La historia reciente de Cataluña está llena de pueblos que, en algún momento u otro, han cambiado de nombre. Durante la Guerra Civil española, algunos municipios del Vallès Occidental, por ejemplo, como Santa Perpètua de Mogoda, cambiaron de nombre temporalmente durante la guerra. Años después, sin embargo, en Cataluña se continúan produciendo cambios de nombre. Este año, un emblemático pueblo del Baix Empordà podría cambiar oficialmente su topónimo. Se trata de Palamós, donde el próximo domingo 23 de noviembre se realizará una consulta popular -avalada por el pleno municipal- para decidir si se incorpora Sant Joan al topónimo del municipio. Este posible cambio de nombre, que aún debe someterse a votación, responde a una larga reclamación vecinal, que desde hace décadas reclama que se incorpore Sant Joan a la nomenclatura del municipio, ya que está compuesto por dos poblaciones diferentes.
Sant Joan se anexó a Palamós en el año 1942, coincidiendo con los primeros años del franquismo. De hecho, se trata de un proceso que se puso en marcha en 1940, pero que tardó dos años en culminarse. En aquel momento, pues, el nombre de Sant Joan desapareció de los registros, hecho que desde la asociación de vecinos de Sant Joan califican de «agravio histórico». «Permitirá pensar sobre la identidad y reflexionar sobre un municipio compuesto por dos pueblos», reflexiona la alcaldesa de Palamós, Maria Puig (ERC). Así pues, el próximo 23 de noviembre, todos los palamosinos mayores de 16 años someterán a votación el futuro del topónimo. En caso de que la consulta resulte favorable, el municipio pasaría a llamarse Palamós y Sant Joan. Durante ese domingo, se habilitarán dos puntos de votación presenciales. Por un lado, la sala polivalente de la biblioteca municipal en el parque dels Països Catalans. Y por otro, el Aula de Aprendizaje situada en el número 31 de la calle Riera. El horario de votación será de las nueve de la mañana a las ocho de la tarde, y esa misma noche se sabrán los resultados.

La identidad del municipio, trasfondo del cambio de nombre
El trasfondo de la lucha vecinal que ha acabado impulsando la consulta popular es defender la «identidad» de los dos pueblos que conforman el municipio empordanés. Para el presidente de la asociación vecinal de Sant Joan, Carles Sala, este paso avalado por la totalidad del gobierno municipal supone «un momento histórico» para los vecinos del pueblo, ya que recuerda que la anexión a Palamós se hizo «en un contexto de posguerra, de gobiernos impuestos y de momentos oscuros». Un cambio de nombre que para Sala también es un homenaje a toda una generación que vivió el cambio de nombre y, por lo tanto, cómo se les «borraba» la identidad. Sea como fuere, el presidente de la asociación de vecinos del pueblo defiende que el simple hecho de someter el cambio de topónimo a votación es «algo positivo».
El Ayuntamiento de Palamós ya trabaja sobre los dos posibles escenarios resultantes de la consulta. En caso de que salga el ‘sí’, el consistorio comenzará inmediatamente los trámites para cambiar el nombre: «No será rápido ni fácil, porque supondrá una transformación importante más allá del logotipo y también habrá que tener en cuenta la heráldica; pero iremos dando todos aquellos pasos que correspondan», detalla la alcaldesa, que recuerda que, entre otros, el nuevo topónimo -es decir, Palamós y Sant Joan- deberá recibir el visto bueno del Institut d’Estudis Catalans (IEC). En caso de que el resultado de la consulta sea negativo, la alcaldesa remarca que la comisión de trabajo, integrada por todos los grupos municipales y los vecinos de Sant Joan, se mantendrá «viva para asentar una identidad que existe». Las urnas, pues, decidirán el nombre de Palamós el próximo 23 de noviembre.