La nueva vestimenta de los gigantes de la Patum era uno de los secretos mejor guardados de Berga. Después de 15 años con la misma imagen, el diseñador Jordi Rafart ha renovado los trajes que deslumbran los cuatro gigantes de la fiesta, dotándolos de una nueva imagen que combina la «carga emocional» con un nuevo «concepto 360», de ver los cuatro iconos «como un grupo». Así lo ha explicado el mismo diseñador este fin de semana en Berga, bajo una gran expectación. Si bien en el pueblo ya sabían cuál había sido el diseñador ganador, hasta este sábado nadie los había mostrado en público.
El diseño ganador se impuso con más de 800 votos, en una consulta popular que buscaba renovar una imagen que no variaba desde el 2009. Un proyecto único, importando para el pueblo, que ha hecho de la Patum, su fiesta más popular, todo un emblema de la cultura popular catalana. «Tengo fama de ser perfeccionista, y os aseguro que hasta el último momento se ha trabajado para que fueran los mejores trajes por los mejores gigantes de Cataluña», ha dicho al respeto Rafart, tal como recoge la Agencia Catalana de Noticias (ACN). «Es un proyecto que estima la tradición, pero que da un beso a la modernidad».

Los principales cambios
El gigante que más ha cambiado es el gigante nuevo, que incorpora el azul real en su traje. El gigante combinará este azul, un color que hasta ahora no había llevado nunca, con sus tradicionales tonos ocre y granate. Por otro lado, la giganta nueva, más reticente históricamente a los cambios, cambia el velo rosado por un azul claro. Más cambios encontramos en el gigante mayor, que cambia de casco, ahora mucho más metálico, y en la giganta mayor que continúa manteniendo un regazo verdoso o turquesa, un color beis en la parte superior e incorpora centenares de piedras y perlas.

Estos cambios se entienden como un paso hacia la modernidad, después de un centenar de años con el mismo prototipo. «Los gigantes son los que son, siempre serán los nuestros, pero no nos tiene que dar miedo cambiar, porque al final es un poco la esencia de la Patum, que es sobre todo una fiesta abierta y viva», concluye en la ACN el historiador Albert Rumbo.