«Creo que estudiar un ciclo me abrirá más puertas para el futuro». María es una joven de 16 años que está a punto de terminar la secundaria obligatoria (ESO). Ha venido desde Girona acompañada de su familia a la edición de este año del Saló de l’Ensenyament para descubrir el enorme abanico de posibilidades a las que puede dedicar su futuro. Sabe que le interesa alguna disciplina «artística», aunque aún no tiene muy claro cuál es el camino que quiere seguir en los próximos años. Lo que sí tiene claro es que quiere estudiar: «Todavía me quedan muchas cosas por aprender», explica en conversación con El Món frente al stand de la escuela de imagen Cazcarra. El caso de María no es el único. Youssef, un chico de dieciséis años del barrio de Ciutat Vella, también quiere estudiar una formación profesional. Quiere ser barbero: «Creo que es lo que más me gusta», apunta el joven, que busca un instituto donde formarse para terminar abriendo su propia barbería.

El pabellón 2, el recinto de la Fira de Barcelona donde este año se han colocado los stands de los centros de formación profesional, tanto de grados medios como de los superiores, es uno de los puntos más concurridos del Saló de l’Ensenyament, ya que cada vez son más los jóvenes que rompen con la mentalidad históricamente instaurada de hacer el bachillerato y luego entrar en una carrera universitaria. «Me interesa mucho la mecánica, y creo que una FP me irá mejor para el futuro», reflexiona Jesús, que se pasea por la zona de orientación del recinto para «escuchar» todas las opciones a las que puede acceder en función de sus intereses. De hecho, es precisamente este el objetivo de la apuesta por la orientación: guiar a los alumnos para que tengan todas las herramientas a su alcance para construirse su futuro estudiantil.

Este año, los organizadores del evento, que comenzó el miércoles de esta misma semana y se extiende hasta este domingo, han incrementado el número de ofertas de formación profesional que se promocionan en el salón. Concretamente, la FP ocupa casi un 40% de los stands y registra un incremento del 18% en comparación con el año anterior: «Cada vez tenemos más visitantes interesados en la FP y más expositores que quieren venir al salón a ofrecer sus grados», argumenta la directora del Saló, Laura Paralols. De hecho, no es solo el Saló de l’Ensenyament que cada vez ha apostado más por la formación profesional, sino que la consejería de Educación, ahora en manos de Esther Niubó, también ha trabajado en los últimos años, ya con los anteriores responsables, para impulsar esta modalidad de enseñanza. Sin embargo, a pesar del auge de la formación profesional, los estudios universitarios continúan llevando la voz cantante en el evento educativo, ya que concentran el 60% de la oferta formativa a la que pueden acceder los estudiantes.

Charla durante el Saló de l’Ensenyament 2025 / María Belmez / Quim Vallès (ACN)

Dudas y certezas en el Saló de l’Ensenyament

De la misma manera que algunos estudiantes llegan al Saló de l’Ensenyament con la cabeza llena de dudas y sin tener claro si quieren seguir estudiando, quieren tomarse un año sabático o, directamente, quieren dar el salto al mundo profesional, también hay jóvenes que tienen las cosas muy claras: «Me quiero dedicar a la música. Es mi sueño desde pequeño», relata Gustavo, que hace cola frente al stand de la escuela superior de música de Cataluña (ESMUC). Con su skate en la mano, el joven de Badalona explica que «tiene claro» que quiere intentar acceder a este prestigioso centro de enseñanza musical, pero asegura que ha querido venir igualmente al salón para ver si podía conocer «algún futuro compañero» u otras personas con sus mismos intereses. De la misma manera que Gustavo tiene muy claro su futuro, desde el stand de la Universidad Blanquerna relatan que no todos los alumnos que se les acercan tienen claro «realmente» qué quieren estudiar: «Los que quieren estudiar el grado de Relaciones Internacionales lo tienen muy claro, pero otros que quieren hacer marketing u otras ramas de comunicación lo tienen menos claro», asevera Maria Jin Pla, una exalumna de la facultad de comunicación de Blanquerna que este año asesora a los jóvenes que se interesan por esta universidad.

Ahora bien, no todos los alumnos que acuden cada año al Saló de l’Ensenyament están expresamente interesados en la oferta educativa del país. De hecho, en algunos momentos del día, hay más cola en las paradas de comida -creperías y foodtrucks de frankfurts, sobre todo- que en los mismos stands de las universidades y centros de formación profesional. «Todavía no sé muy bien qué hacemos aquí», murmuran entre risas un grupo de jóvenes sentados en una de las mesas frente a los establecimientos de comida habilitados en el interior de la Fira de Barcelona. Lo mismo ocurre con las actividades lúdicas que se han repartido -como cada año- en el exterior de los pabellones del recinto del salón, donde decenas de jóvenes hacen cola constantemente para escuchar la música de la parada de Flaix FM o un pequeño rocódromo habilitado en la puerta del pabellón 2 de la feria.

Imagen de jóvenes haciendo cola en el stand del ejército del Saló de l’Ensenyament / G.M.

La presencia militar también capta la atención de los jóvenes

Uno de los stands que acapara más la atención de los jóvenes es el del ejército español, una de las pocas paradas del recinto que está rotulada exclusivamente en español. A diferencia de otros stands de otras especialidades o de otras universidades, el ‘rincón’ de los militares españoles está lleno de gente durante todo el día. Algunos se acercan por mera curiosidad, pero otros lo hacen por convencimiento con las fuerzas armadas. Como cada año, el Saló de l’Ensenyament también comenzó con una sonora protesta contra la presencia del ejército en el recinto ferial barcelonés organizada por la plataforma Desmilitaritzem l’Educació -una entidad que congrega diversas organizaciones sindicales y colectivos de profesionales de la comunidad educativa-, la cual generó algunos momentos de tensión con algunos de los jóvenes asistentes.

Una gran apuesta por la FP desde la consejería

La realidad del Saló es que cada año miles de personas -más de 100.000 el año pasado, unas cifras que también prevén igualar en esta edición- se reúnen durante cinco días en la Fira de Barcelona para intentar resolver la infinidad de dudas que les rondan por la cabeza e intentar, como mínimo, encaminar su futuro. Algunos lo consiguen, otros vuelven a casa con las manos vacías.

Sin embargo, a pesar de las dudas, el aumento de la oferta de formación profesional en el Saló de l’Ensenyament sumado a las últimas políticas impulsadas por la consejería confirman que los estudiantes cada vez apuestan más por esta modalidad de estudio, lo que comienza a romper con el estigma que sobrevolaba esta modalidad formativa. A pesar del embrollo que se ha hecho esta semana Niubó con unas declaraciones confusas, hechas precisamente desde el Saló de l’Ensenyament y en las que presentaba la FP como unos «estudios asequibles» gracias a unas notas de corte bajas, lo cierto es que las políticas de la consejería llevan años en la dirección de prestigiar y potenciar esta opción formativa, apuesta que mantiene el nuevo gobierno. Y la respuesta de los jóvenes confirma la tendencia a dignificar un sector que, históricamente, ha sido infravalorado.

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