Teresa Cabré (l’Argentera, Baix Camp, 1947) es la presidenta del Instituto de Estudios Catalanes (IEC) desde el 2021, año qué llegó al cargo después de siete años al frente de la sección filológica. Recibe El Mundo la semana de la Fiesta, en la Casa de Convalecencia, la sede histórica y actual de la institución. Hagamos las fotografías a la galería del patio de este edificio del siglo XVI que formaba parte del recinto del Hospital de la Santa Cruz, el escenario elegido este año para el mensaje institucional del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Es un Once de Septiembre en que la campaña del Gobierno,
¿Que implica la pérdida de Carme Junyent para la lengua catalana?
Conocí Carme Junyent como alumna. Desde hace muchos años nos teníamos mucho de respeto y mucho de afecto, y nos pudimos despedir antes de las vacaciones. Lo más importante de Carme Junyent es que era una persona libre, decía lo que pensaba, aunque fuera contra la corriente o impopular. Eso sí, justificaba siempre sus opiniones. Y, para la lengua, ha sido una gran luchadora. Como que tenía un conocimiento tan grande sobre la situación de lenguas amenazadas, porque trabajó mucho sobre lenguas africanas, lo aplicaba al caso catalán y alertaba de los peligros para la supervivencia del catalán y de la falta de proyección de la lengua. Alertaba de determinadas situaciones y no le importaba ir contra la corriente incluso del pensamiento oficial. Decía que con la planificación lingüística que se llevaba a cabo con el catalán no nos saldríamos, que hacía falta otro tipo de planificación.
¿Usted también ve el catalán en situación de emergencia?
Yo quizás no soy tan radical. Veo que el catalán está en una situación difícil, compleja. Pero en una situación de emergencia, absolutamente amenazada y con indicios que realmente desaparecerá, yo no se lo acabo de ver.
De hecho, el catalán ha resistido muchas embestidas a lo largo de la historia. ¿Cuál es la clave para continuarla aplicando?
Es una cuestión de los hablantes de catalán, de la voluntad que un pueblo tiene de no perder su lengua. Por eso nos tenemos que responsabilizar todos. En la medida que cada uno de los hablantes transmitimos la lengua a las otras generaciones, que los jóvenes se vayan incorporando, la lengua no se perderá. Por lo tanto, no es solo una cuestión de los poderes públicos, sino también del hecho que sus hablantes se emperren que esta lengua no se muera.
Esta Fiesta, la lengua ocupa una posición central, tanto en el planteamiento de la manifestación como en la campaña del Gobierno, incluso con el hecho que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha elegido precisamente el IEC para hacer su discurso. ¿Qué efecto tienen estos gestos?
Cualquier gesto es útil. Todo el que visibilice la lengua, todo el que la ponga al escaparate, que muestre el interés de quien sea por la lengua, es bueno. Porque quiere decir que la lengua es un objeto de interés social y político. Y ahora mismo somos en una coyuntura en que hay muchas sombras, sobre todo por el que ha pasado después de las elecciones autonómicas al País Valenciano, en las Islas y en el Aragón, donde han aparecido las primeras señales explícitas, sin ningún tipo de mal olor, de anticatalanismo. Porque no van contra la lengua por ella misma, sino que atacan la lengua como símbolo del catalanismo. Como símbolo de aquello que une unas comunidades que nos llamamos catalanoparlantes.

La situación en el País Valenciano es especialmente tensa, con uno consejero cuestionando el criterio y la normativa de la Acadèmia Valenciana de la Llengua…
Estamos muy pendientes de la conversación que hay de haber entre la presidenta de la Academia y el presidente de la Generalitat Valenciana [Verónica Cantó y Carlos Mazón se reúnen este lunes]. Es muy grave que un consejero niegue una normativa dictada por una academia que está reconocida en el Estatuto. Es muy gordo. Esto no se puede decir. Me sorprende que no haya habido dimisiones forzadas. El presidente de la Generalitat, con una cosa tan gorda, que van contra la legalidad, contra documentos con validez jurídica, tenía que haber tomado una decisión.
