El cine catalán vivió este sábado uno de los Premios Gaudí más reivindicativos de los últimos tiempos. La gala que coronó a El 47 como el gran triunfador del año tuvo en la Casa Orsola uno de sus protagonistas inesperados, ya que en varios momentos de la velada se hizo referencia al primer desalojo de este emblemático edificio del Eixample, haciendo un llamado a detenerlo. Más allá de esta incursión en clave habitacional, la gran noche del cine de nuestra tierra estuvo marcada por el profundo carácter reivindicativo del discurso de Eduard Sola, quien se llevó el Premio Gaudí al mejor guion original por Casa en flames.

El guionista salió al escenario visiblemente emocionado y leyó un discurso en el que recordó sus orígenes familiares, haciendo referencia a las dificultades que tuvieron sus antepasados cuando emigraron a Cataluña desde Andalucía. «Si mi abuelo era analfabeto y yo me dedico a escribir, es porque ha pasado algo y, de esa cosa, se llama progreso y esto es indudablemente un éxito colectivo […] Mandemos a la mierda a los xenófobos y a los que se aprovechan de los demás, Sigamos, por favor, acogiendo a los de fuera con los brazos abiertos y veremos cómo de aquí a unos años escribirán grandes historias catalanas«, señaló Sola, quien se reivindicó como «orgullosamente charnego» y recibió una sonora ovación de los asistentes a la gala.

Los elogios por el discurso también se han repetido durante todo este domingo a través de las redes, donde muchas personas han compartido la intervención alabando su contenido. Personalidades diversas como la líder de la CUP Laure Vega; la consejera de Igualdad y Feminismo, Eva Menor; el diputado de ERC Jordi Salvador; el periodista y comunicador Sergi Mas o el televisivo Joel Díaz -con algunos matices- han aplaudido las palabras del guionista, destacando la defensa que hace Sola de una Cataluña «diversa» con igualdad de oportunidades para todos.

Críticas por «catalanófobo» y «sesgado»

La intervención, sin embargo, también ha despertado bastantes críticas por parte de un sector del catalanismo, que considera que el discurso no hace más que reproducir el argumentario «catalanófobo», obviando que también hubo durante décadas muchos catalanes analfabetos y explotados y «criminalizando el catalán», asociándolo a una clase social alta «como si no fuéramos los catalanes los que llevamos siglos oprimidos por los españoles». Diferentes voces como las del lingüista Gerard Furest, los periodistas y escritores Enric Vilà y Pere Antoni Pons o la comunicadora Juliana Canet han querido salir al paso de este discurso para denunciar que es «sesgado» y parece solo valorar la catalanidad «si es parcialmente española».

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