Separar la vida personal y profesional es clave para mantener las relaciones de pareja. Los conflictos de negocios y las tensiones amorosas a menudo deben mantenerse alejados, si no quieren convertirse en un problema constante. En Com si fos ahir, las crisis de pareja están a la orden del día. En este capítulo del martes 18 de febrero, Cèlia (Sara Espígul) y Quique (Biel Duran) no están pasando por su mejor momento. Ella está demasiado implicada en la consultoría y su novio necesita que haya más comunicación entre ellos.
Por otro lado, Sílvia (Montse Germán) lleva días con la mosca detrás de la oreja. Cree que Francesc (Eduard Buch) se aburre con ella y hará todo lo posible para recuperar la chispa de su relación.
Los negocios pueden afectar las relaciones de pareja
Cèlia está sometida a muchas presiones. La nueva socia de Miquel (Eduard Farelo) tiene frentes abiertos por todos lados. Primero, demostrando que merece su posición en la consultoría, después del comportamiento que ha tenido Víctor (Pep Ambròs) las últimas semanas. Por otro lado, Quique sigue de baja. El estrés y la ansiedad por culpa de Bolaños (Dafnis Balduf) en el instituto han provocado que el profesor necesite alejarse, pero las presiones en su casa tampoco se detienen.
La pareja tiene que hacer reformas en el baño, pero cada uno va a lo suyo. Quique habla con el equipo de albañiles que se ocupó de las reformas de la Barnateca, el local de catering de Cristina (Carlota Olcina) y Gemma (Àurea Márquez). Pero Cèlia ha decidido tomarse la libertad de hablar con Bru (Marc Rius), el novio de Víctor, para que se encargue él del presupuesto. Este tira y afloja entre ambos genera fricciones en la pareja e incluso Miquel se ha dado cuenta. Si no reduce los niveles de trabajo, acabará estallando, tal como le pasó a Quique.
En casa, la situación no es nada agradable. Adrià tiene problemas con el ordenador, pero Quique ahora mismo no se puede permitir ese gasto. Además, el chico se ha dado cuenta del mal rollo que hay entre la pareja y eso empieza a afectar la relación entre padre e hijo. Esta misma tarde, Noe (Elena Gadel) se ha enfadado porque Cèlia se ha metido en su trabajo, usando su correo y enviando la documentación cuando no tocaba. Se está tomando muy en serio su papel de jefa en la consultoría y esto ha generado conflictos tanto en casa como en el trabajo.
Cuando Cèlia se entera de que Adrià tiene el ordenador estropeado, le compra un portátil nuevo de alta gama sin consultarlo con el padre del chico. La pareja casi ni se habla y Adrià no tiene más ganas de discutir, pero la pareja está a punto de vivir un momento de máxima tensión. Ella le reprocha que esté enfadado todo el tiempo y salte a la mínima. Quique está harto de que viva tan acelerada y vaya siempre a lo suyo. Para poner la guinda en el pastel, Cèlia se enfada de mala manera y le dice que pida ya el alta, que lleva muchos días en casa y ya basta. La elección de las palabras no ha sido la mejor y esta discusión puede provocar una ruptura si no le ponen solución pronto.
Sílvia organiza una cita especial
Parece que Sílvia se siente un poco insegura respecto a su relación con Francesc. La llegada de Itzíar (Marc Ulldemolins) a la serie que triunfa cada mediodía en TV3 está llena de altibajos. En los últimos capítulos, la chef y Francesc disfrutaron de una noche en un club de jazz y Sílvia se ha sentido desplazada. ¿O quizás está celosa? Parece bastante improbable, entre los dos amigos no hay más que unas aficiones en común, pero su novia está dispuesta a organizar planes de pareja para intentar avivar la chispa entre ellos. Su propuesta es una cita en un restaurante coreano. Quiere innovar y hacer cosas diferentes con Francesc, pero las cosas no serán tan sencillas y se llevará una decepción.
En el momento de quedar para ir al restaurante, Francesc le explica que ha invitado a Neus (Mercè Martínez) y Miqui (Adrià Collado) para que los acompañen. ¿Y cómo se ha tomado esta cita doble? Evidentemente, no está nada contenta. Su plan de comida especial y tarde juntos ha acabado mal. Cuando vuelven al piso, su novio se da cuenta de que Sílvia no está bien.
Ella quería una cita solo para ellos y aprovecha el momento para expresar todas las cosas que tiene en la cabeza. Cree que él se aburre con ella. Cuando sacan el tema del jazz, Sílvia confiesa que se siente fuera de esa parte de su vida y echa de menos la conexión con ese mundo. La pareja se pide disculpas y pone fin a esta pequeña guerra con un par de bromas y besos. No costaba tanto comunicarse un poco, ¿verdad? Esta trama aún no ha terminado y las tensiones entre las parejas pueden traer nuevas crisis a la ficción que triunfa cada mediodía en la cadena catalana.
