Las pruebas últimas pruebas de las competencias básicas han confirmado la mala salud del catalán en la escuela, que este año ha registrado la nota mediana más baja de la última década. En las evaluaciones realizadas a los 88.169 alumnos de 4.º de ESO -uno de los dos cursos en que se llevan a cabo estas pruebas- se demuestra que los estudiantes mejoran, o se mantienen bastante estables, en todas las materias a excepción del catalán, donde los resultados bajan sostenidamente desde la pandemia. Según los datos facilitados por el Departamento de Educación, uno de los elementos en que el nivel ha disminuido más en los últimos años es la comprensión lectora en catalán -como también confirmaron las últimas pruebas PISA-, mientras que este mismo factor, pero en castellano, mejora cada año -menos el 2023, en que se registró una leve caída.

De hecho, este año, solo un 22,8% de los alumnos se sitúa en un «nivel alto» de comprensión lectora en catalán, mientras que un 43,9% ha obtenido este nivel en castellano. Es decir, casi el doble de alumnos del último curso de la Educación Secundaria Obligatoria tiene un mejor nivel en comprensión lectora en lengua castellana que en catalán. El lingüista y coordinador de lengua de la Intersindical, Gerard Furest, considera que el principal motivo que agudiza esta diferencia del nivel lingüístico de los estudiantes es el «cambio de hábitos de los jóvenes», a pesar de que admite que es una cuestión «multifactorial»: «El castellano se ha convertido en la lengua de convergencia en los patios de escuela e institutos. Este factor, sumado al volumen de estudiantes recién llegados que tienen el castellano como primera lengua y que los jóvenes cada vez consumen más ocio en castellano, influyen en las diferencias en la comprensión lectora», argumenta Furest en conversación con El Món.

Para el experto, el cambio de mentalidad -en términos de lengua- de los jóvenes es uno de los grandes motivos que ha desencadenado en el bajo nivel de catalán de los alumnos en comparación al de castellano. Estas diferencias se ven muy claras en la comprensión lectora, pero también en los otros elementos que se evalúan en las competencias básicas como la expresión escrita, donde solo un 7,9% de los estudiantes de 4.º de ESO ha obtenido un «nivel alto» de este aspecto en catalán en comparación al 17% de castellano. En este sentido, Furest considera que hay que «modificar» de raíz la metodología de enseñanza de lenguas en el aula.

Imagen del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, saludando a la consejera de Educación en funciones, Anna Simó / EP

Cambiar el modelo de enseñanza

Además del cambio de hábitos de los jóvenes, el coordinador de lengua de la Intersindical también advierte que uno de los factores que ha influido en la mala salud del catalán en la escuela son las «nuevas metodologías», es decir, el modelo de trabajar en proyectos que se ha instaurado al sistema educativo público. Furest considera que este planteamiento tiene un impacto «negativo» para la lengua porque los alumnos son los «principales protagonistas» del aula: «Si los estudiantes tienen el peso de la clase, y entre ellos se relacionan en castellano [refiriéndose al cambio de hábitos mencionado anteriormente], la lengua acaba saliendo resentida», argumenta el lingüista, que considera que es una metodología de enseñanza que funciona de una manera correcta en «lenguas hegemónicas», como el castellano, pero no en «lenguas minorizadas» como el catalán.

De hecho, Furest asegura que las nuevas metodologías han contribuido al hecho que el alumnado tenga una «gran carencia de vocabulario en catalán», especialmente en las «habilidades receptivas». Es decir, no en la hora de formular una frase, sino en la hora de ser el oyente -el receptor- en una conversación. Es por eso, pues, que el experto considera que para revertir el bajo nivel de catalán de los estudiantes hay que cambiar el modelo de enseñanza actual y volver a poner la figura del docente en el centro: «Hay que volver a potenciar la figura del profesor que hace que se hable en catalán a clase, hay que recuperar los libros de texto, volver a la memorización de vocabulario, a las exposiciones orales, a las redacciones escritas…», espeta.

Blindar el catalán en la escuela

Teniendo en cuenta todos estos factores, el coordinador de lengua de la Intersindical considera que es necesario blindar el uso del catalán en la escuela y critica que, últimamente, la consejería encabezada por Anna Simó no lo ha hecho: «El departamento no ha cumplido con todos los regímenes lingüísticos de los centros para garantizar que el catalán sea la lengua vehicular», denuncia Furest. Un régimen lingüístico que vuelve a estar bello medio del ojo del huracán desde que el pasado viernes 5 de julio el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) decidió suspender de manera cautelar el decreto que fija el catalán como lengua «normalmente empleada como vehicular» -el decreto que el gobierno en funciones aprobó para esquivar la imposición española de un 25% de castellano a las aulas. La misma consejera, pero, ya ha asegurado que presentarán un recurso contra la decisión de la justicia para volver a blindar el catalán en la escuela.

Ahora bien, el experto también advierte que el bajo nivel de comprensión lectora y expresión escrita en catalán no es una consecuencia directa del uso de la lengua en la escuela, sino que también es un reflejo de la presencia del catalán a todos los estadios sociales, por lo cual revertir esta carencia es un reto «muy complejo»: «La escuela, por sí sola, no compensa el desequilibrio lingüístico y acaba siendo un pez que se muerde la cola», advierte. Así pues, Furest considera que hacen falta «actuaciones estructurales» para revertir el bajo nivel de comprensión lectora -y de lengua en general- de los estudiantes, tal como confirman las competencias básicas y las pruebas PISA.

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