La Audiencia Nacional ha inaugurado en 2024 con un juicio tan jugoso y entretenido como inquietante. Coches Porsche, comidas pantagruélicas, flamencas, fiestas gitanas, whiskys de malta, relojes de lujo y cigarros habanos de 500 euros la unidad, dinero en efectivo y petróleo de Guinea que repartía un «paga fante han sido los protagonistas de un caso de corrupción de lujo fastuoso. Todo ello ha salido a la luz en la primera jornada del juicio al comisario del Cuerpo Nacional de Policía Carlos Salamanca, jefe durante años y cerraduras de la importantísima comisaría del aeropuerto de Barajas, a Madrid, y al abogado y empresario Francisco Menéndez, identificado como el ‘denunciante del caso Villarejo’.

De hecho, el nombre del comisario jubilado de inteligencia ha resonado varias veces a la sala García Gutiérrez de la calle Génova de Madrid, donde se ha celebrado la vista este lunes por la mañana, pero ni está imputado y ni siquiera está al listado de testigos. Al final, el comisario Villarejo siempre ha tildado esta causa de «pantomima» para detenerlo. El juicio es la pieza separada número 1 de las diligencias 96/2017, es decir, la macrocausa Tándem, que investiga los supuestos negocios de Villarejo y que estaría relacionada con el intento de sustraer documentos del caso Corinna.

Francisco Menéndez, en un momento del juicio/Quico Sallés

Trato VIP para los amigos del petróleo

En concreto, esta pieza separada instruyó el que sería uno de los casos más suntuosos de corrupción policial y de connivencia entre empresas energéticas y la parte más oscura del entramado policial generado del 2011 al 2015. En resumen, el que juzga ahora la sección cuarta, con Angela Murillo de presidenta, son los regalos y donaciones que habría recibido el comisario Salamanca por parte de Menéndez a cambio de no solo hacer la vista gorda con sus clientes guineanos al aeropuerto, sino que, además, tuvieran un «trato VIP». Es decir, irlos a buscar a las terminales en coche oficial y evitar los controles aduaneros. De hecho, se trataba de tapar entradas ilegales de ciudadanos extranjeros y, todavía más importante, la cantidad ingente de dinero que llevaban en efectivo sin ningún control aduanero.

Las declaraciones de hoy han estado en sintonía con la instrucción, que empezó con una denuncia anónima y que después abrió la caja de los truenos del caso Villarejo. Cambios de declaración, a cambio de rebajas sustanciosas de peticiones de pena, lío del CNI, los intereses españoles en Guinea han sido la tónica habitual. Finalmente, la fiscalía reclama a Menéndez seis meses de prisión, y en cambio, por el comisario, conocido para ir siempre como un pincel y por sus gustos exóticos, debe años de prisión y el retorno de 930.000 euros. Penas que sustentan en los delitos de soborno, por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y por prevaricación administrativa. Las defiendes piden la libre absolución.

«Soy uno paga fantes»

Después de las habituales cuestiones previas en este tipo de juicios, el tribunal ha empezado la sesión con la perspicaz declaración de Menéndez conducida magistralmente por el fiscal anticorrupción Miguel Serrano. Menéndez era en 2011 un empresario vinculado con la petrolera estatal de Guinea Ecuatorial Gepetrol. Una de sus tareas era colaborar con sus clientes equatoguineans para que realizaran negocios ilícitos en España. A cambio, recibía dinero. Como ejemplo, ingresó más de 21 millones de euros a través de Framen Consultoras y Asesores, solo entre el 2011 y el 2012. Unos ingresos «pantalla» de «servicios irreales» que tapaban el verdadero origen del dinero.

