Juan Carlos de Borbón y Sofia de Grecia no quisieron perderse la boda del año, el enlace de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo. Muchos piensan que fue el alcalde de Madrid quien les invitó, pero en realidad fue la novia porque se trata de una familiar lejana de Borbones. El aristócrata consiguió un hecho insólito, que los reyes eméritos se reencontraran y acudieran con sus dos hijas y algunos de sus nietos.
Los novios no han podido evitar que se filtraran algunas imágenes del interior de la ceremonia y también de la fiesta posterior. De entre todo lo que hemos podido ver, sin embargo, son unas imágenes de los antiguos monarcas las que más han llamado la atención. X (el antiguo Twitter) va lleno de comentarios que se mofan directamente del video que se ha grabado de Juan Carlos y Sofía en medio del baile. Y es que el matrimonio aparece sentado en unos taburetes en una escena surrealista y con muy poco glamur.
«El infierno debe de ser una cosa parecida a esto«, dice un usuario que se hace eco de las imágenes que ha conseguido
Sofía evita la foto familiar con Juan Carlos de Borbón
Esta era una congregación de gente del PP y de derechas en general, lo que se demostró todavía más cuando se sintieron dos ovaciones muy largas hacia el padre de Felipe VI. También el novio le dedicó unas palabras: «Levanto mi copa por el rey, a quien agradezco que esté entre nosotros. Viva el rey», habría dicho en un discurso al convite animando todo el mundo a brindar por el antiguo monarca.
Del convite, precisamente, se ha filtrado que los antiguos reyes sorprendentemente compartieron confidencias. Ellos que hacen lo imposible por no verse, aquí cambiaron de actitud: «La reina Sofía se acercó más de una vez a Juan Carlos, como si no hubiera pasado nada entro ellos. Imaginamos que con la edad que tienen, las cosas feas se dejan aparcadas».
Las cosas se han calmado, de acuerdo, pero Sofía evitó igualmente tener que hacerse la foto familiar con el resto. Los medios de comunicación inmortalizaron la reunión de Borbones… sin Sofía, que esperaba adentro para ahorrarse el calvario y no tener que hacer ver que formen un matrimonio feliz. No llegaron juntos al enlace y tampoco lo hicieron a la hora de irse, cuando cada uno fue por su parte y sin disimular.


Una reunión que demuestra que las aguas se han calmado y que soportan la presencia del otro otra vez… pero sin pasarse.