El Parlamento de Cataluña es una institución que otorga peso democrático al país. De hecho, es la viga principal del entramado de la Generalitat, entendida como el poder y la administración del autogobierno en toda su dimensión. El ritual de la constitución del Parlamento constituye un puntal importantísimo que inicia la legislatura, aunque sea para acabar repitiendo las elecciones, como podría pasar esta vez. Este ritual se repetirá este lunes, 10 de junio, a raíz de las elecciones en el Parlamento del pasado 12 de mayo.

El acto implica la creación de un órgano efímero y simbólico como es la mesa de edad. Es decir, la presidencia de la cámara catalana se pone en manos de la persona de más edad entre los diputados electos que han recogido el acta, acompañados de las dos personas más jóvenes del hemiciclo. Un sistema habitual en muchas democracias parlamentarias que eligen un elemento aleatorio, que no depende de la voluntad ni de la adscripción política ni de ninguna mayoría parlamentaria, para hacer la elección de los miembros que tendrán que dirigir el centro vital de la vida política e institucional del país. Por eso, el Estatuto recurre tanto a una fórmula atávica como es la edad, un homenaje a la senectud y la experiencia, como al supuesto nervio de las nuevas generaciones.

Desde el restablecimiento de la Generalitat y las primeras elecciones en el Parlamento de 1980, después de cuarenta años de sumisión al yugo del fascismo, cada inicio de legislatura ha tenido mesas de edad que, vistas en perspectiva, son una arqueología política interesante. Los nombres que han estado en estas mesas simbólicas y de tránsito configuran un álbum de la política catalana contemporánea. Josep Maria Poblet, Roger Montañola, Albert Rivera, Miquel Coll y Alentorn, Joan Puigcercós, Carles Campuzano, Isidre Gavín, Marta Vilalta, Daniel Sirera o Gerard Gómez del Moral son algunos de los nombres. Algunos han pasado a la historia, otras han ido a parar a la papelera de la historia y muchos continúan en activo, incluso formaciones políticas diferentes. La historia gustará o no, pero no se puede cambiar.

Los nombres que formaran la mesa de edad este lunes son el del juntaire e historiador Agustí Colomines como presidente y, como secretarias, las diputadas Mar Besses (ERC) y Júlia Calvet (Vox). Veremos cuál será su historia.

Una imagen icónica de la décima legislatura, cuando la CUP entró por primera vez en el Parlamento, con David Fernàndez votando la composición de la Mesa del Parlamento/Parlamento
Una imagen icónica de la décima legislatura, cuando la CUP entró por primera vez en el Parlamento, con David Fernàndez votando la composición de la Mesa del Parlamento/Parlamento

El 1980, el oficial mayor comienza un nuevo ciclo

La constitución de la mesa de edad resultante de las elecciones de 1980, que llevarían a la investidura de Jordi Pujol, fue oficiada, según el Boletín Oficial del Parlamento de Cataluña, por el entonces “oficial mayor”, que anunciaba con toda la formalidad la decisión de acuerdo con la disposición transitoria quinta del Estatuto de entonces. El elegido como presidente fue Josep Maria Poblet y Guarro, un veteranísimo picapedrero de ERC que provenía del republicanismo de los años 30. Un escritor de Montblanc con un bagaje cosmopolita y cultural enorme y después del largo invierno del exilio en México. Murió al poco de la constitución del Parlamento.

Acompañaban a Poblet como secretarios los diputados Marcel Planelias, un joven diputado del PSUC que provenía de Bandera Roja y que ahora es un prestigioso profesor de Economía; y Antoni Santiburcio, el más jovencito de aquel Parlamento, con escaño del PSC y que provenía de la lucha sindical postcrisis del petróleo de 1973. Santiburcio acabó su carrera política como uno de los concejales más recordados de Barcelona, como uno de los impulsores de los grandes parques de los distritos de San Andreu y Nou Barris.

