La semana pasada murió en Portugal Bobi, el perro más longevo del mundo. Según el Guinness World Record, ningún perro hasta ahora había vivido 31 años y 165 días. La muerte de Bobi acaparó portadas, pero cada vez son más los que dudan de la veracidad de esta cifra. El perro estaba registrado a la base de datos nacional de mascotas del país luso, pero esta institución no pide ningún tipo de documentación oficial a la hora de registrar la edad de los animales.
Este hecho, sumado a las dudas de los veterinarios, ha hecho que la organización Guinness abrir una investigación para determinar si la cifra es real o no. «Somos conscientes de las preguntas sobre la edad de Bobi y las estamos investigando», ha remarcado la organización que registra récords en el diario británico
Los veterinarios piden «pruebas irrefutables»
En este mismo diario, algunos veterinarios de la prestigiosa Royal Collegue of Vetirinary Voices mantienen que «ningún compañero se cree que Bobi tuviera 31 años». «Es la edad equivalente a una vida humana de más de 200 años, cosa que, dadas nuestras capacidades médicas actuales, es completamente inverosímil. Las reclamaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, y no se ha aportado ninguna prueba concreta que demuestre su edad«, mantienen los profesionales.
Es más, este grupo de veterinarios piden rigurosidad en el Libro Guinness de los Récords, alegando que ellos representan a una profesión «basada en la ciencia» y que es necesario que la organización especialista en récords aporte «pruebas irrefutables» si quieren mantener la credibilidad entre el gremio.
Los argumentos favorables a Bobi no convencen
Según los defensores del récord, Bobi se basaba en una alimentación cruda, parecida a la comida humana, hecho que mejora la salud de la mascota. Una teoría que los veterinarios británicos también ponen en entredicho, puesto que los perros que llegan a la última adolescencia –algunos haciendo uso de este método– acostumbran a ser más pequeños que Bobi y no tienen sobrepeso.
Ante la polémica, algunos expertos han pedido comparar Bobi con los diez perros más viejos para ver qué diferencias hay. Hasta ahora –o todavía ahora, si se confirman las hipótesis de los veterinarios– el perro más longevo era en Bluey, un pastor australiano que vivió hasta los 29 años y 5 meses.