Los personajes de Com si fos ahir han pasado una semana intensa, eso es indudable. Los guionistas de la serie que lidera las tardes en TV3 saben usar los argumentos perfectos para exprimir todo el jugo de sus protagonistas. Entre las aventuras del seductor, el accidente del Toni pequeño (Oriol Cervera) y los encuentros secretos de Marta (Sílvia Bel), los fieles espectadores no han podido despegarse de la pantalla. El fin de semana se acerca, pero antes, han saciado las tramas más destacadas antes del capítulo del viernes, que siempre incorpora sorpresas.
Una compañera de piso excéntrica
Hace semanas que los más jóvenes de la ficción catalana toman protagonismo con sus historias. Los creadores del Comsi aprovechan las personalidades tan peculiares que tienen para hacerlos protagonistas de escenas de lo más surrealistas. Sin ir mucho más allá, la incorporación de Vane ha sido todo un trastorno para dos amigos. Marcel (Nil Cardoner) ha aprovechado la emotiva despedida de Cati (Olalla Moreno) para ocupar su piso. Para reducir los gastos le propuso a Vane ser compañeros de piso, pero poco a poco, ha ido descubriendo algunas cosas extrañas de esta profesora de defensa personal. La primera advertencia fue el maniquí con peluca que dejó plantado en medio del sofá del salón. ¿Lo más preocupante de todo? Que se dirigía a él como si fuera una persona de verdad.

Por su parte, Isern (Arnau Berlanga) se obsesionó con la desaparición de una vecina de Horta. Después de indagar y ver que Vane escondía imágenes recortadas de una chica, ambos amigos llegaron a la conclusión de que la chica era responsable del caso. Esta semana, Vane sorprendió a Marcel rebuscando entre sus objetos personales, aunque no era la primera vez que ocurría. Sin embargo, en el capítulo de este jueves 29 de mayo, la chica intentará aliviar los miedos de su compañero.

Se deshace del maniquí que tanto le incomodaba y él comienza a sentirse muy culpable, creyendo que ha sido todo una paranoia y que ha herido sus sentimientos. Por otro lado, Isern no termina de confiarse y la nueva información que les llega cambia la situación de nuevo. Marcel se disculpa otra vez con Vane, alegando que ha sido él quien se ha hecho toda clase de neuras mentales y le sabe muy mal cómo la ha tratado. Incluso propone cenar juntos y pasar un rato de conversación distendida. El problema es que Isern no puede dejar el tema y ahora, ha encontrado indicios muy sospechosos.

Después de escribir mensajes sin parar para que Marcel salga del piso y se aleje de la chica, termina llamándole para decirle que la policía ha compartido el retrato robot de la persona que acompañaba a la chica que desapareció en Horta. Aunque hay que ponerle imaginación, el dibujo muestra la imagen de una chica que se parece a Vane. El nerviosismo se hace evidente durante la cena y Marcel no puede evitar ponerse pálido por las novedades que acaba de descubrir. ¿Qué oculta esta profesora de sonrisa incansable?

Un negocio secreto comienza a salir a la luz
Jordi (Andrés Herrera), Gina (Meritxell Huertas) y Eva (Alícia González Laá) tienen un apartamento entre los tres en s’Agaró. Para las vacaciones de Semana Santa tuvieron la primera pelea para ver quién podía subir con los amigos del grupo, pero desde entonces, el apartamento se ha convertido en el escenario de un negocio secreto. Como regalo de boda, Eva y Gina decidieron alquilarle el apartamento a Joana y Paz para su noche de bodas. Lo que debía ser una situación temporal para cubrir los gastos de las reparaciones en el apartamento, se ha convertido en una mentira inocente de ambas. Sin decirle nada a Jordi, han continuado alquilando el apartamento de la Costa Brava para conseguir un pellizco de dinero. El problema, sin embargo, es que han tenido unos invitados muy ruidosos.

Un vecino de s’Agaró se ha quejado de una fiesta en el apartamento y decide avisar a Jordi. Él no entiende cómo es posible si el piso está cerrado. Decide hablar con las copropietarias y ellas buscan todo tipo de excusas para no explicar que lo están alquilando a escondidas. Son tan convincentes que el hombre llama de nuevo al vecino que le alertó para regañarlo por haberse inventado toda esta historia.
Más tarde, Gina, con un inglés regular y lo mejor que puede, habla con los visitantes que han organizado todo el lío para reprenderles y sobre todo, para pedir que dejen de pasearse por el balcón completamente desnudos. Es evidente que la situación es sospechosa y las mentiras tienen las patas muy cortas. ¿Qué hará este personaje cuando descubra que lo han engañado para obtener beneficios económicos sin repartirlos equitativamente? Por ahora, la trama que los guionistas han preparado para el final de semana no dejará a nadie indiferente.