1984, un histórico y uno que continúa

La legislatura que nació a partir de la primera mayoría absoluta de CiU de Jordi Pujol arrancó con una mesa de edad presidida por uno de los nombres de más prestigio del catalanismo político. El diputado con más años en su partida de nacimiento era Miquel Coll i Alentorn, un nombre histórico del soberanismo y una de las almas más próximas al legado de Manuel Carrasco i Formiguera en las filas de Unión Democrática de Cataluña, una formación que entonces todavía no estaba del todo vampirizada por el duranismo.

Coll i Alentorn, nacido en Barcelona en 1904, fue uno de los fundadores de Palestra, una organización de jóvenes impulsada por Josep Maria Batista i Roca pensada para rejuvenecer el catalanismo agotado después de la dictadura de Primo de Rivera. Coll i Alentorn era ingeniero industrial e historiador, de la mano de otro de los nombres de peso de la historiografía catalana como es Ferran Soldevila. Su figura respondía a la generación republicana de intelectuales poliédricos que intentaron mantener vivo el catalanismo en la noche oscura del franquismo.

En la mesa de edad con Coll i Alentorn había Isidre Gavín i Valls, nacido en Barcelona en 1963, pero que desde los 17 años hace de leridano. Todavía se mueve en la primera línea política. De hecho, fue el cabeza de lista de Junts por Lleida en las elecciones españolas del 23 de julio del año pasado. Ha sido presidente de la Diputación de Lleida por CiU y diputado de 1984 a 1999. También ha gestionado la empresa pública CIMALSA y ha sido secretario general de Infraestructuras y Movilidad. Entre sus hitos está haber impulsado una normativa para regular el burka en la ciudad de Lleida. Con Gavín, compartía mesa Xavier Soto i Cortés, un verdadero referente juvenil del PSC que entonces despuntaba en el crecimiento del socialismo en Cataluña. Desgraciadamente, murió con 33 años y los socialistas bautizaron la escuela de formación con su nombre.

La cabeza de lista de Juntos por Lleida, Isidre Gavín, durante el acto final / ACN

1988, continuidad

Los comicios de 1988 mantuvieron la mayoría absoluta de Pujol. Por lo tanto, las legislaturas continuaban relativamente tranquilas hasta el punto que ya se empezaba a establecer el oasis catalán. La sesión constitutiva de aquella legislatura tuvo como presidente de edad a Felip Lorda y Aláiz, un hombre nacido en Almacelles, Segrià, en 1918. Excombatiente de la República, internado posteriormente en un campo de concentración y después movilizado a la Legión. Traductor, escritor y crítico, vivió en el exilio y a su retorno, y con años de militancia al PSOE y posteriormente en el PSC, permaneció en política en diferentes cargos electos hasta el final de su vida. A Lorda, lo acompañaban, de nuevo, Xavier Soto, y en esta ocasión Miquel Padilla i Díaz, un aranés militante de Unión Democrática que entonces era el segundo diputado más joven de la cámara y que dedicó su vida política al mundo municipal.

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, con el consejero de Derechos Sociales, Carles Campuzano, en su entrada al hemiciclo / Parlamento

1992, Puigcercós y Campuzano a escena 

En la legislatura de 1992, repitió Lorda como presidente de la mesa de edad, pero como diputados jóvenes se incorporaron dos nombres que perdurarían en la política catalana durante muchos años. De hecho, uno continúa a primera línea a estas alturas después de haber roto el carné del partido para el cual trabajó más de 30 años. Así, al presidente de edad lo acompañaban los dos más jóvenes de la cámara, entonces Joan Puigcercós, que llegaría a ser el líder de ERC, impulsor del tripartito y su portavoz a Madrid como “diputado k”. El hombre que hizo pasar los republicanos de 21 escaños a diez. El otro fue Carles Campuzano, actual consejero de Bienestar Social por ERC, y que entonces era una joven promesa de CiU, ya en los tiempos que dirigía la JNC -la rama juvenil de CDC, que era la única organización de la esfera convergente que tenía la estelada al logo. Campuzano ser convirtió en un histórico diputado de CiU en Madrid, identificado con la supuesta ala socialdemócrata de la formación. Ahora Campuzano es diputado por ERC.

