según los datos facilitados por el Gremio, nueve librerías de todo el país vivirán este 23 de abril del 2024 su primera fiesta de Sant Jordi. La gran mayoría de estos negocios están ubicados en Barcelona y, en concreto, en uno de los barrios más mordisqueados por el turismo, pero que a la vez mantiene una esencia propia que lo diferencia del resto de zonas de la capital catalana. Hablamos de la Vila de Gracia, que concentra tres de las nuevas aperturas agremiades de este sector, convirtiéndose en uno microcosmo librero en el territorio catalán. Los otros tres estrenos barcelonesas son la Fahrenheit 451 (calle de la Ribera, 8, el Born) La Independent (calle de la Luna, 5, Raval) y la Librería Ulises (calle del Pacífico, 34, Sant Andreu).
Entre las poco más de 132 hectáreas por las cuales se extiende la Vila de Gracia, en los últimos meses han levantado la persiana hasta cuatro establecimientos dedicados a la venta de libros: tres agremiados y uno que apenas hace unas semanas que ha abierto. Ahora bien, no se trata de librerías convencionales ni filiales de grandes cadenas como podrían ser la FNAC o la Casa del Libro. Todos los negocios tienen una peculiaridad que los hace únicos y quieren dirigirse a un público concreto que huye de estas grandes superficies para encontrar ejemplares que, normalmente, se escapan del circuito comercial habitual. La premisa común entre todos establecimientos -y el secreto que parece explicar la buena acogida que han tenido en su corta trayectoria- viene marcada desde los mismos orígenes como un rasgo distintivo que a la vez condiciona la actividad: la especialización. Un punto diferencial al resto de Cataluña, donde se basa en la recuperación del motor literario propio lejos de las grandes ciudades.

El epicentro del microcosmo de Gracia
Si tuviéramos que situar el epicentro de este microcosmo en algún punto seria al calle de Ramón y Cajal. Esta vía que talla por el bello medio la Vila de Gracia ha visto como en el último año abrían dos librerías de temáticas muy diferentes en dos locales separados por escasos 350 metros. Empezando desde la plaza de Joanic, el primer establecimiento que encontramos es Amora Libros, un negocio especializado exclusivamente en autoras femeninas que abrió ahora hace dos meses. Vanessa Almeida nació en una localidad próxima en la ciudad brasileña de Curitiba, pero desde hace más de una década vive en esta zona de la capital catalana, donde llegó después de cursar un máster en la ciudad. «Suy muy de Gracia. No me veía montando algo en otro barrio», explica en una conversación con El Món la responsable de la librería, que comparte gestión con su socia también brasileña Anitta Cortizas.
Después de años trabajando en los sectores del marketing digital y el diseño gráfico, las dos socias se embarcaron en esta aventura inspirándose en un club de suscripción que había montado una amiga en el Brasil y con la voluntad de impulsar un proyecto que fuera más allá del apartado económico. «Esta es una industria con márgenes de beneficio pequeños. Muchas librerías cerraron por la pandemia y vimos que había una oportunidad de negocio si hacíamos algo más especializada», asegura Almeida. La cofundadora tiene claro que no pueden competir con las grandes cadenas y, de hecho, no tienen ninguna pretensión. «Si quisiéramos ser una librería generalista no nos iría bien. La gente nos viene a buscar por otras razones y tienes que saber encontrar tu diferencial. Este es un proyecto feminista, pero tenemos más narrativa que ensayo», remarca.

La especialidad es precisamente la gran virtud de la otra librería que ha abierto en la calle de Ramón y Cajal. Después de ser despedido el pasado noviembre de la empresa textil donde había trabajado los últimos 27 años, Esteve de Sande vio en este revés la oportunidad de convertir su pasión por los libros de fotografía en un negocio. «Me dieron un cheque y lo tuve claro. Hace cerca de diez años que colecciono y siempre me ha hecho mucha rabia encontrar los mismos títulos en todas las librerías», señala. Así nació Dartbooks, un negocio que empezó hace unos meses como tienda en línea y que ahora presenta físicamente a los amantes del sector una cuidada selección de libros fotográficos, tanto clásicos como novedades. De Sande -que también ha hecho de buscador de libros por otros establecimientos- vivirá este año una fiesta especial por doble partida: no solo se estrena como librero, sino que también saca su primero fotolibro (