Parte de este dinero habrían ido a parar, siempre según la tesis del ministerio fiscal y del juez instructor Manuel García Castellón, y que ha remachado en su declaración Menéndez, para sobornar con «carinyo» el comisario Salamanca, para facilitarlos la entrada en España. El comisario recogía los guineanos en la escala del avión, que siempre llegaba a las cinco de la mañana, y los hacía entrar por la puerta trasera. A cambio, Menéndez le regalaba » vehículos Porsche, vinos de Vega Sicilia, Whiskys Mcallan, fiestas con gitanas, flamencas, comidas a Casa Piluca, relojes de lujo como Rolex o cigarros Cohiba de alta gama» o los sobres con dinero en efectivo o incluso sobres para regalar al casamiento de los hijos del comisario. «Yo era un pozo sin fondo, una vaca lechera, lo paganini, uno paga fantes de toda esta gente» se ha definido en contraste a cómo se encuentra ahora «arruinado y cobrando 400 euros en el mes». Eso sí, Menéndez y el fiscal no han ahorrado esfuerzos para desmentir que habían llegado a un acuerdo para imputar con más dureza a Salamanca que no a él, a cambio de explicar los hechos e implicar Villarejo en otros casos.

Menéndez ha resumido al tribunal que el comisario Salamanca era «el facilitador» de la tarea que desarrolló para sus socios, que trabajaban para la petrolera de Guinea Ecuatorial Gepetrol. Su trabajo, como él mismo ha reconocido, consistía a introducir en España dinero en efectivo provenientes de las comisiones que sus socios generaban por la comercialización de crudo de una forma ilegal y después intentar su blanqueo a través de una empresa de consultoría. Menéndez ha enfatizado que Salamanca era un «Dios para él, porque tenía todos los contactos». De aquí que tuviera relación también con el comisario Villarejo.

Uno de los documentos mostrados por el Fiscal donde se ve reflejado el pago de 50.000 euros a un
Uno de los documentos mostrados por el Fiscal donde se ve reflejado el pago de 50.000 euros a un «contacto del aeropuerto»/QS

Salamanca, indignado

Después del recital de Menéndez ha sido el turno de Salamanca. El comisario se ha defendido con ironía y ha insistido que él nunca recibió regalos para hacer sus funciones de policía. Ha admitido que conocía Menéndez y que la primera vez que interactuaron fue en una detención de un ciudadano guineano. Habría estado entonces cuando el empresario le sugirió que le diera un trato especial a sus socios, detallando que «este señor era muy importante porque era familia del presidente de Guinea» y pertenecía a Gepetrol.

El comisario, pero, ha replicado con contundencia las acusaciones sobre los regalos que habría percibido. «Si llevaba Vega Sicilia es porque se lo bebía él, porque yo no bebo vino. Si llevaba Macallan lo llevaba él para él, porque yo evidentemente tampoco bebo este whisky. Y quien me conoce lo sabe de sobra», ha argumentado. Ahora bien, sobre los Porsche que le habría regalado Menéndez, la respuesta ya ha sido algo más sofisticada. «No estaba a mi nombre para protegerme, por mi trayectoria profesional he estado muchísimos años en temas de ETA», ha argüit. Así mismo, ha asegurado al tribunal que ni es amante del lujo, -«vivo en la misma casa de toda la vida», ha señalado- y que ha tenido ofertas de la empresa privada para ganar más que haciendo de policía. «Yo quiero ser policía», ha concluido su interrogatorio. Martes, nueva jornada de la vista.

Más noticias
Notícia: Porsches, habanos de 500 euros y un pagafantas de Guinea
Comparte
Juicio al excomisario del aeropuerto de Barajas Carlos Salamanca para dejar pasar ciudadanos guineanos a cambio de suntuosos regalos
Notícia: La Audiencia Nacional descarta la prisión provisional para Villarejo
Comparte
El tribunal que lo ha condenado a 19 años por tres piezas del caso Tándem impone que comparezca en los juzgados y le retira el pasaporte
Notícia: Villarejo dice al juez que Rosell fue considerado «independentista» por el ‘deep state’
Comparte
El comisario declara ante el juzgado por la querella del expresidente del Barça e intenta desmarcarse de la etapa más comprometida del caso
Notícia: Guerra entre jueces a la Audiencia Nacional por la causa del Tsunami
Comparte
El magistrado presidente de la Sala de lo penal, Alfonso Guevara, abre expediente gubernativo al juez García Castellón para tomar una decisión que no le correspondía

Comparte

Icona de pantalla completa