Joan Puigcercós, diputado en el Parlamento/matge Mi

1995, un joven Daniel Sirera

La mesa de 1995 ya prometía sorpresas. Fue la primera legislatura, después de Heribert Barrera en 1980, que la presidencia de la cámara catalana recaería sobre una figura ajena a CiU, que tenía la hegemonía. En aquella ocasión, la oposición subió a la tribuna Joan Raventós. En todo caso, la mesa de edad de entonces la configuraron Simeó Miquel Peguera y, como secretarios, Fidel Lora y un jovencísimo Daniel Sirera, del PP. Precisamente, Sirera continúa activo, actualmente como jefe de filas de los populares en el Ayuntamiento de Barcelona. Sirera fue durante mucho tiempo diputado en el Parlamento y sacó las castañas del fuego a los populares, como portavoz, en los momentos de más crisis política de la formación en la cámara catalana.

Sesión de investidura de Jaume Collboni como alcalde de Barcelona. El portavoz del PP, Daniel Sirera, saluda Collboni, después de la operación para impedir a Xavier Trias ser alcalde / Jordi Play
Sesión de investidura de Jaume Collboni como alcalde de Barcelona. El portavoz del PP, Daniel Sirera, saluda Collboni, después de la operación para impedir a Xavier Trias ser alcalde / Jordi Play

1999, un histórico de la radio

El presidente Jordi Pujol arrastró a Joan Viñas, un histórico locutor de radio conocido popularmente por sus campañas benéficas y uno de los primeros presentadores de RTVE en Miramar. Pujol lo convenció para que fuera a las listas de CiU como independiente y salió elegido. Presidió la mesa de edad y ejerció como diputado hasta 2002, como portavoz en la comisión que controlaba los medios públicos desde la cámara. Viñas, nacido en 1918, murió en 2002, antes de acabar la legislatura. Con Viñas, compartía mesa de edad Marc López, un joven integrado en una de las plataformas maragallistas que apoyaban al PSC y que llegó a ser jefe de gabinete del consejero de Agricultura del primero tripartito, Antoni Siurana, y actualmente, director de Agenda Pública. También se sentaba a la mesa de edad Juan Manuel Jaime Ortea, del PSC, un ingeniero que fue el encargado de presidir la comisión de estudio de políticas de juventud durante dos legislaturas.

2003, liberales y jóvenes del PP y CiU 

La mesa de edad del Parlamento que constituiría el primero tripartido del Palau de la Generalitat fue presidida por Carme-Laura Gil i Miró, ex consejera y miembro de la gauche divine convergente que con el Procés se convirtió en una de las caras visibles del sector abertzale convergente. Gil estuvo acompañada de nombres importantes en los años siguientes de la política catalana. En primer término, Rafa López, del PP, el ponente popular de la Ley de Educación de Cataluña. Después de superar un duro tratamiento por un cáncer, se reincorporó entre aplausos del plenario. Convencido liberal, fue una de las voces populares más contrarias a la mano dura de la Moncloa de Mariano Rajoy contra el independentismo, desde su posición en la delegación del gobierno español. Sociólogo y asesor de varios partidos estatales, López es una voz habitual como analista en varios medios de comunicación. Albert Batalla era una joya de la cantera convergente, como alcalde de la Seu d’Urgell se ganó ser jefe de filas de la demarcación de Lleida. Fue uno de los diputados que reprochó públicamente al presidente Carles Puigdemont que quisiera convocar elecciones –cosa que no llegó a hacer– en la crisis post Primero de Octubre, junto con Jordi Cuminal. Hace poco, la causa abierta durante seis años a raíz del Procés que tenía su consistorio fue archivada.

