El presidente catalán en el exilio y líder de Junts, Carles Puigdemont, ha asegurado que regresó a Cataluña para asistir a la investidura de Salvador Illa para poner en evidencia al estado español y destacar que la ley de amnistía no se está aplicando a pesar de estar en vigor. “Había que asumir el riesgo de romper costuras para denunciar un hecho gravísimo que, sin embargo, se normaliza con la proverbial rapidez con la que el sistema español asume los defectos originales: el incumplimiento flagrante y ostentoso de una ley en vigor”, dijo Puigdemont en un mensaje en la red social X. Este viernes 8 de agosto se cumple un año de su regreso fugaz a Cataluña, al igual que hace un año de la investidura de Illa como presidente de la Generalitat. Un año después, todo continúa igual, pero el líder de Junts ha querido recordar el día que dio un discurso en Arc de Triomf y después tuvo que marcharse a Waterloo para evitar ser detenido.
Hoy hace un año que comparecía públicamente en Barcelona, después de casi siete años de no haber pisado el Principado de Cataluña. Lo hice en el lugar y a la hora anunciados, con la intención de asistir seguidamente al debate de investidura del Presidente de la Generalitat que…
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) 8 de agosto de 2025
“Era consciente del enorme riesgo y de la alta probabilidad de que acabara detenido y enviado a Madrid para ser encarcelado de manera incondicional”, continúa. “Hoy aún estaría en prisión, y probablemente a punto de ser juzgado y condenado, porque en España hay cosas y personas que están por encima de la ley y de su propia Constitución. Ya me entendéis: lo que pueda hacer, que haga”, dice en referencia a las palabras que el expresidente español José María Aznar pronunció contra Pedro Sánchez tras su investidura. Puigdemont también ha aprovechado para agradecer “la ayuda indispensable” de todas las personas que le ayudaron a escabullirse de Arc de Triomf y evitar el dispositivo que los Mossos d’Esquadra organizaron para detenerlo. “También se trataba de eso: de romper los planes represores que los españoles tienen preparados para nosotros”.
Muchas incógnitas por resolver
El viaje a Cataluña y el posterior regreso de Puigdemont a Bélgica ha estado rodeado de misterio desde el mismo día que partió de Barcelona y aún hay muchos detalles por esclarecer, pero el presidente en el exilio ha asegurado que aún no es el momento de hablar de ello en primera persona. “Hoy hace un año que comparecía públicamente en Barcelona, después de casi siete años de no haber pisado el Principado de Cataluña. Lo hice en el lugar y a la hora anunciados, con la intención de asistir seguidamente al debate de investidura del Presidente de la Generalitat que se iniciaba en el Parlamento”, explica. “El desenlace lo conoce todo el mundo y ahorraré los detalles, y más cuando la maquinaria represora del Estado español no se ha detenido y hay personas que corren riesgo”.
Recordando aquel día, Puigdemont mantiene que asumió tantos riesgos por una cuestión democrática. “Fui elegido diputado en el Parlamento de Cataluña y tenía el derecho y el deber de estar en la sesión donde se debía votar la presidencia de mi país. La orden de detención dictada por el Tribunal Supremo en mi contra no puede inhabilitar el ejercicio de un derecho fundamental en democracia. Por eso quería acceder a mi escaño, al margen de lo que después hubiera podido pasar”. El líder de Junts también ha explicado que decidió marcharse tan pronto como vio que era imposible llegar al Parlamento sin ser detenido. “Era evidente que cualquier intento habría equivalido a una entrega voluntaria, algo que nunca ha estado en ninguna de mis previsiones ni intenciones en estos casi ocho años de exilio”.