¿Se lo sorprende realmente, con un gobierno del PP y Vox?
¡Sí! Cuando una persona ocupa un cargo en una institución deja de ser ella individualmente y representa un papel, una institución, y tiene que ir con mucha más cura. Y el que no puede hacer es ir contra las leyes aprobadas por el pueblo valenciano.
La coyuntura política ha hecho que mientras el gobierno valenciano y el de las Islas toman medidas contra el catalán, en el Congreso de Diputados se esté a punto de empezar a hablar catalán con normalidad. ¿Qué efectos tiene esta guerra sobre la lengua?
Para mí, son más importantes las medidas más próximas a la gente, las que afectan directamente los hablantes. Y aunque se pueda hablar catalán en el Congreso, si en el País Valenciano se niega incluso la normativa de la Academia Valenciana es muy peligroso para la lengua, porque puede causar una confusión que haga que los hablantes no especialistas en la materia se encuentren absolutamente desorientados. Una lengua desorientada, sin liderazgo, sin puntos de referencia que le den estabilidad, es una lengua que vuelve a entrar en una fase de peligro. Y que el catalán se hable en el Congreso no lo compensa. Es un gesto loable y simbólico, que agradezco, pero una cosa no compensa la otra.
¿Qué aporta este paso del Congreso a la lengua?
El reconocimiento explícito que España es un país plurilingüe.
¿Y sobre la población, sobre los hablantes?
Sería útil si esto no se circunscribiera solo en el Congreso y saltara al resto de instituciones y, por ejemplo, hubiera aprendizaje de todas las lenguas oficiales en las universidades de todo España. O que en los libros escolares también se recogiera la literatura de todas las lenguas, aunque fuera con la traducción al lado. Esto solo es un primer paso. Por ejemplo, el IEC hizo la propuesta, y se añadieron la academia española, la gallega y la vasca, de hacer cada año un acto para fomentar el respeto por el plurilingüismo en el Senado. Pero tal como ha quedado el Senado [el PP tiene mayoría] ya no podrá ser.
Por lo tanto, todo son coyunturas, en un sentido u otro…
Porque el sentimiento que España es un país plurilingüe y que todas las lenguas constituyen un patrimonio que tendríamos que salvar entre todos no está arraigado. Hay mucha gente que quiere una lengua única, una nación uniforme. Por lo tanto, todo el que se haga es muy frágil.

En todo caso, la coyuntura en el Congreso ha llevado a la elección de Francina Armengol como presidenta de la cámara. Usted le quiso hacer una carta de agradecimiento explícito, incluso.
Francina Armengol siempre ha sido muy leal a la lengua, incluso se ha pronunciado contra determinadas posiciones del PSOE, su partido, en este terreno. Y le quise dar coraje. El IEC y Francina Armengol tienen una historia de buena relación. Con ella el Gobierno Balear entró a sostener el IEC, y ellos nunca han renunciado a la denominación lengua catalana. Y ahora hemos empezado a la redacción del nuevo diccionario normativo y el Gobierno Balear participaba técnicamente y financieramente.
¿Cómo queda ahora, con los cambios de gobierno en las Islas y en el País Valenciano, este proyecto de nuevo diccionario, que será pancatalán y es un trabajo que se prevé que dure diez años?
Desde el IEC, el diccionario se hará. Está definido y los criterios están aprobados. A mí me habría gustado que desde el primer momento hubiera una colaboración activa en las tareas que implica, pero que será más explícita o menos explícita en la medida que las circunstancias lo permitan. Y la colaboración en el ámbito técnico, lingüístico, estará. Solo que el IEC tendrá que tener un liderazgo más fuerte del que pensaba tener, habíamos planificado un liderazgo más repartido. Pero el diccionario se hará.
