El encargado de gestionar el bar del Parlament de Cataluña no esconde cierta alegría por la proximidad de la fecha de la constitución de la nueva legislatura a raíz de las elecciones del 12 de mayo. Han estado semanas duras en el edificio de la cámara catalana. Funcionarios, algún visitante y poquísimos políticos son los que han habitado en aquel palacio inmenso. La doble campaña electoral -entre las elecciones al Parlament y las europeas- así como la discreción de los contactos para la configuración de la Mesa el próximo debe de junio han dejado páramo, aparentemente, el plató parlamentario.

Pero, todo y estas sensaciones, hay vida, como la «causal» encuentro entre la mujer fuerte del PSC, Alícia Romero, con el presidente del grupo parlamentario de Junts, Albert Batet, este mediodía en el salón rosa de los Pasos Perdidos del Parlament. El escenario es casi pintoresco: por ahora, oficialmente, hay negociación por donde tienen que sentarse los diputados. Pero hay chup-chup sobre como articular una Mesa de la Cámara sin revolucionar el gallinero de la contienda electoral europea y se puede llegar, incluso, a especular en un escenario de nuevas elecciones con una candidatura unitaria independentista, tipos Junts pel Sí, o una gran coalición para gobernar de PSC, Junts y ERC, para garantizar estabilidad en Madrid y Cataluña y desgastar la derecha visigótica y sus resortes judiciales.

Primero, despachos y escaños

Este lunes, los grupos parlamentarios ya tomaban medidas para poder decidir despachos y escaños. «A algún lugar tiene que ir la gente», comentaba a El Món uno de los presidentes parlamentarios de las formaciones protagonistas de la nueva legislatura. La ubicación de los grupos y de los despachos es una cuestión importante, sobre todo para los funcionarios, que todavía recuerdan como tenían que compartir espacio con Vox cuando enviaron a los diputados ultramontanos a las buhardillas, donde tradicionalmente hay el registro de la cámara.

Ahora se tienen que poner de acuerdo con la distribución de escaños y despachos, en principio, mañana, en la «junta de representantes» –es decir, lo que es una junta de portavoces durante la vigencia de la Diputación Permanente. Pero, el punto fuerte, y el más sometido al secretismo, es la constitución de la Mesa. Una decisión que teóricamente, así ha sido históricamente, tendría que dar alguna pista sobre el futuro inmediato de la legislatura. Es decir, si existe la posibilidad de un acuerdo de investidura o bien el mandato del 12 de mayo desemboca en la convocatoria de nuevas elecciones en octubre. «La aritmética endemoniada y las elecciones europeas lo enturbia todo ello», coinciden varios diputados veteranos que miran de tomar bien las medidas estos días.

La Mesa del Parlamento espera tener ocupantes en una imagen de este mediodía/Quico Sallés
La Mesa del Parlamento espera tener ocupantes en una imagen de este mediodía/Quico Sallés

Una mesa con todas las sensibilidades

El PSC sabe perfectamente que ha sido escogido el primer grupo de la cámara, pero que el juego de sumas y restos parlamentarios que dejó el 12-M lo obliga a invertirse con la calculadora y el diseño de pactos. Por eso, el PSC fue lo primero a advertir que la Mesa tenía que recoger la pluralidad de la cámara. Una manera sinuosa y diplomática de avisar que el PP se merecía un lugar a la Mesa. Una propuesta que el PP intenta disimular, como si no fuera con ellos. Junts insiste que la negociación para el acuerdo se puede alargar, el PSC tampoco ha puesto la directa y ERC teme que el «ritmo» de los juntaires y los socialistas no hace prever un acuerdo antes del día 10, día en que se tiene que constituir la Mesa, por la tarde. Todo ello, teniendo presente que el día 9 se celebran las elecciones europeas, que son una piedra en el zapato en las negociaciones.

Precisamente, el candidato al Europarlamento para Sumar y uno de los artífices de la amnistía, Jaume Asens, sacudía esta mañana el debate proponiendo desde los micrófonos de Catalunya Ràdio de hacer “suma viable” para la Mesa del Parlamento. Para Asens, la «suma viable» es la “suma progresista” entre el PSC, los Comuns y ERC, ofreciendo a los republicanos la presidencia, por así construir una posible mayoría de investidura del líder del PSC, Salvador Illa.

