Antoni Castellà i Clavé, que sustituirá Laura Borràs como diputado a raíz de la retirada del escaño a la presidenta suspendida del Parlamento de Catalunya, es uno de los pocos supervivientes de la gran trituradora política que ha supuesto el Procés para todas las formaciones políticas. Actualmente, es uno de los líderes de una formación pequeña, Demòcrates de Catalunya, una
Castellà era uno de los independentistas semiclandestinos que tenía Unió en sus filas, y siempre formó parte de los famosos comités de gobierno de los democristianos. Nunca se apuntó a las filas de la oposición independentista formal a Duran, representada por el exalcalde de Vic Josep Maria Vila d’Abadal, impulsor y fundador de la Associació de Municipis per la Independència (AMI). Ha sido colaborador de la histórica PUA (Plataforma d’Unitat d’Acció Independentista), diputado, miembro de la Mesa del Parlamento, secretario de Universidades, díscolo de ERC y, incluso, de Junts per Catalunya. Llenar de esteladas una plaza de Burgos o montar una consulta interna dentro de Unió han sido alguno de sus logros en el currículum de un político hábil y con capacidad de entender las reglas del mercado electoral. Y, sobre todo, sin perder la capacidad de eterno elemento sorpresa de la política catalana.

Una larguísima tradición política
Castellà inició su singladura política en 1992, cuando se incorporó a Unió de Joves. Licenciado en administración y dirección de empresas por Esade, donde también ha sido profesor asociado, trabajó en varias empresas, como por ejemplo Polymedic, IKL, y como socio consultor a Clavera & Herrera Asociados, y años después se integró a la consejería de Trabajo, que estaba en manos de Unió. Su etapa al frente de Unió de Joves sirvió para mantener la llama independentista en una formación que era la cenicienta de la coalición CiU.
Una de las historias más explicadas por militantes de Unió veteranos es una de Castellà de cuando Unió de Joves tenía la sede en la calle Grande de Gracia: acordó con la PÚA, de tradición maulet, cederles espacios y el fax para sus actividades. «Todavía recuerdo a Duran gritando porque el entonces ministro del Interior, Ángel Acebes, le llamó poniendo el grito en el cielo porque en los comunicados independentistas vigilados por el ministerio aparecía el fax con el nombre de Unió de Joves!», comentan varios testigos. También organizó en Burgos un homenaje a Manuel Carrasco i Formiguera con varias formaciones independentistas catalanas y vascas. Para el acto llenaron la ciudad castellana de esteladas.

Tranquilidad hasta el 2014
La vida política de Castellano fue relativamente tranquila hasta el año 2014. Fue elegido diputado del Parlamento de Cataluña por la circunscripción de Barcelona en 1999 y ya no dejó el escaño hasta 2011, cuando fue nombrado secretario de Universidades e Investigación. En 2012 volvió a ser elegido diputado y dejó el acta para incorporarse al mismo cargo. Entremedias volvió a formar parte del Comité de Gobierno de Unió después del congreso de Sitges, que Duran ganó contra Vila d’Abadal. Pero el Procés empezó su impulso a raíz de la consulta del 9-N, donde ya se notaron las tensiones en Unió entre los independentistas y los oficialistas de Duran, a los cuales no hacía nada de gracia la consulta impulsada por el presidente Artur Mas.
Después del éxito del 9-N, la política catalana entró en una fase de reproches entre las formaciones independentistas hasta que en enero de 2015, en una cumbre en la Generalitat, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el presidente Mas acordaron celebrar unas elecciones plebiscitarias el septiembre del mismo año, sin unidad de candidaturas. A medida que se acercó la fecha de la convocatoria, Castellà lideró el proyecto Hereus de 1931, donde un buen puñado de militantes de Unió consiguió forzar una consulta interna sobre si la histórica formación optaba a reclamar la independencia. A pesar de perderla, los críticos de Unió consiguieron una victoria moral, porque Duran consiguió una pírrica victoria por solo cuatro puntos de diferencia. La dureza del aparato propició una profunda división que acabó en un consejo nacional extraordinario en Hospitalet del Llobregat, donde se produjo la escisión.
«Una CUP de derechas»
El siguiente paso fue presentar ante la ciudadanía la formación Demòcrates en la sala Barts de Barcelona, ante unas 900 personas. Era julio de 2015. Una formación netamente independentista, liberal y que algunos han bautizado como la «CUP de derechas». Una fecha interesante porque, solo unos días después, Castellà sería una pieza clave en una nueva cumbre en la Generalitat donde Mas consiguió formalizar la coalición Junts pel Sí, que defendía una consulta oficial en Cataluña por la independencia. Castellano participó en las elecciones como candidato y consiguió el acta de diputado. En aquel periodo fue el primero a pronunciar un acrónimo que haría fortuna: RUI, las siglas de Referéndum Unilateral de Independencia, que acabaría siendo la punta de lanza de la legislatura del Primero de Octubre.
El día del referéndum, Castellà hizo la correspondiente guardia en el colegio electoral situado en el instituto Carlos III del barrio de Sants de Barcelona. La aplicación del 155 y el contexto político de entonces hizo que Demòcrates optara por ir en la candidatura de ERC en las elecciones de diciembre del 2017. Castellano la lió en campaña defendiendo la vía unilateral, cosa que rompía el relato de ERC del momento. Fue elegido diputado y tuvo el escaño hasta que el presidente Quim Torra convocó elecciones.
En estos comicios, Demòcrates fue en coalición con Junts, pero esta vez Castellà no iba en una posición de salida y sí otra de las fundadoras de Demòcrates, Titón Laïlla. Mientras tanto, Castellà construía posiciones en el Consell de la República y ha hecho de engranaje entre los republicanos más duros y los sectores más molestos con ERC del gobierno en el exilio. De hecho, Castellano guarda en el cajón un pacto estratégico de varios puntos, que las formaciones tienen como último cartucho de la unidad independentista. Ahora, cuando a Borràs le retiren el escaño, Castellà cogerá su acta porque es el primero de la lista. El hecho de que Castellà logre el escaño puede significar un flotador para Junto para buscar un relevo a la presidencia del Parlamento.
