Los comunes están dispuestos a presentar batalla para dejar huella en los presupuestos catalanes de 2024. Hace semanas que avisan que el rechazo al Hard Rock será un elemento central en las negociaciones con el gobierno catalán y, aleccionados por la experiencia del año pasado, no dejarán que el PSC los marque el paso. El portavoz de En Comú Podem en el Parlament, David Cid, ha desafiado ERC a imponerse y decir
Cid ha puesto en valor los votos de los comunes, que, ante la falta de adelantos en las conversaciones con Junts y la CUP, ahora mismo son tan necesarios como los de los socialistas. “Los 33 diputados del PSC valen lo mismo que los 8 de los comunes”, ha recordado. El dirigente de los comunes se ha mostrado “decepcionado” con la actitud del PSC, que el año pasado se enrocó con los macroproyectos del Hard Rock, la ampliación del aeropuerto del Prat y la B-40 y este año insiste con el casino como condición para aprobar los presupuestos. “Es el mayor casino de Europa”, ha avisado Cid. “1.200 tragaperras y 300 mesas de juego” en un recinto que gastará «ocho millones de litros de agua al día».

Fulminar el Hard Rock, una decisión política
A pesar de las reticencias del gobierno catalán a intervenir en un proyecto que ya está en el circuito burocrático de la Generalitat, Cid asegura que fulminar el Hard Rock es una “decisión política” y critica a ERC por no querer imponerse. “Tienen que decidir si este es el legado que dejan”, ha espetado. El diputado ha insistido que hay muchas maneras de acabar con el proyecto del Hard Rock, como retocar el impuesto del juego, que bajará del 55% al 10% cuando abre el primer casino. “La Generalitat tiene que tomar una decisión política”, ha repetido.
De este modo, los comunes se podrían encontrar con la tesitura de dejar caer los presupuestos de la Generalitat y los del Ayuntamiento de Barcelona mientras reclaman a ERC que apruebe los del estado. La formación de Ada Colau ha asegurado que tumbará las cuentas de Jaume Collboni si no incluyen un acuerdo para entrar en el gobierno municipal y en el Parlamento votarán en contra de los presupuestos si no se pone fin al Hard Rock. Dos decisiones complicadas para un partido que se juega su supervivencia y que podría llegar a las elecciones catalanas sin la visibilidad que da gobernar el Ayuntamiento de Barcelona y con el desgaste de haber dejado sin presupuestos a las dos grandes instituciones del país.