Sara Carbonero nunca deja a nadie indiferente con sus reflexiones. Desde que en el año 2019 su vida dio un giro de 180 grados a raíz del diagnóstico de cáncer ovárico, la periodista deportiva ha tratado su situación personal de manera cercana y natural. Su perfil de Instagram es un reflejo de sus pensamientos, como una especie de diario personal en el que puede expresar libremente cómo se siente. Ha sido este fin de semana cuando Sara Carbonero ha rememorado aquellos meses de incertidumbre por la enfermedad, en una entrevista muy personal en El País.

La enfermedad «paralizó» su vida
Con treinta y cinco años, recibir un diagnóstico de una enfermedad tan potente puede ser un trastorno personal muy importante. «He tenido que pasar un duelo. El del diagnóstico fue el primer día de mi vida que me enfrenté a la muerte», explica la comunicadora en esta entrevista con el citado medio. Sin embargo, revela que sus hijos han sido un punto de inflexión a la hora de enfrentarse a la enfermedad. «Sin hijos, lo habría llevado de otra forma, pero lo que me mata de dolor es pensar en ellos y en lo que me necesitan».
Más allá de las secuelas físicas, explica que el proceso psicológico también fue clave. «Tuve una época en la que no creía en nada, estaba enfadada con el mundo». Con el tiempo, sin embargo, ha encontrado nuevas formas de espiritualidad y apunta que se siente más conectada con la energía. «Por desgracia, a mí me ha tocado un cáncer. Sé que es multifactorial, que hay parte genética, pero creo que influye el estrés y las emociones».
La vida después del tratamiento
Hace unos meses, Sara Carbonero hablaba por primera vez públicamente de su enfermedad en una gala benéfica. Desde entonces, ha ido compartiendo su día a día con filosofía, aunque en esta entrevista, admite que se ha vuelto «más miedosa». «Intento protegerme y evito riesgos evitables, porque ya tengo bastantes. Pero por eso no dejaré de vivir. Mi verano más divertido pudo ser el de 2019. Me habían operado y dado la quimioterapia y, con mi peluca, me creía Dios», explica sobre una anécdota con su amiga íntima, la periodista Isabel Jiménez. Sea como sea, Sara Carbonero ha aprendido a vivir con más intensidad las cosas. «El cáncer me ha hecho más valiente y disfrutona. Si tengo un buen día, lo disfruto el doble».