Sin tregua. El ministerio fiscal ha presentado un denso recurso ante el Tribunal Supremo contra la sentencia que absolvió o rebajó sustancialmente las penas a los procesados a raíz de la operación Macedonia. Era el caso que la policía patriótica, en el marco de la operación Cataluña, quiso utilizar para implicar al mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, en una sórdida operación contra el narcotráfico y una presunta red de corrupción policial. Un caso instruido por el mismo magistrado que investiga la operación Volhov o el caso Negreira contra el Barça, el titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona.
En un largo escrito de 108 páginas, al cual ha tenido acceso El Món, la fiscalía carga contra la sentencia del 20 de septiembre del 2022 dictada por la sección segunda de la Audiencia de Barcelona. El recurso asegura que las magistradas vulneraron el derecho a la tutela judicial efectiva del ministerio fiscal con el argumento que declararon «arbitrariamente la nulidad de varios medios de prueba que estaban inicialmente admitidos y con contenido sustancial para incidir en la decisión». A pesar de que la fiscalía apuntó la semana pasada que estudiaría la denuncia de Trapero sobre las maniobras de la policía patriótica contra su figura, el ministerio público hace ahora una apuesta en dirección contraria. Ahora la fiscalía pone en entredicho las absoluciones en un juicio del caso en que se vio implicado inicialmente –fue el escenario de las maniobras denunciadas– y dónde incluso hizo de testigo estrella de la vista oral. La fiscalía pide que se revise la sentencia, que se condene a los absueltos y que se replanteen las penas a la baja impuestas a algunos de los procesados.

El juez de la Volhov, también protagonista
La operación Macedonia, después de una instrucción de más de diez años, acabó con archivos para muchos de los implicados, que ya no llegaron a juicio, y absoluciones y condenas rebajadas, más de las que el ministerio fiscal había pactado con las defensas antes de celebrar la larga vista oral del caso. De hecho, en el juicio de la operación Macedonia cohabitaban casos como la operación Gamba Roja, Saratoga o Riviera con guardias civiles, miembros del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y mossos implicados. Investigaciones relacionadas con la prostitución, sobornos a la policía y narcotráfico. La instrucción del caso se fue complicando e intoxicando, hasta el punto que el juez instructor ordenó, el 16 de julio del 2012, la entrada y cacheo a la sede central de los Mossos d’Esquadra, el complejo policial Egara.
El objetivo de la decisión del juez de hacer aquel cacheo era llevarse las grabaciones de las llamadas de la poderosa División de Investigación Criminal (DIC), en aquellos tiempos dirigida por el entonces intendente Josep Lluís Trapero. Una operación que el jefe de Asuntos Internos del CNP y coordinador de la policía patriótica, Marcelino Martín Blas, detalló al comisario de inteligencia jubilado José Manuel Villarejo en una conversación de octubre del 2013, a la cual también ha tenido acceso El Món.
Justo es decir que las llamadas de la DIC aparecieron al sumario del caso Macedonia y se blandieron durante la vista oral, en un atestado policial de 151 páginas con el número

Un confidente, el exjefe de la Oficina Antifraude y «el objetivo Trapero»
El caso Macedonia tuvo varios protagonistas, como por ejemplo lo confidente Manuel Gutiérrez Carbajo y el subinspector de los Mossos Josep Ranea, ambos absueltos de todos los cargos. De hecho, Gutiérrez Carbajo también fue absuelto de un juicio posterior derivado de la operación Macedonia por delitos de evasión fiscal. Se añadía al elenco de protagonistas el primer jefe de la Oficina Antifraude por su trabajo como fiscal anticorrupción y contra la delincuencia organizada, el fiscal David Martínez Madero, muerto repentinamente al aeropuerto de Milán con 47 años. De hecho, Villarejo fardaba «de haber matado» Madero.
La supuesta colaboración entre el confidente Gutiérrez Carbajo, Martínez Madero y Trapero fue utilizada por parte de la policía patriótica como mínimo desde el mes de enero de 2013. El objetivo es socavar no solo el prestigio y credibilidad de Trapero, sino también de todo el Cuerpo de Mossos d’Esquadra. Además, la policía patriótica tenía un incentivo añadido, el hecho que Antonio Giménez Raso, alías
Madero fue el fiscal del caso y convenció el juez para que lo tuviera enchironado durante cinco meses, todo y la intermediación otros conocidos de la policía patriótica como el exjefe de la UDEF, el comisario José Luis Olivera, o el exjefe de la comisaría del aeropuerto de Barajas, el comisario Carlos Salamanca, juzgado hace un mes por una de las piezas separadas de la macrocausa Tándem. Varias inscripciones a las agendas de Villarejo muestran como el «sumario Mossos» y la conexión «Carbajo-Trapero», del 2013, era puesta sobre la mesa como uno de los elementos para convencer el entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, alías


Navajazos entre policías
La evolución del Caso Macedonia permitió a la policía patriótica convertir Trapero en «objetivo». Pero, finalmente, todo y la investigación de sus comunicaciones no lo pudieron imputar. Después, con el informe de la BARC lo volvieron a intentar, pero ya no estuvieron porque la brigada fue extinguida por el nuevo ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. El caso fue un gran fiasco, pero la fiscalía, lejos de pasar página, más de un año después de la sentencia, de septiembre del 2022, se despierta y lo lleva al Tribunal Supremo, que todavía podría ofrecer alguna sorpresa con alguna revocación de las absoluciones que podrían dar por bonos algunos hechos defendidos como probados durante la instrucción de Aguirre.
Fuentes de la fiscalía insisten en la dificultad de enlazar este caso con las maniobras de la policía patriótica porque no tuvieron acceso directo a la instrucción. Aun así, los Mossos remitieron a la Audiencia Nacional un informe muy completo de cómo habrían incidido las operaciones de la policía patriótica. Y el instructor del caso Villarejo, el magistrado Manuel García Castellón, guardó este escrito de la policía de la Generalitat en un cajón.
Desde la fiscalía justifican ahora la presentación del recurso porque lo consideran «más un caso de navajazos entre policías que no de maniobras de guerra sucia». Un argumento que justificaría la interposición de un recurso en un caso extraño y turbio que todo el mundo quería acabar de manera discreta y rápida.