«Es muy sangrienta que no nos paguen por el que somos». Esta es la frase con que describe Ester Planell, comadrona de un centro de atención primaria (CAP) y miembro de la Sectorial de Comadronas de Cataluña, la situación que vive el colectivo de enfermería. Las enfermeras han mantenido un pulso de casi dos meses con el Departamento de Salud, dirigido por Manel Balcells, para conseguir mejoras en sus condiciones laborales. A pesar de que el pasado jueves 25 de enero el sindicado Enfermeras de Cataluña y la consejería llegaron a un acuerdo para poner fin a la huelga indefinida que habían empezado contra el III Acuerdo de condiciones de trabajo del personal estatutario del Instituto Catalán de Salud (ICS), que se firmó el 22 de noviembre, todavía los queda una lucha pendiente: conseguir el cambio de categoría profesional. Y esto no depende de la Generalitat sino del gobierno español.

Actualmente, las enfermeras tienen la categoría A2 en la escala de trabajadores de la administración pública, pero hace años que reclaman pasar a formar parte del grupo A1. La diferencia entre ambos grupos es que, para acceder al A1, hay que tener una carrera universitaria, mientras que para formar parte de la A2 solo hace falta una diplomatura. Y entre las dos categorías hay diferencias en la retribución económica. A pesar de que inicialmente la enfermería era una diplomatura de tres años, a raíz del Proceso de Boloña, que es como se conoce el conjunto de medidas que se aplicaron en 1999 para configurar el espacio europeo de enseñanza superior, pasó a ser una carrera universitaria de cuatro años. Es en este contexto, pues, donde nace la reclamación del colectivo, puesto que, a pesar de contar con todos los requisitos para formar parte de la categoría A1, siguen estancadas en el grupo A2: «Nos han anclado en las diplomaturas cuando hace años que ha cambiado nuestra situación», denuncia Planell en conversación con El Món. La comadrona no entiende por qué no pueden acceder a la categoría que considera que los corresponde. De hecho, lamenta que hay enfermeras que son «doctoradas» y que tampoco pueden acceder al grupo que los corresponde.

La situación que viven las enfermeras es prácticamente idéntica a la de los técnicos sanitarios que, a diferencia del colectivo de enfermería, mantienen la huelga indefinida que empezaron el pasado 8 de enero. El colectivo de técnicos -es decir, todos los profesionales que hacen pruebas diagnósticas, como por ejemplo ecografías, mamografías o radiografías, entre otros-, dividido entre los técnicos superiores sanitarios y los técnicos de grado medio, lucha para conseguir que se les reconozca dentro de la categoría que les corresponde. Actualmente, los técnicos superiores están reconocidos dentro del grupo C1, a pesar de que les correspondería estar en el grupo B, mientras que los técnicos de grado medio luchan para que se les reconozca como trabajadores de la categoría C1, puesto que actualmente forman parte del grupo C2. La diferencia entre estas dos categorías es que para formar parte del C1 hace falta una titulación de bachillerato o de técnico, mientras que al C2 solo hay que tener la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Por lo tanto, del mismo modo que los pasa a las enfermeras, los técnicos sanitarios y técnicos superiores sanitarios están reconocidos en una categoría inferior a la que los corresponde. Según relata Paco Montero, que hace más de 25 años que es especialista en imagen de diagnóstico y medicina nuclear, no se los retribuye de acuerdo con la formación que tienen y las tareas de especialización que llevan a cabo: «Siempre he sido enamorado de la profesión, pero cada día que pasa y la situación sigue igual tengo menos ganas de seguir trabajando», espeta Montero.

La ministra de Sanidad, Mónica García, durante la Comisión de Sanidad, en el Congreso de los Diputados / EP

El agravio económico de la infracategoritzación

Mientras la consejería confía a poder contribuir a desencallar la situación presionando el ministerio y a calmar los ánimos con las enfermeras y los técnicos sanitarios, el sindicato de Enfermeras de Cataluña ha intentado conseguir un «complemento salarial» mientras no llega la recategorización. El departamento, pero, se ha negado a dar este complemento, puesto que no estaría vinculado a sus competencias. «Durante la reunión que hemos mantenido con el consejero se han cerrado en banda y no han querido aceptar de ninguna forma hacerse cargo de esta retribución extraordinaria. Dicen que cualquier acuerdo en relación con esta cuestión se tiene que hacer a través de las tablas de negociación del ICS, pero nosotros no formamos parte», lamenta la vicepresidenta del sindicato de Enfermeras de Cataluña, Laia Marsal, en conversación con este diario.

El complemento salarial que reclamaban es de entre 400 y 600 euros mensuales más respecto del que cobren en estos momentos. Tal como queda estipulado a la tabla de retribuciones de los profesionales de la administración pública, una enfermera dentro de la categoría A2 tiene un sueldo bruto de 2.480 euros brutos en el mes, mientras que si formara parte del grupo A1 el sueldo subiría hasta los 2.953 euros brutos en el mes. Una diferencia de 473 euros cada mes. Si cogemos estas cifras y las multiplicamos por las 14 pagas anuales, el sueldo de una enfermera dentro de la categoría de la A2 es de 34.720 euros brutos el año, mientras que el del A1 -donde tendría que incluirse por su formación profesional- es de 41.342 euros el año: «Son casi 7.000 euros que no cobramos en el año porque no nos pagan teniendo en cuenta el que somos», lamenta Planell.

El sindicato de enfermeras de Cataluña acuerda desconvocar la huelga indefinida, pero mantiene la presión para conseguir el cambio de categoría profesional / EP

La comadrona denuncia, también, que tampoco se las retribuye económicamente de acuerdo con el grado de especialización del trabajo que desarrollan y de la formación que los exigen para poder hacer esta tarea. Una situación muy similar a la que expresa Paco Montero, que subraya que se los exige «una formación muy concreta» pero que nadie lo tiene en cuenta en la hora de establecer las mesas salariales: «El problema no es tener que estudiar una especialidad, es que después no paguen tal como se merece la persona especializada», argumenta el técnico sanitario.

El cambio de categoría, en manos de Madrid

A pesar de que las categorías profesionales y las condiciones que hay que cumplir para formar parte de cada uno de los subgrupos están recogidas al BOE, las enfermeras y los técnicos sanitarios se encuentran en una posición inferior a la que los corresponde. Ahora bien, la decisión de recalificarlas recae en el gobierno español. Es por eso que Balcells se ha comprometido a poner esta reclamación sobre la mesa en la reunión que mantendrá el próximo viernes 2 de febrero con la ministra de Sanidad, Mónica García. De hecho, este es uno de los puntos que se trató durante la reunión de este jueves entre el departamento y las enfermeras para desconvocar la huelga. Ahora bien, mientras la consejería confía a poder convencer el gobierno español para llevar a cabo la recategorización, los técnicos sanitarios no tienen tantas esperanzas puestas: «El ministerio siempre ha sido muy hermético con esta cuestión. A pesar de que hace muchos años que lo pedimos no ha habido ningún cambio», asevera Montero, que se muestra escéptico con la reacción del gobierno español ante la reclamación.

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