Un diccionario pancatalán, una palabra que a veces se rechaza…
Es una palabra que en València incomoda algunas personas, no todo el mundo. Pero la usamos para decir que todos los hablantes de la lengua catalana, se diga catalán o se diga valenciano, al País Valenciano, se sentirán representados por este diccionario, por este modelo de lengua. Hay que hacerlo porque la noción de estándar que hay en la base de la normativa, conceptualmente lo hemos ensanchado. Ya no se trata de incluir solo las formas compartidas por más de dos variedades de la lengua, sino también las formas que, aunque solo sean en una variedad, por ejemplo
Por lo tanto, buscan fortalecer la lengua.
Sobre todo, la unidad de la lengua. Que todo el mundo se sienta representado, que nadie se sienta excluido. Y, sí, si somos una comunidad más amplia, somos más fuertes, el catalán es más fuerte.
Durante muchos años, hablantes de muchos territorios, también en el Principado, se quejaban de un exceso de coincidencia del estándar con el barcelonés…
Es que los criterios oficiales para marcar qué era estándares eran más restrictivos. Ahora son mucho más amplios.
Le gusta el eslogan de la campaña del Gobierno para la Diada, ‘Una lengua, muchos acentos’?
Sí, pero me gustaría más ‘una lengua, muchas variantes’, porque si dices ‘acento’ parece que hables solo de la fonética.
Es el debate de siempre entre el que es popular y eficaz para la difusión y los criterios académicos.
Efectivamente. Reconozco que tengo deformación profesional! [río].
Hay un debate de este tipo también con relación en el acuerdo por la lengua en el Congreso, que ha ido acompañado de la petición del expresidente de la Generalitat Valenciana Ximo Puig porque se use la denominación catalán/valenciano. Algunas voces defienden precisamente porque entienden que es una manera de dejar claro que catalán y valenciano son la misma lengua y que, a la vez, recoge el sentimiento social de los valencianos.
Todo tiene pros y contras. Por ejemplo, la frase ‘La lengua catalana es una lengua románica que comprende varias variedades dialectales, como por ejemplo el catalán occidental, el catalán oriental, el menorquín, el mallorquín, el valenciano…’ es una frase normal. Ahora imagínate que digo: ‘La lengua valenciana es una lengua románica que comprende varias variedades, el catalán, el mallorquín, el menorquín…’. Enseguida se ve que esta segunda frase no tiene sentido. Y esto quiere decir que en todo el dominio se denomina la lengua catalana, no ‘variedad’ catalana. Y el valenciano es una variedad de la lengua catalana, como lo es el catalán central. Por lo tanto, la denominación catalán/valenciano lo acepto como una herramienta política para que la medida pueda salir adelante, pero desde el punto de vista académico el que es ajustado es decir ‘lengua catalana denominada valenciano en el territorio de la Comunidad Valenciana’. Ya sé que es muy largo, sí, pero es así.
¿Y no considera que es un precio que se puede pagar porque los hablantes valencianos se sientan reconocidos y respetados?
Políticamente, sí. El que pasa es que muchas veces estos precios políticos después dan lugar a malentendidos. Me estimo más que la medida salga adelante así que no que quede bloqueado por una cuestión denominativa. Pero siempre que los políticos realmente sepan qué quiere decir esto. Ximo Puig impidió que el Año Fuster se organizara conjuntamente, a pesar de que la Generalitat de Cataluña renunciaba a tener un comisario propio, por electoralismo o por el que fuera. ¿Ahora, con este gesto que hace sobre la denominación, tiene claro que el catalán es el nombre de la lengua entera y que solo se dice valenciano en el territorio de la Comunidad Valenciana? Él alega que son sinónimos. ¡No lo son! Si fueran sinónimos uno se podría poner en el lugar del otro, y no se puede. ‘Valenciano’ es sinónimo de ‘catalán’ solo, restrictivamente, en la Comunidad Valenciana. Por supuesto, no lo es en el ámbito internacional. ¿Qué hará la Unión Europea? Yo respeto la sensibilidad del pueblo valenciano sobre el nombre de su variedad, pero solo está en su territorio.
