Àlex Monner formó parte de una de las series más exitosas de TV3 en su momento, Polseres vermelles. Él interpretaba a Lleó, el líder del grupo, y como tal fue de los que más triunfó entre los telespectadores. Ahora, catorce años después, el actor ha recordado aquella época en una entrevista en La Turra de EVA que sirve para saber cómo vivió toda aquella fama y también qué ha sido de él. Ha sido uno de los representantes de esta generación a los que conocimos cuando aún eran adolescentes, lo cual dice que le llena de orgullo.
El actor tuvo éxito desde muy joven, ya que lo contrataron con solo 15 años. Gracias al éxito de la ficción, los siguientes trabajos fueron sobre ruedas: «Parecía que la rueda no se detenía, ya que un trabajo me llevaba a otro. Era fascinante estar introducido en un mundo que no conocía previamente, ya que las experiencias que vivía cuando rodaban eran como de otro planeta, era increíble hacer rodajes de noche, pasar todo el verano de colonias con el resto de actores…». Describe todo aquello como «la hostia» y reconoce que ha conformado una parte muy importante de quién es hoy. Ahora bien, todo el resto de aspectos que conllevaba el trabajo era «basura directamente«.
Ser famoso cambió su vida radicalmente, hasta el punto que tuvo que dejar de ir a las fiestas de barrio porque lo reconocían: «Llevé la sobre atención mediática fatal, en algunos momentos. Había hordas de gente a mi alrededor y todo cambia… También iba a la escuela y era el niño famoso, qué lata«.
¿Cómo vivió la fama Lleó de Polseres vermelles?
Él interpretaba al chico guapo de la serie, una fama de sex-symbol que sorprendentemente dice que no llegó a notar como tal en ningún momento: «Me hace gracia que lo digas porque no tenía esa sensación. Yo lo relacionaba más como una especie de amor por la serie, era como un fandom que rendía homenaje a la serie no tanto a mí personalmente como sex-symbol». Además, no tenía la sensación de estar interpretando un papel así: «Ya ves, era calvo y iba en silla de ruedas… quiero decir que tampoco era como un prototipo de un chico guapo«.
La relación con el cuerpo va por días, como mucha otra gente. Sabe que en el trabajo tiene que tener mucha conciencia del cuerpo, por lo cual trabaja los personajes desde aquí para sentirse más seguro: «Cuando estoy rodando, dejo de fumar, no tomo cafeína e intento hacer mucho deporte porque de las herramientas más importantes que tenemos es el pecho limpio de humo, las piernas fuertes y la mente fresca».
El actor, que acaba de cumplir 30 años, reconoce que piensa mucho en su aspecto físico: «Lo pienso porque, inevitablemente, mi trabajo me empuja a hacerlo. Ver cómo te vas haciendo mayor en pantalla también es, de alguna manera, analizar qué le está pasando a tu cuerpo». ¿Es de esos que va al gimnasio? Pues no especialmente: «Eso del gimnasio es fortísimo. Tengo colegas que son gymbros y los he acompañado a intentar hacer pesas, pero el ambiente de gimnasio es muy particular… Ha habido días que he ido y me veía un poco motivado cuando me daba cuenta de que tenía un poco más de brazo, pero se me acaban difuminando las ganas de ir porque el gimnasio es un espacio horrible».


Ahora mismo, Àlex Monner se centra en cumplir uno de sus sueños. Desde hace unos años, está escribiendo lo que será su primera película. ¿De qué trata? Él quiere ser director de un film que habla de la herencia de la violencia que se ha ejercido, históricamente, entre hombres y mujeres de diferentes generaciones: «Los hombres acarreamos una violencia sobre nuestras espaldas y solo hay que mirar un poco las noticias para darse cuenta de que somos herederos de una generación que ha ejercido mucha violencia». Está trabajando en ello con la productora de Aina Clotet, ha explicado, con quien ahora mismo está buscando financiación para poder llevarla a cabo.
Le está costando, ya que haber tenido un papel importante no hace que todo el resto sea fácil: «Sempre he anat trampejant, però no és fàcil i costa molt. Uno de los aprendizajes que he tenido es que vale la pena tener cosas por las que luchar y ganas de sacar los proyectos adelante».

