La voz de
Personas que estuvieron en aquel concierto explican en conversación con El Món que aquel día se había montado un encuentro con el grupo de fans Clam Sau después del concierto, pero que finalmente se canceló porque «el cantante no se encontraba bien». El periodista de
El grupo de fans que esperaban Sabater y que no supieron que había muerto hasta el día siguiente
Una situación, que confirma Marta Pich, que descubrió el grupo con 15 años con el disco
Joan Carles Doval, fundador del sello discográfico Picap y productor del segundo y el tercer disco de Sau –
La figura del gran seductor de Sau
Los tres coinciden a describir a Carles Sabater como un gran seductor tanto arriba como fuera del escenario. Marta Pich lo define como «una persona muy especial» porque tenía «mucho carisma» y «un magnetismo que te atrapaba», tanto en el escenario como en las distancias cortas. Para ella, Carles Sabater es un icono de una generación porque «dejó huella y marcó una época». Por otro lado, destaca que era una persona «muy generosa», de aquellas personas que no tienen nunca un no para nadie.

Doval destaca que «sabía transmitir desde el minuto cero» porque era un hombre al cual «le encantaba seducir». «Era un enorme seductor, lo cual le llevó problemas y líos». En este sentido, expone que «difícilmente sabía decir que no, con todo lo que esto comporta», pero también subraya que era «tierno, culto e inteligente». «Quizás, su peor defecto era su virtud del exceso de seducción», concluye.
Joaquim Vilarnau, por su parte, destaca que Carles Sabater «era un animal» encima del escenario: «Se lo comía el sol». «Jugaba a seducir siempre. Desde arriba del escenario seducía el público, cuando le ibas a hacer una entrevista te intentaba seducir, en el sentido que te explicaba cosas como si estuvo haciendo confidencias a un amigo», resalta, y añade que «era una figura magnética que al morir joven ha quedado intacta». «Su vida y su muerte prematura lo han elevado a la categoría de mito», concluye.
Pep Sala i Carles Sabater: un tándem perfecto
Otro aspecto que destacan del éxito de Sau es que Pep Sala y Carles Sabater formaban una pareja perfecta. El fundador de Picap pone énfasis en el hecho que la combinación de ambos era un éxito porque Sala es «posiblemente el mejor melodista contemporáneo» de Cataluña y contaba con Carles, el «mejor vendedor o comercial de estas grandes melodías». «Carles sabía transmitir todas las emociones musicales que construía Pep». Duval destaca la «profesionalidad tremenda» de la banda porque en los conciertos no dejaban nada al azar y no fallaba nada porque lo tenían todo «meticulosamente controlado, como tenía que sonar cada canción, la orden, como tenían que ubicarse, el que decían entre las canciones». «Era el grupo más profesional que he visto nunca», concluye el productor.
El periodista Joaquim Vilarnau añade que la banda destacó en la escena musical catalana por el «talento musical» de Sala y la «presencia escénica» de Sabater: «Encontraron el punto de equilibrio personal y musical y esto permitió que la historia durara años».
La muerte de Sabater, un antes y un después en el rock catalán
Así mismo, Vilarnau considera que la muerte de Carles fue «el inicio de un final de etapa», porque posteriormente se produjeron también las separaciones de grupos como Sopa de Cabra, Sangtraït, Lax’n’Busto. «Coincidió que todos estos grupos que habían empezado con pocos años de diferencia tuvieron una sacudida fuerte o lo dejaron también con pocos años de diferencia», subraya. De hecho, los únicos que no se separaron fueron Los Pets, pero en esa etapa perdieron a Marc Grau, que era responsable del sonido de la banda. Aun así, reivindica que todos ellos «supieron construir una banda sonora de una generación y esto no todos los grupos lo pueden hacer». De hecho, actualmente Sau todavía acumula más de 70.000 reproducciones mensuales a Spotify.
Marta Pich había descubierto a Sau con 15 años de casualidad por qué uno de sus hermanos le pidió la casete de Quina nit, pero recuerda que no fue un «amor a primera vista», hasta que un día hizo «un clic y me traspasó la música». Desde entonces siguió a Sau a muchos conciertos y fue creciente «con su música» hasta la muerte de Sabater, que fue «un antes y uno después»: «Mi vida está separada entre antes del 1999 y lo que vino posteriormente», recuerda. Aun así, encontró la manera de unir estas dos partes a través de la fotografía, primero como estudiante y posteriormente dedicándose profesionalmente. Aun así, siempre le quedará una cosa pendiente: fotografiar el «magnetismo» de Carles Sabater.