2006, emerge Albert Rivera

La legislatura del segundo tripartito nació con una curiosa mesa de edad. La presidió Josep Maria Balcells, diputado de Ciutadans pel Canvi, la formación de independientes adscrita al PSC a través de Pasqual Maragall. Balcells, periodista y expresentador de los informativos de la desconexión catalana de TVE, tenía el mote de Malaguanyat, en referencia al hecho que era un hombre que era atractivo y, en cambio, pasó su juventud cursando el seminario para ser cura.

imagen lo mi migracio

Balcells tuvo dos secretarios que perdurarían años en política. En primer término, Albert Rivera, líder de Ciutadans, la formación emergente anticatalanista nacida a raíz de los tripartitos. Rivera dio el salto a la política de Madrid convirtiendo Ciutadans en una opción de gobierno posible, la desmesura y la aparición de una extrema derecha más desacomplejada minimizó su discurso hasta la actual desaparición de la formación. La otra secretaria fue Laia Ortiz, una joven de ICV, que haría carrera en la política parlamentaria hasta que Ada Colau la integró -por la cuota de ICV- por la lista del Ayuntamiento de Barcelona.

 2010, cambio de ciclo 

La legislatura nacida de las elecciones que otorgaron 62 diputados a la CiU de Artur Mas se comenzó con la presidencia de edad de Francesc Bragulat. Los secretarios, sin embargo, también se convertirían en habituales de la política catalana. En primer término, José Antonio Coto, un joven del sector duro del PP a quien le encantaba participar en tertulias y encuadrado en la organización del partido que comandaba con mano de hierro el tándem Alícia SánchezCamacho con Enric Millo. Coto dejó la política y se dedicó a la actividad privada. El otro secretario fue Roger Montañola, el dirigente de Unió de Joves, el plantel de Unió Democràtica, que permaneció en el Parlamento hasta 2015, cuando fue número 4 de la lista que encabezaba Ramon Espadaler que resultó un fiasco de tercera vía. Montañola creó una consultoría de empresas pero no dejó nunca la política ni la opinión, y mantuvo la llama de Twenty, un club de políticos y jóvenes emprendedores entremedias del lobby y el think tank. Dotado de un gran sentido del humor y un desacomplejado liberalismo fue el cabeza de lista del PDeCAT a las elecciones españolas del 23 de julio, donde admitió su derrota sin excusas.

Roger Montañola, cabeza de listas del Espacio CIU en el Congreso de los Diputados 20.06.2023 / Mireia Comas
Roger Montañola, cabeza de listas del Espacio CIU en el Congreso de los Diputados 20.06.2023 / Mireia Comas

2012, Dolors Montserrat y Marta Vilalta

Las elecciones avanzadas por Artur Mas en 2012 comenzaron una nueva legislatura extraña, con la pérdida de 12 escaños por parte de CiU después de la victoria agobiante de dos años antes. La presidencia de la mesa de edad que daba el pistoletazo de salida a la legislatura del 9-N fue para la veteranísima Dolors Montserrat, del PP, madre de la actual jefa de filas de los populares en Europa, eso sí, sin tener nada a ver políticamente. Montserrat siempre alardeó de educación, estilo y de no usar la mentira como elemento imprescindible de su actividad política. Montserrat se despidió como diputada aquella legislatura y curiosamente, en su discurso, tuvo palabras muy emotivas para David Fernández, entonces jefe visible de la CUP.

Dolors Montserrat, en una imagen cuando era portavoz del PP en el Parlamento/Archivo El Mundo
Dolors Montserrat, en una imagen cuando era portavoz del PP en el Parlamento/Archivo El Mundo

Uno de los secretarios de la mesa de edad fue, de nuevo, el popular José Antonio Coto Roquet. La novedad fue entonces Marta Vilalta, en la primera gran puesta en escena de la futura portavoz de los republicanos y portavoz en el Parlamento del grupo parlamentario de ERC en la época post primero de octubre.

