Sílvia Orriols, de la formación ultraderechista Aliança Catalana, ha sido investida alcaldesa de Ripoll con seis votos pero como lista más votada. El desacuerdo entre Juntos por Cataluña, ERC, la CUP y el PSC ha permitido que Orriols, con seis regidores y como lista más votada, haya sido investida después de un discurso abiertamente xenófobo. Un discurso que el resto de candidatos han intentado partir, pero que no han replicado con la misma contundencia.

Los socialistas han pedido el voto por la republicana Xantal Pérez, mientras que la juntaire Manoli Vega ha pedido el voto para ella misma y, en caso de no ser elegida, ha anunciado que presentará una moción de censura. Por su parte, el cupaire Daniel Vilaseca, ha resaltado que había que «construir puentes» para trabajar para «todos los ciudadanos», por eso ha reclamado un «frente común» político y de los ciudadanos. El cupaire ha pedido a Manoli Vega que no permitiera que Orriols fuera alcaldesa, pero los esfuerzos no han servido de nada. Orriols ha prometido que «gobernará con senderi».

Manifestación, barretina y discursos

La mañana ha empezado distraído en el centro de la ciudad y ante el edificio consistorial. El blindaje de la policía local y Mossos d’Esquadra permitía separar el Ayuntamiento de los manifestantes concentrados contra la posibilidad que Orriols fuera alcaldesa. A las puertas del edificio, lo efiaç binomio de prensa del ayuntamiento que esta mañana se han ganado el cielo con la paciencia y el trabajazo que han hecho. En los alrededores, simpatizantes y votantes de Alianza que argumentaban a la prensa sus razones para votar así como otros mirones que describían la victoria de Orriols con que, al final, hay mucha gente que es «simplemente es racista». «Todo esto es racismo, se llama, y no pasa nada», alegaba uno de los mirones de plaza.

Orriols ha sido la primera al intervenir, después de prometer el cargo para las constituciones catalanas de 1714. Su discurso, el habitual que se puede sintetizar en los tópicos contra el moro. El resto de formaciones también con el discurso de los tópicos del antifascismo low-coste incapaces de desguazar el relato impuesto por Orriols. Los reproches entre los diversos candidatos de las formaciones dejaban claro que las disputas personales, el descontrol de los discursos postelectorales, las críticas y la poca disciplina territorial que mucho más que a menudo sufren las direcciones y los aparatos del partido. Todo ello ha regalado a Orriols una alcaldía simbólica a la villa condal de Ripoll. Al acabar, discurso serenado de la ya alcaldesa, presumiendo de no ser de extrema derecha. Puesta de barretina y canto de los Segadores. Al salir, aplausos y abrazos de un buen puñado de seguidores. La mayoría de Ripoll, pero, hoy era mercado, donde, por cierto, los albaricoques estaban a 1,99 euros el kilo «mal contado».

Sívia Orriols, con barretina después del pleno/Quico Sallés
Sívia Orriols, con barretina después del pleno/Quico Sallés

No ha habido pacte de última hora para vallar el paso a Orriols

La llegada de Sílvia Orriols a la alcaldía de Ripoll era una realidad que solo un giro de guion de última hora habría podido evitar. Este viernes al atardecer, ERC, el PSC y la CUP anunciaron que rompían las negociaciones con Junts para buscar una alternativa en la extrema derecha. El principal escollo de las conversaciones era el veto de Juntos por Ripoll a la presencia de la CUP al gobierno municipal, según han denunciado los tres partidos.

“Bloquear y vetar grupos políticos democráticos no es el que hay que priorizar ahora. El que más necesita la villa es un proyecto fuerte y con unos objetivos comunes y una hoja de ruta clara por la defensa de los derechos humanos, la paz y la convivencia a Ripoll“, han criticado. Por su parte, Juntos ha mostrado su “estupefacción” por el anuncio, puesto que supuestamente habían llegado a un acuerdo con ERC para repartirse el gobierno y los republicanos se desdijeron en el último momento.

La jefa de lista de Junts, Manoli Vega, aseguró después de las elecciones, en las cuales el partido perdió cinco regidores –los mismos que ha ganado la extrema derecha–, que no se veía legitimada para encabezar un gobierno alternativo a Orriols. Después del pacto entre ERC, el PSC y la CUP, la dirección nacional de Juntos aseguró que se sumarían al cordón sanitario y entonces Juntos por Ripoll cambió de postura y exigió gobierno la ciudad.

Sílvia Orriols, al salir del Ayuntamiento, con sus seguidores y con el saludo de la policía local/Quico Sallés
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