Los traficantes de marihuana han encontrado una nueva mina de oro en Cataluña: las plantaciones de alta montaña. Se trata de instalaciones que se esconden en zonas boscosas de difícil acceso del Pirineo y alejadas de ciudades y pueblos dirigidas por auténticas “empresas multinacionales” altamente profesionalizadas. Los Mossos d’Esquadra alertan que se ha producido un cambio en el
Dos investigaciones de la policía catalana han permitido desarticular dos organizaciones criminales que operaban en el Pirineo catalán. Desde el verano del año pasado, han detenido a 21 personas y han destruido 27.000 plantas de marihuana, que suponen más de 8 toneladas de droga, repartidas en plantaciones en el Alt Urgell, Pallars Jussà, Pallars Sobirà, la Noguera y Osona. La marihuana decomisada tendría un valor de 16 millones de euros si se hubiera vendido al por mayor, es decir, a otros traficantes, y de 49 millones de euros una vez vendida al por menor, según los precios de mercado que se pagan ahora mismo en Cataluña. Los Mossos estiman que el precio se podría doblar o triplicar si se hubiera exportado a otros países de la Unión Europea, principal mercado de las plantaciones catalanas.
Investigación larga para localizar todas las plantaciones de marihuana
La investigación empezó el julio de 2022, cuando los Mossos d’Esquadra descubrieron una plantación de marihuana al aire libre en la Baronia de Rialb (Noguera). Los agentes encargados del caso montaron un dispositivo de vigilancia que permitió identificar cuatro personas que vivían en la zona de cultivo, de muy difícil acceso. Un par de meses después, los Mossos enviaron al Grupo Especial de Intervención (GEI), las fuerzas especiales de la policía catalana, para entrar en la plantación, ya que sospechaban que podría haber trampas destinadas a evitar robos de otras bandas y retrasar las operaciones policiales. Poco después se localizó otra plantación cercanas donde detuvieron a tres personas.
A finales de 2022 localizaron un espacio deforestado en Sarroca de Bellera (Pallars Jussà) con signos evidentes de haberse utilizado para plantar marihuana. Meses después se detectó la reanudación de la actividad e identificaron a dos personas encargadas de la gestión de la plantación que también regentaban dos plantaciones cercanas, situadas en Senterada y en la Torre de Cabdella (Pallars Jussà) y otra en Rupit i Pruit (Osona). El pasado mes de septiembre los Mossos hicieron entradas simultáneas en las cuatro plantaciones y detuvieron a nueve personas en total.
Plantaciones camufladas en medio de la montaña
Los Mossos d’Esquadra han explicado que las plantaciones de marihuana de alta montaña siguen un patrón común. Se instalan en zonas remotas donde es imposible acceder en coche y cerca de un punto de captación de agua en un río cercano. Además, se trata de auténticas explotaciones agrícolas, con zonas diferenciadas para el cultivo, viviendas y cabañas para secar y envasar la droga. Están preparadas para que los traficantes pasen largas temporadas e incluso disponen de balsas o piscinas para acumular agua y garantizar el riego de las plantaciones.