El negociador de Sumar, Jaume Asens, interviene al acto del Ateneo Barcelonès este martes / Mireia Comas

ERC: «Nadie nos ha ofrecido nada»

Los republicanos, pero, ya dejaron bien claro la semana pasada que «separaban la negociación de la Mesa de la investidura». Al final, la formación no pactará como preguntar a la militancia sobre una posible investidura de Isla hasta el Consejo Nacional -máximo órgano de decisión entre congresos- previsto para el 15 de junio. En todo caso, la portavoz de la formación, Raquel Sans, se desgañitaba este lunes intentando trazar una divisoria entre las dos negociaciones, negando que los hayan ofrecido ninguna presidencia y defendiendo el que ha bautizado como «mayoría antirrepresiva«. Es decir, una mesa configurada por ERC, Junts, Sumar y la CUP, dejando fuera el PSC y Alianza Catalana. Una posibilidad, cuando menos, extraña, porque de cara a la investidura la fórmula no suma suficientes diputados para configurar una mayoría absoluta.

La presión sobre ERC se incrementa con la puesta sobre la tabla de posibles nombres republicanos para presidir la cámara, como por ejemplo el del todavía consejero de Interior, Joan Ignasi Elena, o el de la consejera de Territorio en funciones, Ester Capella. Dos nombres nada al azar, porque son dos nombres bastante relacionados con la Federación de Barcelona y que representan las dos almas que se enfrentaron en el congreso de la federación de Barcelona, que hace años que no vive una tregua. En cualquier circunstancia, ERC ya ha apuntado posibles cartas para una negociación de la investidura, como por ejemplo «la financiación singular». Una propuesta que topa con un buen grosor de la militancia, que busca relevo en la cúpula con una operación Euforia que ha incorporado nombres como Dionisio Guiteras, alcalde de Moià, exdiputado y vicepresidente de la Diputación de Barcelona e hijo político de Joan Puigcercós.

En este sentido, la vieja guardia ha pedido mantener una «transición silenciosa», sea cual sea la respuesta de la formación a la actual circunstancia. «Hay que hacer como hizo Joan Puigcercós cuando dejó el liderazgo, después del trauma electoral del segundo tripartito, en manos de Oriol Junqueras», apuntan miembros del Consejo Nacional consultados por El Món. «Quizás el problema rae en el hecho que demasiada gente mujer la razón y aplaude acríticamente el que proponen los líderes de la formación y, como partido, hemos superado hiperliderazgos y nos hemos recuperado de crisis muy peores», recuerdan las mismas fuentes. Incluso, miembros del Consejo Nacional afirman que «ERC puede sobrevivir perfectamente a Junqueras, y no creemos que Juntos sobreviva a Carles Puigdemont». «Los votantes nos han enviado a la oposición», recuerdan otros consejeros, que hasta ahora han mantenido un papel discreto.

Raquel Sans, en la rueda de prensa de este mediodía a la sede de ERC/Marc Puig
Raquel Sans, en la rueda de prensa de este mediodía a la sede de ERC/Marc Puig

Especulaciones de todo tipo

Las posibilidades de la actual aritmética, y teniendo presente el escenario de Madrid y la aplicación de la amnistía -donde la abogacía del Estado y la Fiscalía tienen mucho que decir- también arrecian la discreción. En Junts, Jordi Turull y el mismo Puigdemont cierran filas con Batet en la negociación. Una señal de la tranquilidad negociadora es que David Saldoni, mano derecha de Turull, domingo por la tarde celebraba tranquilamente las tradicionales Enramades de Corpus de Sallent, municipio del Bages, ahora gobernado por ERC, cuna política de Anna Gabriel y del cual hace tiempo él fue alcalde.

En medio de este mapa político, la espera de las elecciones europeas -sobre todo, por parte del PSC-, la publicación de la ley de amnistía que permita interponer los primeros escritos, el retorno de Carles Puigdemont y la Mesa son los elementos que pueden acelerar la negociación de la investidura. Las opciones son diversas, un nuevo tripartito –que haría falta que los republicanos pasaran por la criba de la militancia, dividida en este aspecto-, una operación Collboni –más arriesgada, porque implicaría Vox–, o la repetición electoral. Pero, últimamente, han aparecido opciones tan marcianas que, a la vista de como ha ido el Proceso, nadie se arriesga a sacar de un virtual tablero de juego. Por un lado, repetición electoral con una lista unitaria independentista -es decir un nuevo Junts pel Sí- o bien una gran coalición entre PSC, ERC y Juntos, que consolidaría el espacio de Madrid y apartaría de la política activa los dos grandes nombres que permanecen del Primero de Octubre, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. «De más verdes maduran…», concluye uno de las camisas viejas del Procés en un bar vacío de actividad.

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