ERC vive tiempos tormentosos. La batalla interna entre las candidaturas que han luchado por conseguir los avales se ha recrudecido tanto con los días que ha activado a militantes que hacía meses, si no años, que observaban el partido desde el sofá. De hecho, pagaban la cuota y disfrutaban del dolce far niente de la formación que tocaba poder en diferentes administraciones municipales y supramunicipales, tenía un buen grupo parlamentario, congresistas, senadores y, sobre todo, el Gobierno en solitario de la Generalitat, con Pere Aragonès al frente. El fiasco electoral del 12 de mayo hundió a la formación –pasó de 33 diputados a 20 tras el aviso de las municipales de 2023, que ya era de mal augurio– y desató la crisis.

Así se produjo una convocatoria de un proceso congresual extraordinario en el que tres candidaturas han llegado al final de la primera etapa, la recogida de avales. Militancia Decidimos, con Oriol Junqueras al frente; Nueva Izquierda Nacional, con Xavier Godàs, diseñada desde el aparato y auspiciada por Marta Rovira, y el equipo revelación del campeonato, Foc Nou, liderado por Helena Solà y que se distingue de las otras dos en el hecho de que defendían el «no» a Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Tan simple y tan contundente a la vez. En el fragor de la batalla, han quedado en el camino los irreductibles octubristas de Recuperem ERC, que no ha podido pasar el primer filtro. Ahora, las tres candidaturas que se han podido formalizar deberán enfrentarse para ganar la votación telemática del próximo 30 de noviembre para elegir la nueva dirección de los republicanos.

Todo esto en medio de duros reproches, críticas, acusaciones de guerra sucia, ataques personales y plagios y copia de las propuestas que iban lanzando unos y otros, en un contexto contaminado por las campañas B y «de contraste» de la formación, de las cuales todavía no se ha sacado agua clara: solo alguna dimisión –como la de Sergi Sabrià– y algún rasgado de carnet para evitar un tirón de orejas interno. A pesar de las demandas de aclaración, se ha extendido una cortina de terciopelo para evitar fugas innecesarias.

Es necesario tener presente, sin embargo, que estas elecciones del 30 de noviembre son para la militancia, poco más de 8,500 afiliados, y no para los ciudadanos de Cataluña en general. Por tanto, ni la dinámica ni la campaña tienen que ver con las campañas electorales habituales.

Sans, Godàs, Jordà y Camps encabezan la candidatura de Nueva Izquierda Nacional para dirigir ERC / ACN
Sans, Godàs, Jordà y Camps encabezan la candidatura de Nueva Izquierda Nacional para dirigir ERC / ACN

Junqueras comenzó la carrera antes que los demás

Oriol Junqueras hacía tiempo que lo traía de cabeza porque hacía tiempo que sospechaba que la dirección del partido y parte del hierro de Calabria no estaba con él. Por eso, antes de tomar la decisión de intentar volver a ser presidente de la formación y con su estilo de carácter vaticanista, preparó la ofensiva. Forjó un equipo, esbozó una estrategia y un calendario. De hecho, ha caminado por todas las comarcas y con diversos actos sectoriales. De hecho, no ha dudado en telefonear personalmente a ciertos militantes para obtener su aval para presentar su candidatura. El resultado ha sido que ha llegado al 15 de noviembre con los avales de más del 30% de la militancia. Ha marcado el territorio y ha demostrado tener un dominio de la situación y de los márgenes de la formación. Al fin y al cabo, en el acto en Olesa de Montserrat, un lluvioso sábado de septiembre, terminó de rematar la faena presentando a Elisenda Alamany como su número dos y con federaciones como la de Barcelona, Tierras del Ebro o el Bajo Llobregat absolutamente entregadas a su causa.

Nueva Izquierda Nacional tardó en decidir quién sería su líder

Nueva Izquierda Nacional (NEN) tardó mucho tiempo en elegir liderazgo. Un tiempo que Oriol Junqueras ya había aprovechado para dejar claro que, como mínimo, Militancia Decidimos, tenía un líder. A NEN le faltaba encontrar su Kamala Harris hasta que finalmente, tras escrutar la cantidad de apoyos que habían recogido en un manifiesto que básicamente era antijunqueras, optaron por un perfil desconocido, pero respetado dentro del partido como Xavier Godàs, acompañado de la exdiputada del Berguedà Alba Camps. Se unieron al equipo Raquel Sans, vicepresidenta del Parlamento, y la veterana exconsejera, exalcaldesa y ahora diputada en el Congreso, Teresa Jordà. También optaron por encuentros en todas partes con la militancia y la defensa del concepto de nación. Pero la tardanza hizo que empezaran al principio con el pie cambiado y que tardaran en coger el ritmo. Sí les ha jugado a favor la vieja guardia del partido que quiere jubilar a Junqueras, como los exconsejeros Joan Manuel Tresserras y Joan Puigcercós. Poco a poco, y ya con el candidato elegido, el panorama se fue aclarando, y también han picado piedra y han conseguido recoger 1,500 avales, un 20% de la militancia republicana. Una cifra que ellos consideran un «éxito» por haberla alcanzado solo un mes y medio después de darse a conocer. Enfrentan la campaña y el congreso con moral de victoria.

