«El Nobel de literatura de Bob Dylan me parece una tontería». Manuel Crespo debería imprimir esta frase en sus tarjetas de visita, si tuviera alguna. Seguro que no tiene porque es un hombre que solo quiere tener lo imprescindible. Soltó esta opinión durante la presentación de su último libro, Amanece en desorden, en la librería de Barcelona Animal Sospechoso. Le salió así cuando le preguntaron por qué dice que hacía muchos años que no escribía poesía, si escribe continuamente las letras de las canciones de su grupo de rock, Los 4Señores, que ya preparan el tercer disco. «Las canciones son otra cosa, mucho más artesanal, te obliga a respetar unas métricas y las haces con los compañeros [las músicas]. Hacer canciones no es hacer poesía, y el Nobel de literatura de Bob Dylan me parece una tontería». Otro de los asistentes intentó rebatirle la idea, pero no se movió de ahí. Es así y ya está. Todo en pocas palabras, solo las necesarias. Como en sus poemas.
Así es Amanece en desorden. Un libro de poesía que ha escrito cuando no quería escribirlo, pero que cuando se puso a ello le bastaron poco más de dos meses, del 12 de junio al 26 de agosto, según consigna con exactitud en la primera página del volumen. Por cierto, editado con una exquisitez sobria (o una sobriedad exquisita) por La nube de piedra. En la presentación también habló poco y leyó un poco. Habló más el presentador, Pedro Alcarria, también poeta y compañero de trabajo del autor, en un trabajo alejado de la poesía. «Un día, trabajando, le pregunté de repente: ‘Manolo, tú escribes poesía, ¿verdad?’ Como lo pillé desprevenido, el pobre hombre no tuvo capacidad de reacción para decirme que no, y confesó que sí, que escribía», recordó. «!Y ahora ha escrito este libro en muy poco tiempo, algo que a mí me lleva años!», subrayó el presentador.
«Simplemente, volvía de caminar por el Garraf y me salía un poema. Y al día siguiente otro». Nada más. Esta es la explicación, casi excusa, de Manuel Crespo. Una obra resultado de un verano de paseos por una comarca que él recorre desde Castelldefels –administrativamente, Baix Llobregat–, donde vive desde hace mucho y donde dirige el programa Lou Reed ha muerto, en Ràdio Castelldefels. Allí mantiene el alma rockera –disociada de la literaria– de cuando era muy joven y cantaba (y componía) en el grupo Kamenbert, una de aquellas bandas de los 80 que cambiaban de miembros cada dos por tres. Un proyecto que después de los cincuenta retomó con algunos antiguos compañeros para renacer, transformados, como Los 4Señores.
Poética sin épica, ni falta que hace
Amanece en desorden son 77 poemas que constituyen un viaje por un paisaje áspero, y esa es su virtud. Como la de unos poemas que buscan extraer la poesía que hay en las cosas, o más bien en el entorno material, que en este caso es la naturaleza. Desde Castelldefels y por el Garraf, durante las primeras horas del día. Los amaneceres. El lector se imaginará al autor rondando por una tierra que brilla precisamente por su falta de exuberancia, que parece deseada, por sobriedad y por modestia. Mar, arena, pinos. Escarabajos, gaviotas, gusanos y garzas haciendo cosas normales que hay que saber mirar para verlas.
Poética sin épica ni falta que hace. Como la que emerge también –y él lo negará– en las fotografías que publica en Instagram, donde un cordón de zapato abandonado en la calle y retratado por Manuel Crespo es un poema visual. Nada es casual. Llega aquí después de pasar por Guía de perplejos y Subterráneo, sus dos poemarios anteriores, y participar en obras colectivas como Indicios de Salamandra, Clavar limas en la tierra y Tinta en la medianoche. Aunque, ahora, después de haberlo escrito, de verlo editado y de asistir con cierta perplejidad a las presentaciones, siente el libro como si ya no fuera suyo.