Literatura y música: dos artes que van «de la mano»
Entre estos dos negocios encontramos el benjamín de este listado de nuevas librerías. Se trata de la Libreria Sonora, que apenas hace unas semanas que abrió las puertas al número 9 de la calle Bruniquer. Como los otros dos establecimientos vecinos, este negocio tiene claro cuál es su nicho de mercado: los amantes de la música pop-rock de medios y finales de la década pasada. Joan Redolad, su fundador, compagina su tarea detrás del mostrador con el trabajo en el estudio Redoblo, un centro especializado en diseño, comunicación y estrategia. A pesar de que siempre se ha ganado la vida con este estudio, hace un tiempo decidió dar un paso más y ampliar su negocio: «Hace dos años murió la Anna, mi socia, y ahora he decidido embarcarme en este nuevo proyecto. Un espacio de confluencia entre música y literatura», explica Redolad en conversación con El Món.
En este pequeño local de la calle Bruniquer se pueden encontrar una amplia «variedad de temáticas y obras en torno a la música» especialmente «blues, jazz, pop, country, canción de autor, soul, punk, reggae y rock» y varias «obras biográficas relacionadas con la historia de la música», y libros escritos para los mismos «compositores y productores»: “Se trata de un espacio para encontrarnos todos los amantes de la música”, apunta el fundador de la librería, que explica que ha conformado el espacio de manera «polivalente» para poder convertir la zona de butacas en un pequeño escenario para hacer conciertos, charlas, clubes de lectura o talleres. Una filosofía que ya se pondrá en práctica este Sant Jordi: «Teniendo en cuenta la poca infraestructura de la cual dispongo, solo pondré una pequeña parada en el local porque todo el mundo que quiera acercar pueda ver nuestros productos, y convertiremos la librería en un espacio de firma», explica el fundador. Con poco menos de un mes de actividad, Redolad se muestra satisfecho del trabajo hecho y confía a poder seguir ampliando el negocio. De hecho, ya tiene planes de futuro: “Quiero incorporar novela gráfica y cómic, porque creo son unos vertientes artísticos que van muy de la mano con la música”.

Siguiendo este hilo, otro negocio gracienc vivirá este 2024 su primero Sant Jordi en condiciones. Después de casi una década de trayectoria, los responsables de la discografica El Genio Equivocado decidieron montar una tienda de discos y vinilos en 2018. La apuesta fue todo un éxito y cinco años más tarde se lanzaron con el proyecto de convertir el local donde se encuentran las oficinas del sello -que es contiguo al establecimiento musical- en una librería. «La tienda de discos funciona muy bien como curadora de música más alterntiva y la idea era replicar los mismos parámetros con los libros. La especialización es la clave», afirma Joan Casulleras, uno de los fundadores de EGE Libros. El negocio abrió a principios de abril del año pasado y prácticamente no pudo celebrar la fiesta, de forma que este año vivirán su verdadero bautizo en el día grande del sector con parada incluida a Gran de Gracia.

«Descentralizar» la cultura con la única librería de la villa
A pesar de que el grosor principal de las nuevas librerías agremiades que se preparan para su primero Sant Jordi se concentran en el microcosmo del barrio de Gracia de Barcelona, en otros puntos de Cataluña, como por ejemplo en Manresa con la librería Murmuri, también se han creado nuevos negocios de estas características. Este es el caso, por ejemplo, de la librería La Tempesta de Balsareny (Bages). La actriz, filóloga y gestora cultural Nuria Gómez inauguró el local, situado al número 3 de la calle Moià, el pasado domingo 7 de abril, a pesar de que no fue hasta tres días más tarde que ya empezó su actividad diaria. Se trata de un “espacio cultural” que incluirá “presentaciones de libros, un espacio de cafetería y conciertos de pequeño formato, varias artes escénicas y talleres”, con el objetivo de “convertirse en una plataforma de artistas de la Cataluña central para descentralizar la cultura”. “De momento, desde que hemos abierto, el recibimiento ha sido espectacular. La gente del pueblo ha quedado muy satisfecha con la propuesta y, incluso, han venido personas de las poblaciones del alrededor a hacer una ojeada”, explica Gómez.
Una situación muy similar con la cual se encuentra Gemma Mateu, librera de la librería Cal Serenet de Torredembarra (Tarragonès), situada al número 22 de la calle de Antoni Roig. La librera abrió las puertas de su nuevo local hace un par de meses, a pesar de que, según asegura, ya hacía “más de un año” que trabajaba para salir adelante su proyecto. A pesar de que se trata de una villa con más volumen de población, Cal Serenet se levanta como la única librería -en el sentido más estricto de la palabra- de Torredembarra. Del mismo modo que La Tormenta, a Cal Serenet también pretende convertirse en un “punto de encuentro” donde se harán actividades de “cuentacuentos” y “vermuts literarios”. A pesar de que las dos librerías comparten muchas características, sus responsables han encontrado maneras diferentes de encarar la fiesta de Sant Jordi.
Mientras que Nuria Gómez ha preferido no poner ninguna parada de libros en el pueblo y abrir las puertas del local para que “cualquier persona pueda acercarse a la librería, tomar un café y conocer el espacio”, la librera de Cal Serenet sí que habilitará un punto de venta de libros en la plaza de Joaquim Boronat. Ahora bien, se muestra muy desconcertada sobre cómo funcionará la jornada: “Como que no hay ninguna otra librería en el municipio, es muy complicado hacer una estimación sobre cómo irá la fiesta. No sé si haré corta de libros o si me pasaré”, argumenta Gemma Mateu, que se muestra convencida, pero, de que volver a celebrar la fiesta en “día laborable” -una situación que no se producía desde antes de la pandemia- “será muy positivo”: “Cuando cae en fin de semana, la gente aprovecha para irse a Barcelona. Este año, supongo que no lo harán y habrá mucha gente”.