A tan solo quince kilómetros de Valls, en el campo de Tarragona, se erige «la otra Sagrada Familia». El pequeño pueblo de Montferri, con poco más de 400 habitantes, es la sede de una de las grandes obras modernistas de Josep Maria Jujol, el fiel colaborador del artífice de los grandes monumentos de Cataluña Antonio Gaudí. El Santuario de la Virgen María de Montserrat es un pequeño templo modernista que comparte muchas similitudes con la obra magna de Gaudí. En primer lugar, y no la más vistosa, es que Jujol empezó a construirlo en 1925, pero no la pudo acabar, por lo cual Joan Bassegoda y Nonell se encargó de poner el punto final a la obra en 1999. Gaudí también empezó a construir la Sagrada Familia en 1882, pero a raíz de su muerte la obra quedó parada, y hoy en día, después de varios maestros de obra, todavía trabajan para terminarla.
Más allá de sus coincidencias temporales, el templo de Jujol se caracteriza por unas peculiares formas que parecen una construcción a pequeña escala del templo barcelonés. El santuario está situado a unos 400 metros del casco urbano de Montferri, sobre un pequeño cerro. Consta de una planta poligonal que imita el casco de un barco, orientado hacia el Monasterio de Montserrat. Su estructura está integrada por los tradicionales arcos de la arquitectura característica de Gaudí, tanto los parabólicos como los catenarios, y no usa paredes, sino que construye a partir de columnas. Una técnica muy similar a la que ideó el arquitecto de Riudoms por la Sagrada Familia.
Un reclamo para el pequeño pueblo
Todo y las dificultades económicas que supone para un pequeño pueblo hacerse cargo de un edificio de estas características, el Santuario de la Virgen María de Montserrat es un auténtico reclamo para todos los amantes de la arquitectura modernista. Declarado bien de interés cultural, el templo consigue captar miles de visitantes cada año, cosa que aporta también beneficios para la localidad.
