«El terminal analizado ha sido infectado por un software malicioso que deja los mismos rastros que el software conocido como Pegasus». Esta es la conclusión de los equipos de informática de los Mossos d’Esquadra tras analizar el teléfono móvil del jefe de la oficina del presidente en el exilio Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay. El atestado de 23 páginas, firmado el pasado 24 de octubre y al que ha tenido acceso El Món, detalla el momento y cuándo se procedió a la infección del terminal para poder extraer información personal. Una infección que se realizó durante los gobiernos socialistas de Pedro Sánchez y con Fernando Grande-Marlaska, como responsable del ministerio del Interior.
El informe policial ha sido aportado al Juzgado de Instrucción Número 4 de Barcelona, a partir de la querella interpuesta por Alay. Una denuncia registrada justo después de recuperar por orden del Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona —en la causa Volhov, ya archivada— los terminales móviles confiscados a la mano derecha de Puigdemont cuando fue detenido el miércoles 28 de octubre de 2020, terminales que hasta ahora habían permanecido en poder de la Guardia Civil. De hecho, los miembros del instituto armado tuvieron la permisividad del juez Joaquín Aguirre de poder tener los móviles y ordenadores el tiempo que fuera necesario para elaborar varios informes incriminatorios. De hecho, los Mossos también confirmaron que el teléfono del presidente Pere Aragonès también fue espiado con Pegasus.

Espiado con Marlaska de ministro
De esta manera, el Laboratorio de Informática y Electrónica Forense de los Mossos determina que el terminal iPhone 8, fue infectado con Pegasus a partir del 11 de octubre de 2019 y en varias fechas hasta el 25 de junio de 2020 y de nuevo el 29 de junio de 2020. Un dato relevante y claro para la defensa de Alay, porque acredita que el jefe de la oficina del presidente en el exilio, «efectivamente espiado con Pegasus al menos desde el mes de octubre de 2019, mientras Fernando Grande-Marlaska ya era ministro del Interior». Precisamente, los Mossos también concluyen que el terminal Xiaomi Redmi Go, otro de los móviles confiscados, no presenta rastros de haber sido infectado.