En todo caso, ahora el que hay en muchas webs de la administración estatal es el catalán y el valenciano por separado.
Sí, y es mucho peor, porque es presentarlas como dos lenguas diferentes, que es el que vuelan los secesionistas. Pero nadie se referirá nunca al ‘catalán-valenciano’.
¿Que se tendría que hacer, pues, porque los valencianos no se sientan ninguneados?
Había un sociolingüista valenciano que decía que si el catalán de Cataluña se denominara ‘catalunyès’ no habría ningún problema. Entonces podríamos decir que ‘la lengua catalana comprende variedades como el catalunyès, el valenciano…’. El problema es que en el fondo nos hemos creído la división por comunidades autónomas. Y es absurda, porque en el catalán de la comunidad autónoma de Cataluña no hay una variedad única, igual que en las Islas no hay un ‘balear’ en el sentido de variedad única, sino que hay mallorquín, menorquín, ibicenco…
Volviendo a la Fiesta, este año pone la lengua en el centro, como durante muchos años, en que era el principal elemento de reivindicación nacional. Ahora pasa un momento complicado por muchas cosas. ¿Se ha embelesado durante los últimos años?
Más que nada es que se ha puesto énfasis en otros aspectos, por ejemplo en la economía. Pero la lengua es la columna vertebral de la catalanidad, se tiene que conservar. Celebro que este punto vista se haya recuperado. Creo que esta legislatura esto se tiene bastante claro, por ejemplo con el Pacto Nacional por la Lengua y los planes de fortalecimiento de la lengua, que ya se están desarrollando. También se ha aumentado el presupuesto, se ha reforzado el equipo de profesores de aulas de acogida. Ahora veremos como se acaba la legislatura y qué firmeza tienen los gestos que se han hecho.
Uno de los terrenos donde el catalán sufre más es en la lengua coloquial. ¿Por qué retrocede tanto el catalán coloquial?
Porque, como que el catalán es una lengua que ha tenido que estar protegida, esto le da una imagen de formalidad y de falta de espontaneidad, que las personas anti normas, y la gente joven lo es naturaleza, la rechazan.
¿Y qué se tiene que hacer?
Invertir en audiovisual, como se está haciendo con el relanzamiento de la programación infantil y juvenil de los medios públicos, que tienen que ser tan modernos como sea posible. Necesitamos muchos influencers que hablen catalán y que hablen un catalán destejido. Y si en momentos determinados hacen interferencias con otra lengua, no pasa nada, si ellos mismos hacen notar que saben que es una interferencia, con gestos, con la fonética, o poniendo cometas, si es escrito. Esto mujer ligereza y flexibilidad al discurso catalán.

El Instituto siempre ha tenido fama de lente en la introducción de cambios en las normas. ¿En qué medida esto está cambiando?
Tenemos toda la voluntad de acelerar y lo estamos haciendo. Yo empecé como presidenta de la sección filológica en 2014. Desde entonces, hemos sacado la gramática gorda y dos más, la básica y de uso y otra que solo está en internet y que es el esencial; se ha completado el diccionario esencial; se aprobó y se consensuó con la Acadèmia Valenciana de la Llengua la nueva ortografía, y se hizo con una estrategia que no hubo grandes aspavientos…
La reducción drástica de acentos diacríticos provocó bastante follón…
Bien, fue una llamarada, pero ya ha pasado.
Paralelamente al que produce el IEC, pero, desde que hay TV3 y Catalunya Ràdio se ha consolidado como gran referente el portal lingüística de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales,
Esto es de país normal. Es de país normal que los medios de comunicación tengan su propio libro de estilo, y tenemos que dar la bienvenida. Pero no significa que no haya de haber un organismo como el Instituto de Estudios Catalanes que marque la norma de referencia. Una norma que siempre se puede transgredir, siempre que sepas que lo estás transgrediendo.