Retirar el plástico del envoltorio, abrir el paquete de tabaco, coger el encendedor, ponerse un cigarrillo en la boca y fumar. Cuatro movimientos que, rutinariamente, generan una fuerte adicción que es una de las principales causas de enfermedades y muertes prematuras en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES) de 2024 apunta que un 24,3% de los catalanes consumen tabaco -menos que la media estatal, que se sitúa en el 25,8%-, en diferentes formas, diariamente. Y que más de un 60% de la población catalana ha consumido alguna vez en la vida. Esta misma encuesta también indica que el consumo de productos convencionales ha disminuido en los últimos años, pero que ha incrementado significativamente el consumo de cigarrillos electrónicos, conocidos popularmente como vapers. Concretamente, un 19% de los catalanes asegura haber consumido alguna vez en la vida, mientras que en el año 2022 la cifra se situaba en el 12%.

El aumento del consumo de estos productos, que no contienen ni alquitrán ni humo, sino que simulan la acción de fumar a partir de la vaporización de una solución líquida, se ha disparado, especialmente entre los sectores más jóvenes de la población. Es precisamente este el motivo que ha puesto en alerta a los gobiernos y las organizaciones mundiales, que ya han comenzado a moverse para frenar el consumo de estos productos. Para los expertos consultados por El Món con motivo de la celebración de la edición de este domingo de La Marató de TV3, que este 2024 se centra en las enfermedades respiratorias, el consumo de cigarrillos electrónicos es una problemática multifactorial con consecuencias médicas, pero también sociales: «Las tabacaleras, que son empresas que hacen negocio con la muerte de la población, son las grandes responsables del aumento del consumo de los cigarrillos electrónicos. Los han vendido como un producto menos perjudicial que el tabaco convencional para limpiar su imagen, pero es completamente falso», argumenta el doctor Jacobo Sellarés, neumólogo del Hospital Clínic de Barcelona y experto en tabaquismo.

En esta línea, el jefe del servicio de prevención y control del tabaquismo y de las lesiones de salud pública del Departamento de Salud, Josep Maria Suelves, apunta que la industria del tabaco ha intentado convertir «de manera engañosa» este producto como una solución para los fumadores que se plantean abandonar el consumo: «La industria dice que son productos con menor riesgo para la salud, pero es una afirmación engañosa. Las personas que comienzan con los vapers para dejar de fumar acaban consumiendo de manera dual los dos productos [los cigarrillos electrónicos y el tabaco convencional]», asevera.

Imagen de cigarrillos electrónicos en un estanco / Europa Press

La trampa de la nicotina

El jefe del servicio de prevención del tabaquismo de la consejería considera que las empresas tabacaleras han intentado erigir este producto en una alternativa a fumar tabaco porque, mayoritariamente, no contiene nicotina -el componente que provoca la adicción. Sin embargo, la industria también ofrece estos cigarrillos con nicotina para los consumidores que quieran decantarse por esta opción. Y los expertos apuntan que la mayoría de vaporizadores electrónicos que se comercializan en los estancos y las tiendas especializadas contienen nicotina. Es decir, que el problema sigue siendo el mismo: «Las empresas ofrecen los productos sin nicotina, pero su objetivo real es crear adictos crónicos a esta sustancia», exclama el doctor Sellarés.

Los efectos nocivos de los cigarrillos electrónicos, sin embargo, no se limitan solo a la nicotina. De la misma manera que el tabaco convencional, los vapers también pueden ocasionar a corto plazo problemas de salud cardiovascular, como infartos de miocardio o la presión arterial alta, desarrollar formas de cáncer, especialmente en la boca, y enfermedades respiratorias graves: «A finales del año 2018 y principios de 2019, Estados Unidos se vio obligado a declarar el consumo de estos cigarrillos como una epidemia debido a todos los problemas respiratorios que ocasionaban entre la población, especialmente los más jóvenes», asevera Josep Maria Suelves. En esta línea, los expertos coinciden en que hay que tomar medidas para limitar o, al menos, dificultar su consumo: «Sabemos que ocasiona problemas de salud a corto plazo, pero aún no sabemos cuál será su impacto a largo plazo», recuerda el jefe de prevención del tabaquismo del Departamento de Salud, que considera que hay que actuar con prudencia y prevenir las consecuencias nocivas del consumo de estos cigarrillos vaporizadores.

Imagen de archivo de una mujer fumando un cigarrillo tradicional / Europa Press

Europa se mueve para reducir el consumo de tabaco de los jóvenes

Los expertos consideran que las administraciones deben unir fuerzas y plantear políticas comunitarias para reducir el consumo de tabaco, especialmente entre los sectores más jóvenes de la población: «Es fundamental garantizar la prohibición de la venta de estos productos a los menores de 18 años», asevera Josep Maria Suelves, que recuerda que, aunque los comercios ya tienen prohibida su comercialización a los menores de edad, todavía hay muchos estancos u otras tiendas que lo hacen. «Debemos restringir su consumo», continúa. Para los especialistas, sin embargo, las restricciones no pueden limitarse a la venta, sino que deben hacerse extensivas también a los espacios donde se pueden consumir estos productos. Un camino que las instituciones mundiales ya han adoptado.

De hecho, el Consejo de la Unión Europea ya adoptó el pasado 3 de diciembre la recomendación de la Comisión Europea (CE) -la cual se emitió el pasado mes de septiembre- de ampliar las zonas libres de humo para incluir «espacios clave» como las terrazas de bares y restaurantes y los parques infantiles. El objetivo de esta propuesta, aprobada en la reunión que mantuvieron a principios de diciembre los ministros de sanidad de los 27 estados miembro, es «proteger» a la ciudadanía, y en particular a jóvenes e infantes, de los efectos nocivos del tabaco y otros productos similares, como los cigarrillos electrónicos: «La recomendación ayudará a prevenir las enfermedades y a reducir la probabilidad del humo y de los aerosoles ajenos, en particular entre los infantes y los jóvenes», dejó claro el secretario de estado de Sanidad del gobierno de Hungría, Péter Takács, que ejerce la presidencia de turno del Consejo de la UE.

A pesar de los pasos adelante de la comunidad internacional, sin embargo, todavía no hay un consenso firme en Europa. De hecho, a pesar de que Bruselas ha hecho efectiva la recomendación de prohibir el consumo de estas sustancias en algunos espacios, el Parlamento Europeo rechazó, de forma inesperada, con 378 votos en contra, una resolución que apoyaba la propuesta de la CE. Europa, pues, trabaja para continuar poniendo frenos al consumo de tabaco y otras sustancias para proteger a la ciudadanía y combatir los efectos nocivos de estos productos.

Comparte

Icona de pantalla completa