Oriol Junqueras ya tiene nuevos estatutos de ERC en el bolsillo. Esta tarde, el plenario del 30º congreso que la formación celebra en Martorell (Baix Llobregat) ha aprobado la ponencia estatutaria por 714 votos a favor, 60 en blanco y 26 en contra. Según han explicado dos de los responsables de la ponencia, el secretario general adjunto, Oriol Lòpez, y el secretario de Organización, Pau Morales, el objetivo de la ponencia ha sido buscar más «simplicidad», «menos burocracia» y «más activismo». Ahora bien, una de las cuestiones más animadas ha sido la aceptación por parte de la dirección de la creación de las corrientes internas.

Sin embargo, el equipo de Junqueras tampoco quiere facilitar que las «corrientes internas» se conviertan en ‘ínsulas’ o subpartidos que hagan oposición interna. De ahí que los estatutos ya prevén la aprobación de un reglamento que controle de cerca estos nuevos instrumentos de organización de la militancia. De hecho, Morales ha recordado que el partido ahora se podrá estructurar en tres fases: la territorial, la sectorial y la de las corrientes internas. En la práctica, en el plazo de seis meses la dirección de la formación presentará una propuesta de reglamento que deberá aprobar el consejo nacional de la formación, que incrementa sus miembros.

Oriol Lòpez, en un moment de la seva compareixença/Marc Puig
Oriol Lòpez, en un momento de su comparecencia/Marc Puig

No pueden ser solo firmas

En la explicación de la transacción de las corrientes internas, Morales ha dejado claro que la intención de la dirección es que sirvan «para aportar al partido». Es decir, que sobre todo sean «internas y que el debate quede canalizado internamente». Entre los requisitos que se establecerán será que deben acoger un mínimo del 3% de la militancia y deberán ser de varios territorios. Por lo tanto, deberá tener «alcance nacional» y no podrá focalizarse solo en una federación o un ámbito territorial comarcal. «Habrá que haber un elemento de revisión», han alertado para que se pueda certificar su funcionamiento y no sea una ocurrencia que «un militante recoja firmas en un momento determinado».

El objetivo de la dirección es permitir el debate interno, pero dentro de un orden determinado. Por lo tanto, la máxima es que si hay críticas a la línea general, deben quedarse dentro de la formación. Es una actualización de admitir que hay ropa sucia, pero debe lavarse en casa. Las condiciones impuestas en los estatutos, que deben ampliarse en el futuro reglamento, están pensadas para obligar a las corrientes a ser estructuras confiables y con cierta duración en el tiempo y no en instrumentos de oposición temporal y precaria.

El Consejo Nacional, un Parlamento

Otro de los puntos de debate ha sido cómo convertir el Consejo Nacional en un «parlamento del partido». De esta manera, el presidente del máximo órgano de decisión entre congresos será elegido por sufragio universal entre la militancia. Además, se añadirán diez consejeros nacionales que provendrán del mundo municipal así como los expresidentes del Parlamento o de la Generalitat. Así serán consejeros nacionales Pere Aragonès, Roger Torrent, Carme Forcadell y Ernest Benach.

En el mismo contexto, los estatutos también crean la Sindicatura de la Militancia. También se potencia el Consejo Metropolitano, -con representación de más de ochenta municipios- y la Mesa de Ruralidades, municipios de menos de 2.000 habitantes. De hecho, ambos tendrán presencia en la ejecutiva nacional del partido.

Pau Morales, en un moment de la compareixença a la premsa durant el Congrés/Marc Puig
Pau Morales, en un momento de la comparecencia a la prensa durante el Congreso/Marc Puig

Cambios en el proceso electoral interno

La ponencia estatutaria, por otro lado, ha avalado introducir cambios en el proceso electoral interno del partido, que por primera vez se ha hecho con mecánica de segunda vuelta para que la dirección elegida, según ha remarcado Morales, cuente con el apoyo más amplio y no pueda ser discutida. “Hemos situado dos elementos de actualización de mejora una vez este sistema se ha puesto en práctica”, y ha remarcado que el proceso congresual se ha alargado “demasiados meses”.

En este sentido, el cónclave republicano ha acordado que si el presidente del partido dimite, la Secretaría General del partido dispondrá de dos meses para convocar el congreso. También se ha acordado que la segunda vuelta del proceso electoral interno se celebre la semana siguiente, y no a las dos que se ha hecho en esta ocasión. Además, las candidaturas que se presenten para dirigir el partido deberán presentar las “líneas maestras” de las ponencias que, en caso de ser elegidos, presentarán a la militancia.

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