La voz de Boig per tu, una de las canciones más populares de la historia del rock catalán, se apagó hace 25 años después del primer concierto de Sau de lo que tenía que ser la gira Dotze, donde presentaba su doceavo disco Amb la lluna a les esquenes y celebraba el doceavo cumpleaños de su formación. Carles Sabater nació el 21 de septiembre de 1962 y murió el 13 de febrero del 1999 en Vilafranca del Penedès, cuando solo tenía 36 años. Después de dos horas en el escenario y un concierto que se desarrolló con toda normalidad, el cantante se desplomó en los camerinos y llegó con parada cardiorrespiratoria al Hospital Comarcal del Alt Penedès, donde no se pudo hacer nada por su vida y a las dos y media de la madrugada se declaró clínicamente muerto. Aquel día, ahora hace 25 años, el rock catalán perdió a su voz más seductora, que se convirtió en el mito de una generación.

Personas que estuvieron en aquel concierto explican en conversación con El Món que aquel día se había montado un encuentro con el grupo de fans Clam Sau después del concierto, pero que finalmente se canceló porque «el cantante no se encontraba bien». El periodista de Enderrock y amigo del grupo Joaquim Vilarnau recuerda que les dijeron que no salían porque Carles Sabater se había encontrado mal y se lo habían llevado al hospital. Entonces, la gente que estaba esperando el encuentro se fue a casa sin darle más importancia: «no nos enteramos de nada» y el fatídico final «era imposible de prever».

El grupo de fans que esperaban Sabater y que no supieron que había muerto hasta el día siguiente

Una situación, que confirma Marta Pich, que descubrió el grupo con 15 años con el disco Quina nit y le impactó tanto Sau que impulsó este grupo de fans, que organizaba actividades, desplazamientos a conciertos y se encargaba de la venta del merchandising. Ella recuerda que aquella noche «todo el mundo se fue a casa», y ella también, porque «en ningún momento» los pasó por la cabeza la muerte del cantante. «No me enteré hasta el día siguiente por la mañana» y en medio de la perturbación tuvo que atender un montón de llamadas de gente que formaba parte del grupo de fans y «necesitaba consuelo».

https://youtu.be/kpj1rmpogpq?si=wb7pparggq7s9ca6

Joan Carles Doval, fundador del sello discográfico Picap y productor del segundo y el tercer disco de Sau –Quina nit supuso el estallido de la banda- no asistió al concierto de Vilafranca porque, más allá de una estrecha amistad, ya no tenía ninguna relación profesional con la banda. Aun así, recuerda perfectamente como se enteró de la muerte de Carles Sabater: «Estaba en el Valle de Aran esquiando con mis hijos y me enteré a través de los informativos horarios de Catalunya Ràdio cuando estábamos subiendo a las pistas», relata, y asegura que se quedaron «helados» y, en aquel preciso momento, «se acabó el fin de semana».

La figura del gran seductor de Sau

Los tres coinciden a describir a Carles Sabater como un gran seductor tanto arriba como fuera del escenario. Marta Pich lo define como «una persona muy especial» porque tenía «mucho carisma» y «un magnetismo que te atrapaba», tanto en el escenario como en las distancias cortas. Para ella, Carles Sabater es un icono de una generación porque «dejó huella y marcó una época». Por otro lado, destaca que era una persona «muy generosa», de aquellas personas que no tienen nunca un no para nadie.

Carles Sabater i Pep Sala, durante el concierto de Vilafranca de 1999 / TV3

Doval destaca que «sabía transmitir desde el minuto cero» porque era un hombre al cual «le encantaba seducir». «Era un enorme seductor, lo cual le llevó problemas y líos». En este sentido, expone que «difícilmente sabía decir que no, con todo lo que esto comporta», pero también subraya que era «tierno, culto e inteligente». «Quizás, su peor defecto era su virtud del exceso de seducción», concluye.

Joaquim Vilarnau, por su parte, destaca que Carles Sabater «era un animal» encima del escenario: «Se lo comía el sol». «Jugaba a seducir siempre. Desde arriba del escenario seducía el público, cuando le ibas a hacer una entrevista te intentaba seducir, en el sentido que te explicaba cosas como si estuvo haciendo confidencias a un amigo», resalta, y añade que «era una figura magnética que al morir joven ha quedado intacta». «Su vida y su muerte prematura lo han elevado a la categoría de mito», concluye.

Pep Sala i Carles Sabater: un tándem perfecto

Otro aspecto que destacan del éxito de Sau es que Pep Sala y Carles Sabater formaban una pareja perfecta. El fundador de Picap pone énfasis en el hecho que la combinación de ambos era un éxito porque Sala es «posiblemente el mejor melodista contemporáneo» de Cataluña y contaba con Carles, el «mejor vendedor o comercial de estas grandes melodías». «Carles sabía transmitir todas las emociones musicales que construía Pep». Duval destaca la «profesionalidad tremenda» de la banda porque en los conciertos no dejaban nada al azar y no fallaba nada porque lo tenían todo «meticulosamente controlado, como tenía que sonar cada canción, la orden, como tenían que ubicarse, el que decían entre las canciones». «Era el grupo más profesional que he visto nunca», concluye el productor. 

El periodista Joaquim Vilarnau añade que la banda destacó en la escena musical catalana por el «talento musical» de Sala y la «presencia escénica» de Sabater: «Encontraron el punto de equilibrio personal y musical y esto permitió que la historia durara años».

La muerte de Sabater, un antes y un después en el rock catalán

Así mismo, Vilarnau considera que la muerte de Carles fue «el inicio de un final de etapa», porque posteriormente se produjeron también las separaciones de grupos como Sopa de Cabra, Sangtraït, Lax’n’Busto. «Coincidió que todos estos grupos que habían empezado con pocos años de diferencia tuvieron una sacudida fuerte o lo dejaron también con pocos años de diferencia», subraya. De hecho, los únicos que no se separaron fueron Los Pets, pero en esa etapa perdieron a Marc Grau, que era responsable del sonido de la banda. Aun así, reivindica que todos ellos «supieron construir una banda sonora de una generación y esto no todos los grupos lo pueden hacer». De hecho, actualmente Sau todavía acumula más de 70.000 reproducciones mensuales a Spotify.

Marta Pich había descubierto a Sau con 15 años de casualidad por qué uno de sus hermanos le pidió la casete de Quina nit, pero recuerda que no fue un «amor a primera vista», hasta que un día hizo «un clic y me traspasó la música». Desde entonces siguió a Sau a muchos conciertos y fue creciente «con su música» hasta la muerte de Sabater, que fue «un antes y uno después»: «Mi vida está separada entre antes del 1999 y lo que vino posteriormente», recuerda. Aun así, encontró la manera de unir estas dos partes a través de la fotografía, primero como estudiante y posteriormente dedicándose profesionalmente. Aun así, siempre le quedará una cosa pendiente: fotografiar el «magnetismo» de Carles Sabater.

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