Lolita Flores ha vuelto a televisión por la puerta grande. Al poco de anunciar que se incorpora como colaboradora del programa nuevo de Ana Rosa Quintana, este miércoles también ha sido la protagonista de
Nacer en una familia de cantantes famosos condicionó su infancia y también la elección de su carrera, irremediablemente. Ha sorprendido mucho que revelara, por primera vez, a qué se habría dedicado en caso de ser una persona anónima: «Me habría gustado ser detective privado, me habría encantado y lo digo seriamente. Además, también me habría planteado hacerme monja«.
El 1995 no fue un buen año para el artista, teniendo en cuenta que la madre murió de un cáncer solo dos semanas antes de la sobredosis que mató Antonio Flores, su hermano. El chico no superó la pérdida de Lola Flores, una tristeza máxima que también experimentó Lolita: «A mí lo que me salvó era que tenía dos hijos y que tenía mi trabajo o mis amigos. Me salvó el hecho de volverme loca durante un año y medio o dos años sin salir».

La hija de Lolita Flores la salvó de su alcoholismo
Su padre también lo pasó muy mal, ya que había perdido la mujer y a uno de los hijos: «No quería vivir porque había perdido el amor de su vida y a su hijo, que es lo peor que puede pasar a un padre». Él tampoco tardó mucho al morir, otra muerte que dejó huérfanas a Lolita y Rosario.
¿Cómo superó un trance como este con tantos familiares muriendo en poco tiempo de diferencia? Desgraciadamente, se vio forzada a refugiarse en el alcohol: «Yo superé el luto a base de tomarme muchas botellas de whisky y de probar sustancias que nunca había probado. No eran cosas muy fuertes y, afortunadamente, nunca estuve enganchada y pude salir».

Si lo consiguió fue, en parte, gracias a su hija: «Elena dio la voz de alarma y llamó mi hermana para decirle que no me veía bien. Me llamó y me preguntó qué me pasaba. Aquello cortó mi pena y mi dolor, me di cuenta de que no estaba actuando bien y que mis hijos estaban por encima de todo».