Foc Nou, única candidatura encabezada por una mujer

Por su parte, el equipo revelación ha sido Foc Nou, un movimiento impulsado por, en un principio, Alfred Bosch, Jordi Orobitg o Joan Puig y que ha protagonizado Helena Solà. De hecho, es la única candidatura que presenta a una mujer para presidir el partido. Su primera estrategia fue erigirse en los defensores del ‘no’ en la consulta interna sobre si los republicanos invistieron a Salvador Illa. En este sentido, han difundido su discurso en actos de pequeño formato por todo el país, dirigiéndose especialmente al 46% de militantes que optaron por el ‘no’ en la votación sobre si apoyan la investidura de Illa. Y también a quienes votaron ‘sí’ y ahora se arrepienten. Incluso, han recogido apoyos tibios como el de la exconsejera y ex presa política Dolors Bassa –dijo que les daba el aval porque quería que todos pudieran presentarse a las elecciones– y han rentabilizado el hecho de que Carme Forcadell escuchara en uno de sus actos. Además, se han mostrado los independentistas más desacomplejados. En todo caso, han sido una candidatura revelación porque han logrado los avales a pesar de enfrentarse a las dos ramas de la última ejecutiva e incluso, internamente, apuntan que podrían quedar en segunda posición el 30 de noviembre. Sea como sea, todos tienen claro que si ninguna candidatura supera el 50% de los votos en la primera ronda, Foc Nou, que este sábado presentará su programa, será clave sea cual sea el escenario.

La candidatura de Foc Nou, entrando en la sede de ERC para entregar los avales / JMB

Bienvenidos a Vietnam

La batalla iniciada desde que Junqueras dimitió no ha sido una lucha a campo abierto, como si fueran ejércitos napoleónicos. Al contrario, el formato electoral para la caza del aval ha generado pequeños escuadrones de cada candidatura repartidos cada día en diferentes frentes y secciones locales, comarcales, regionales o sectoriales. Una circunstancia que ha facilitado la guerra de guerrillas, y donde anticiparse ha sido la clave para llevarse bolsas importantes de avales. Y de munición no ha faltado, en todo este proceso. Desde aquellos que han reclamado a la dirección aclarar si Junqueras tenía todos los requisitos para poder volver a presentarse hasta la divulgación de todas las campañas B y de contraste y sus responsables –como los carteles del Alzheimer de los hermanos Maragall– pasando por la polémica sobre el muñeco de Junqueras colgado en Sant Vicenç dels Horts cuando él todavía estaba encarcelado.

Las críticas hacia la figura de Junqueras también han sido una tónica habitual, que puede haber provocado un efecto boomerang. El todos contra Junqueras podría haber impulsado a buena parte de la militancia que se habría quedado en casa mirando el baile de cuchillos entre unos y otros, mientras el partido parece haber entrado en una etapa de irrelevancia parlamentaria. Solo las últimas semanas ha entrado en juego el debate estratégico y político, y, en este sentido, NEN, en caso de imponerse en el congreso, ha sido la única candidatura que hasta ahora ha tendido la mano al resto de listas para redactar conjuntamente las ponencias congresuales.

La participación puede desequilibrar la balanza

En todo este escenario hay un factor clave que puede desequilibrar la balanza y ser un factor decisivo: la participación. De los 8,500 militantes que tiene Esquerra Republicana, poco más de la mitad ha dado su firma a una de las tres candidaturas y, por tanto, hay casi un 50% de la militancia que hasta ahora no está movilizada o bien está indecisa entre votar por cualquiera de las tres candidaturas. De hecho, Nueva Izquierda Nacional confía en salir airosos de las elecciones con una participación alta en la votación del 30 de noviembre, porque creen que todavía tienen campo por recorrer mientras que, por otro lado, hay la impresión de que la lista de Junqueras ha llegado a su máximo.

La candidata a secretaria general de ERC de Militancia Decidimos, Elisenda Alamany, y el candidato a secretario general adjunto, Oriol López, entregando los avales / Marc Puig / ERC

Ahora, sin embargo, todavía quedan quince días de durísima campaña para intentar convencer a la militancia republicana, y todo por un voto telemático que se puede hacer desde cualquier rincón de casa. La historia recuerda que las consultas las carga el diablo. Durante la campaña, que arranca ya, se proclamarán las candidaturas el día 20 de noviembre y se celebrarán dos debates: uno entre los candidatos a la secretaría general del partido, que seguramente se hará el día 24, y otro entre los candidatos a presidir la formación republicana, que se celebrará dos días después del primero.

Pactos y estrategias: primeros cantos de sirena para Foc Nou

Todo esto con los primeros cantos de sirena sobre eventuales pactos, en los que el objeto codiciado es Foc Nou. De hecho, la candidatura de Solà y Bosch se ha apuntado el punto de haber forzado este cambio y no les ha faltado razón, porque han sido los únicos beligerantes desde un buen principio con el pacto de investidura. Por lo tanto, han obligado a los junqueristas y los calabreses a posicionarse, unos garantizando que no entrarán en el Gobierno y otros que someterán a votación un eventual acuerdo de presupuestos. Con todo, la candidatura de Solà y Bosch se quiere mantener al margen de posibles pactos y niega con rotundidad que haya «ningún acuerdo» con las otras listas, porque todo el trabajo que están haciendo «no es para acabar con una candidatura u otra». «No damos pasos adelante para acabar diluyéndonos», defienden desde Foc Nou. ERC, pues, se prepara para vivir las últimas semanas de una estrategia que ha resultado, electoralmente, fallida.

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