2015, Julià de Jòdar 

En 2015 fue la legislatura del referéndum y empezó con una presidencia emblemática, cuando menos, con su primer discurso. El escogido por la naturaleza fue Julià de Jòdar, entonces diputado de la CUP. Un escritor comprometido con la izquierda anticapitalista, un intelectual influyente y un firme defensor de la independencia. Ahora es secretario nacional de la ANC, alineado con el sector de Lluís Llach, y firmó manifiestos en favor de la CUP y de Carles Puigdemont en las pasadas elecciones al Parlamento. Fue histórico su discurso como presidente con la famosa frase: «Que ninguna madre de familia necesitada no tenga que decir, como la portera de palacio más famosa de la literatura catalana, la inmortal Secundina: corte quién corte el bacalao, una se queda siempre de portera.».

Acompañaban a Jòdar Joan Giner, uno de los diputados de Cataluña Sí Que Es Pot, la franquicia de Ada Colau en el Parlamento, que tenían el mal nombre de “Qwertys”, porque nadie sabía muy bien cómo se tenían que llamar. Giner, a medida que avanzaba el conflicto en la legislatura, fortaleció sus posiciones soberanistas a favor del referéndum con diputados encuadrados en la misma lista como Àngels Castells o Albano-Dante Fachín, que se opusieron con dureza al tándem Lluís Rabell y Joan Coscubiela, que con sus discursos pretendidamente desde la izquierda hacían poner de pie y aplaudiendo la bancada de Ciutadans y PP.

Con Giner, también había de secretario Gerard Gómez del Moral, precisamente pareja de Marta Vilalta. Uno de los pocos diputados capaces de salir al atril sin papeles y lucir oratoria, convicción y argumentos. Fue el escogido por Oriol Junqueras para amansar la siempre inquieta federación de ERC en Barcelona. Fue enviado a Madrid para neutralizar la figura de Gabriel Rufián, pero lo abandonaron en la estacada y volvió sin hacer ruido para dedicarse al mundo de la prensa de instituciones. 

2017 y 2021, Ernest Maragall 

Las elecciones del 155, el 21-D del 2017, llevaron a tres republicanos a la mesa de edad. El presidente fue Ernest Maragall, posiblemente uno de los últimos mohicanos del establishment político del que el historiador Josep Fontana bautizó como “transacción de 1978”. Maragall lo ha sido casi todo políticamente, de concejal jefe en Barcelona, a secretario del gobierno catalán, consejero de Educación con el tripartito o Exteriores con el pacto ERC-Junts, jefe de filas de ERC en la capital del país o diputado en el Parlamento. Maragall se ha retirado de la primera línea después del batacazo electoral de las últimas elecciones municipales, en que cuatro años antes había sido el más votado. Esta vez, el convergente Xavier Trias le birló la primera posición. Maragall pronunció un sentido discurso que acabó con la famosa frase: “Este país será siempre nuestro”. Una expresión que definía la tensión política y emocional que se vivía por la existencia de presos políticos y la represión que despacio se iba haciendo más presente.

Ruth Ribas, Ernest Maragall i Gerard Gómez del Moral, mesa de edad, a
Ruth Ribas, Ernest Maragall i Gerard Gómez del Moral, mesa de edad, a la sesión del Parlamento del 17 de enero de 2018 (ACN)

A Maragall lo acompañaron el mismo Gerard Gómez del Moral y Rut Ribas, una educadora social que había hecho carrera política en las JERC. Ribas sustituyó en la continuidad de la legislatura a Adriana Delgado en la secretaría cuarta de la Mesa. El 2020 anunció su renuncia a continuar en las listas.

El año 2021, los comicios de la pandemia hicieron repetir a Ernest Maragall como presidente de la mesa de edad. Ahora bien, en esta ocasión los secretarios cambiaron. Por un lado, había el diputado de Vox por Girona, Alberto Tarradas, uno de los más hooligans de la formación ultramontana. Y por la otra, el joven David González, del PSC, que permanece como diputado en la actual legislatura.

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