La fotoperiodista y jefa de fotografía de El Món, Mireia Comas (Terrassa, 1976), ha recibido el premio Pere Català Roca de la Nit de Castells, que se ha celebrado este sábado por la noche en el centro cultural de Valls. El galardón reconoce su trayectoria profesional como fotógrafa dentro del mundo de los castells: «Recibir este premio me hace mucha ilusión. Trabajar como fotógrafa es un trabajo que requiere picar mucha piedra y mucha constancia, y siempre es de agradecer que se valore esta labor», relata en conversación con este diario. La fotógrafa, que lleva más de una década especializada en el fotoperiodismo de las diadas castelleras de Cataluña, celebra este galardón, otorgado por la Revista Castells, ya que defiende que es una muestra de su gran labor en el sector: «A veces parece que cuesta que se valore el trabajo de los fotógrafos, y más en un momento en que parece que hacer una fotografía es solo presionar un botón. ¡Hacer fotografías es mucho más que eso!», exclama Comas.
La fotoperiodista, que también ejerce de jefa de fotografía de este diario, explica que uno de los secretos de su trabajo dentro del mundo casteller, los cuales le han valido este reconocimiento, «es la constancia» y el profundo conocimiento del sector: «Es muy importante conocer bien cómo funciona una diada castellera, y haber visto muchas a lo largo de la vida, para poder captar bien la perspectiva a la hora de hacer fotos», argumenta Comas. En esta línea, también relata que es fundamental «la planificación» de la diada para poder exprimir todo el jugo de cada uno de los castells: «En las diadas tienes muy poca movilidad, por lo tanto, es muy importante elegir bien dónde te ubicas para poder plasmar todas las emociones de la diada», explica. «Se debe ir a muchas diadas, y dedicarle muchas horas a conocer las actuaciones, para ver qué funciona en cada caso, porque cada plaza [donde se lleva a cabo la diada] es diferente», continúa.

Toda una vida ligada al mundo casteller
Es precisamente su conocimiento del mundo casteller la clave que le permitió ejecutar en el año 2016 la famosa y viral fotografía del beso: una imagen en la que dos hombres de la colla de los Minyons de Terrassa se dan un beso mientras descargan un castell: «La foto del beso no es casualidad. Es evidente que hay elementos que no puedes controlar, porque el beso tiene que ocurrir, pero como fotógrafo tienes que tener el encuadre controlado para que quede perfecto. Tienes que estar allí», argumenta. De hecho, Comas cree que «si no hubiera seguido a los Minyons durante cuatro años, esta fotografía quizá no habría terminado saliendo».
Mireia Comas ha dedicado los últimos años de su vida, entre otros, a la fotografía castellera. Ahora bien, su vinculación con esta tradición catalana viene de mucho más lejos: «Empecé con solo seis años a hacer castells, y formé parte de la colla de los Minyons de Terrassa [su ciudad natal] hasta que cumplí 21», rememora. Después de una larga pausa del sector, Comas optó por retomar su tradición castellera. Esta vez, sin embargo, desde detrás de la cámara. «Conocer las plazas, las colles y los castells me ha permitido poder explicar bien esta tradición a través de mis fotografías», argumenta. Un conocimiento, pues, que le ha valido un galardón por su trayectoria profesional dentro del mundo casteller.

